
Santiago Peña se acerca a los primeros 100 dÃas de gobierno con un objetivo en mente cada vez más claro: cómo asegurarse la lealtad polÃtica para que su gestión avance sin sobresaltos. Para eso, el presidente evalúa con su equipo una estrategia que le permita mantener el equilibrio interno entre el cartismo y los disidentes del Partido Colorado y, a la vez, darle forma al "peñismo".
Las idas y vueltas con la bancada oficialista en el Congreso terminaron de convencer a Peña sobre la necesidad de marcar un perfil propio, construir poder en base a su cargo y reclutar a dirigentes de la ANR que lo acompañen en estos cinco años. El mandatario cuenta para esta misión con Lea Giménez, jefa de gabinete y parte del núcleo duro del "peñismo" embrionario, y espera hacerlo también con el vicepresidente Pedro Alliana, hombre del partido que conoce los entretelones del Legislativo y las dinámicas territoriales del coloradismo.
Santi enfrenta una rebelión interna del cartismo por la falta de espacios en el gobierno
Pero el plan del presidente no prevé confrontar con el lÃder de la ANR, Horacio Cartes, sino una convivencia con la gran familia colorada a través de actores que manejan puestos de peso. Es el caso del titular del Senado, Beto Ovelar, quien se conduce con relativa autonomÃa y puede mantener a raya a la tropa de Honor Colorado en la cámara alta. Otro dirigente en el radar de Peña es Raúl Latorre.
El presidente de Diputados se corrió de escena durante la pulseada por el proyecto de desafectación de tierras en Remansito y la situación de Hernán Rivas por su supuesto tÃtulo falso de abogado, que terminó con el Senador apartado del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. De hecho, Latorre allanó el camino para que la derogación del acuerdo educativo con la Unión Europea no se concretara en el Senado.
Como muestra de fidelidad, Latorre se abocó a enmendar la relación con los sectores ultrarreligiosos que condenaron la jugada del oficialismo en el Congreso, un gesto bien recibido en el Palacio de López que fuentes del gobierno sugieren que no fue casual. No es un secreto para nadie el comportamiento de la bancada de Honor Colorado causó malestar a Peña, que prefiere un vÃnculo más armónico con los parlamentarios del oficialismo, aunque el Ejecutivo niega que exista una crisis con el oficialismo.
Jorge "Turi" Capello, secretario privado de Peña, es uno de los articuladores de esta estrategia anclada en la capital, territorio de Latorre y otra de las figuras emergentes de la ANR, Nenecho RodrÃguez. El intendente es un dirigente joven con proyección, gestión propia y buen diálogo con el gobierno central, una puerta de entrada para sumar adeptos al "peñismo", un proyecto que, sin embargo, navega en aguas complicadas.
El principal obstáculo para el presidente es la influencia de Cartes y la negativa a conceder mayores cuotas de poder a quienes puedan desafiar potencialmente su conducción al frente de la ANR, algo que de momento ningún dirigente colorado, ni en Honor Colorado ni en la disidencia, busca hacer. Con todo, Peña es consciente de que sin un respaldo a su medida, la gestión turbulenta del dÃa a dÃa no se vuelva crónica.
Los posibles "incodicionales" a Peña meditan los pros y los contras de implicarse de lleno en los planes del presidente, es decir, cuánto tienen para perder y ganar en caso de dar el paso. El mandatario ya cuenta con buena parte del gabinete de su lado, ahora resta probar lealtades y articular un frente propio antes de que el desgaste sea mayor para una gestión que recién empieza a caminar.
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