Santiago Peña trató de esquivar la jugada que los senadores de Honor Colorado preparaban en la cámara alta para despojar de su banca a Kattya González. Primero viajó a Buenos Aires para reunirse con Javier Milei, mientras el cartismo consumaba la expulsión de la encuentrista, y esta mañana se trasladó hasta San Pedro para evitar las repercusiones del golpe protagonizado por Bachi Núñez y su tropa.
Pero el presidente no pudo ignorar a la prensa, que le preguntó sobre la destitución de Kattya. La respuesta fue tan evasiva como culposa, lo que refleja el desacuerdo de Peña con el liderazgo cartista en el Senado. "Es otro poder del Estado. Obviamente hay voces a favor, hay voces en contra. Yo me imagino que si hoy yo tengo que cambiar a un ministro o a un presidente de ente, esa es una decisión que me compete a mÃ", dijo.
Lo cierto es que Honor Colorado tuvo que pasar por alto el reglamento interno del Senado, que establece 30 votos para la pérdida de investidura de uno de sus miembros, y apelar a la Constitución, que habilita la destitución con una mayorÃa simple de 23 votos, justo los que necesitaba el cartismo para echar a Kattya. Sin embargo, no son solo las irregularidades en el proceso lo que distancia a Peña de la bancada oficialista.
Sin respetar el reglamento interno, la mayorÃa cartista en el Senado destituye a Kattya González
La ahora exsenadora fue elegida con más de 100 mil votos hace menos de un año y formaba parte de una oposición reducida que no pone en riesgo la aprobación de los proyectos del gobierno. Ahora es el presidente la cara visible de un partido acusado de autoritario y prácticas poco democráticas, cuando la decisión no se originó en el Palacio de López.
El presidente estaba al tanto de la maniobra desde finales de enero, al igual que la oposición, que mantuvo la situación casi en secreto hasta que un importante dirigente del oficialismo les confirmó lo que tramaba Bachi, según pudo saber LPO. A esa altura, para Peña estaba claro que el jefe de la bancada de Honor Colorado jugaba su propio juego y a su manera, que en el Ejecutivo no comparten desde que estalló el escándalo por la compra de tierras públicas en Jardines de Remansito.
Pero Bachi responde a Horacio Cartes, su protector y lÃder de la ANR, cuya cúpula pergeñó la estrategia para deshacerse de la opositora más incómoda para los colorados. Calé Galaverna salió a operar en los medios, Bachi reunió los votos junto a los aliados y consiguió que los colorados disidentes dieran el quorum en la segunda sesión. Para entonces, Beto Ovelar tampoco pudo resistir los planes del núcleo duro cartista y se sumó al pedido de pérdida de investidura.
Llegada a esa instancia, Peña decidió desentenderse de la suerte de Kattya, aunque sobrevolaba el temor por futuras destituciones. Los intentos por echar a otros senadores podrÃan sobrepasar las filas opositoras y recaer incluso en algunos colorados dÃscolos. Eso explica la disciplina y la falta de cuestionamientos a la maniobra de Bachi que, sin dudas, contó con el aval de Cartes.
Iramain juró en el Senado y Kattya le negó el saludo a Bachi
Mientras el cartismo avanzaba sobre Kattya, Peña le daba consejos a Milei sobre la búsqueda de "consensos polÃticos" en Argentina para sacar adelante sus reformas, y presumÃa de las alianzas que habÃa logrado en el Congreso paraguayo, olvidándose de mencionar deliberadamente la compra de lealtades y las presiones. El bluf forzó al presidente, sin injerencia en su partido, a tomar distancia de la tropa cartista en el Senado.
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