En su segundo discurso ante la Asamblea General de la ONU, Santiago Peña se refirió a cuestiones domésticas y a la situación global. "Vivimos en un mundo convulsionado que pasa por dÃas tremendamente difÃciles", abrió el presidente luego de que pasaran sus pares de Argentina, Javier Milei, El Salvador, Nayib Bukele, y Chile, Gabriel Boric.
"Debemos ser sinceros y admitir que estamos fallando todos en la construcción de un mundo mejor", apuntó Peña, que enumeró los riesgos de la ciberseguridad, la inequidad en la distribución de la riqueza, el cambio climático y el asedio a la democracia. El mandatario sostuvo que era "imperativo e incluso obligatorio" redefinir las instituciones del multilateralismo.
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El presidente pidió terminar con el veto en el Consejo de Seguridad. "La guerra sigue siendo una plaga que se esparce en la humanidad", lanzó. En ese sentido confirmó su apoyo a Ucrania -sin cargar contra Rusia-, tras la reunión que mantuvo el lunes con VolodÃmir Zelenski, y a Israel en su derecho a defenderse. Peña pidió también no equiparar la responsabilidad "entre las autoridades democráticamente elegidas de Israel y los lÃderes del grupo terrorista Hamás".
"Nuestra relación con el Estado de Israel se fundamenta en pilares sólidos como la fe y la esperanza", agregó. Además, Peña aprovechó para insistir en la incorporación de Taiwán a la ONU, algo que choca con la polÃtica de "una sola China" que postula Beijing. "Si hay un paÃs que deberÃa hoy formar parte del sistema de las Naciones Unidas y aún no lo está haciendo, ese es Taiwán", aseguró.
En otra parte de su discurso, Peña señaló la crisis humanitaria en HaitÃ, que presentó como un fracaso de las decisiones multilaterales, y condenó el fraude electoral en Venezuela. "Este proceso ignoró la voluntad del pueblo venezolano y se caracterizó por graves actos del régimen, que resultaron en persecuciones a los principales actores de la oposición y en detenciones arbitrarias. El deterioro de la democracia en Venezuela es evidente, asà como las violaciones sistemáticas de los derechos humanos y las libertades fundamentales", dijo.
Pasando al plano regional, el presidente reconoció que la cooperación seguÃa siendo "un camino indispensable hacia la integración fÃsica y económica" e incluso postuló a Paraguay como centro logÃstico en Sudamérica a través de la hidrovÃa y el corredor bioceánico. En ese mismo tren promocionó la candidatura del canciller Rubén RamÃrez Lezcano a la OEA.
"Estamos convencidos de que su liderazgo contribuirá significativamente a la revitalización de la OEA, promoviendo un multilateralismo más inclusivo y eficiente, que responda a los desafÃos del presente y se enfoque en el bienestar de todos los pueblos del hemisferio", dijo antes de referirse a Taiwán.
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A diferencia de su primer discurso ante la ONU, cuando llevaba poco más de un mes en el cargo, Peña reivindicó sus programas sociales como Hambre Cero y Che Roga Pora y el grado de inversión que obtuvo el paÃs por sus resultados macroeconómicos. "El desarrollo económico es crucial para asegurar la fortaleza futura de la democracia. La prosperidad es el mayor enemigo del crimen, de la división, de la desesperanza. La polÃtica social más efectiva, siempre digo, es la prosperidad económica", insistió.
El presidente logró colar en su discurso el tema de la seguridad después de reunirse este mismo martes con Kurt M. Campbell, secretario de Estado adjunto y otros altos funcionarios del Departamento de Estado de los EEUU. "No existe desarrollo sin seguridad. Tanto a nivel nacional como internacional es lógico adoptar una visión integral de la seguridad con un sentido de cooperación entre las diferentes agencias nacionales e internacionales. Esta es mi visión como presidente de la República", concluyó.
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