Un intenso lobby se viene dando en el Palacio de López por parte de senadores y gobernadores, tanto del oficialismo como de la oposición, para reponer a cónsules y embajadores que fueron barridos en agosto mediante el primer decreto del presidente Santiago Peña.

A contramano de esas presiones, el canciller Rubén Ramirez Lezcano busca ubicar a hombres de confianza con experiencia administrativa que sean capaces de transparentar las finanzas de las sedes diplomáticas que son un botín para dirigentes políticos de todos los colores partidarios.

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Un paso en esa dirección es la decisión de Lezcano de auditar la gestión del consulado de Clorinda, que intenta sacar a la luz el "sistema de calesita" que funcionarios no escalonados o de cupo político aplican a las recaudaciones diplomáticas.

Santiago Peña y Pedro Alliana.

Presidencia de la República del Paraguay

"La demora en las transferencias eran adrede para desviar los fondos de las recaudaciones diplomáticas al mercado negro o a prestamistas. El objetivo es sacar el jugo de esas recaudaciones y ganar en intereses que hoy están casi al 60%. Eso es lo que se intenta sacar a la luz con las auditorías", indicó una fuente diplomática a LPO.

La demora en las transferencias eran adrede para desviar los fondos de las recaudaciones diplomáticas al mercado negro o a prestamistas. El objetivo es sacar el jugo de esas recaudaciones y ganar en intereses que hoy están casi al 60%

Sin embargo, el lobby para mantener los cargos en lugares estratégicos de recaudación doblega a Peña, al punto tal que el mandatario está cediendo en su plan original. De hecho, la gran mayoría de los funcionarios desvinculados en agosto fueron reincorporados, como es el caso de Esteban Matsuo Nakayama Arguello, que por un decreto firmado el 10 de noviembre regresó como oficial asistente en la embajada de Paraguay en Japón.

Lo mismo ocurrió con Rodolfo Serafini Geoghegan, quien logró volver a la embajada paraguaya en Argentina luego de su destitución en agosto. Geoghegan logró sobrevivir a tres presidentes: Fernando Lugo, Horacio Cartes y Santiago Peña.

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También se destaca el caso de la hija del exvicepresidente Juan Afara, Leila Zahira Afara Argüello, que el 28 de setiembre regresó al consulado de Paraguay en Miami. Todos ellos fueron nombrados por el exmandatario Mario Abdo Benítez y permanecen intocables hasta la fecha. Peña no quería abrir otro frente con potenciales aliados, sobre todo cuando busca sumar a las filas del cartismo a exabdistas y políticos desperdigados en otros espacios. 

A pesar de esta reculada del presidente, desde la Cancillería insisten en la revisión de los perfiles de 319 contratados. Pero por una posición de Peña, los que tengan mayor influencia política o amistades cercanas al poder sobrevivirán a la purga que empuja Lezcano.