Santiago Peña está impaciente por concluir las negociaciones con la Unión Europea para cerrar el acuerdo con el Mercosur y, a su vez, volcar tanto al Paraguay como al bloque comercial hacia el Medio Oriente y Asia. Este objetivo fue confirmado por el ministro de Industria y Comercio, Javier Giménez.
Todo indicaba que este era el giro a las relaciones internacionales al que el presidente apuntaba, luego de varias reuniones con líderes de estas regiones e insistir en que abrir mercados con Singapur y Arabia Saudita era la opción que iba a proponer desde el 6 de diciembre, cuando asuma como presidente pro témpore del Mercosur.
Esa es la fecha límite que acordó con Lula Da Silva para cerrar después de más de 20 años las negociaciones con la UE. En el modelo de diplomacia del presidente, socios históricos como EEUU y Europa parecen relegados frente a otros estratégicos, como Taiwán, donde hacer pie para desembarcar en el Pacífico, y algunos que ganan autonomía frente a Washington, como Israel y las monarquías del Golfo en Medio Oriente. Todos en Asia, zona dinámica y clave del comercio internacional.
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El ministro de Industria reconoció que se firme o no el acuerdo con la UE, Peña seguirá su camino hacia continentes distintos. "No son excluyentes. Paraguay tiene impaciencia en llegar a una conclusión con la Unión Europea, firmemos o no. Vamos a girar hacia bloques económicos del Medio Oriente y de Asia", indicó Giménez.
Peña se reunión el domingo con el ministro de Asuntos Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, Shaikh Abdullah Bin Zayed Al Nahyan, quien llegó junto a su comitiva a Mburuvicha Róga. La información oficial señalaba que el país está interesado en incluir a Paraguay en su agenda de inversiones, específicamente, en lo referente a infraestructura. Se mencionó en ese sentido la construcción del nuevo aeropuerto, el corredor bioceánico y la hidrovía.
El financiamiento sería a partir de bonos soberanos del gobierno emiratí. El canciller Rubén Ramírez Lezcano adelantó que habrá una visita inminente de técnicos de EAU, lo que demuestra la velocidad del giro estratégico de Peña. Los tres son proyectos que involucran a la Argentina, en uno de los momentos más bajos de las relaciones bilaterales, y el presidente prefiere esperar antes de anticipar la posición de Argentina, que dependerá de qué pase en las presidenciales del 22 de octubre.
Emiratos ya tenía interés en el país desde antes de Peña. En junio pasado, la ministra emiratí de Estado para la Cooperación Internacional, Reem Al Hashimy, estuvo en Asunción para reunirse con funcionarios de la anterior administración Abdo y representantes del sector privado. Las inversiones estaban sobre la mesa y el expresidente puede arrogarse la iniciativa de abrir el juego de Paraguay hacia afuera.
Durante su estadía en Nueva York, Peña anunció la decisión, como estrategia, de apoyar la candidatura de Arabia Saudita para la Expo 2030, incluso por encima de otros candidatos como Italia y Corea del Sur, con quienes Paraguay mantiene relaciones hace muchos años. Era la antesala de un giro que sacude la línea tradicional de la diplomacia paraguaya con un pragmatismo sin pausa.
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En su discurso inaugural defendió la hermandad con Taiwán, mientras Valdovinos se abría un mes más tarde a inversiones chinas en el país, y se comprometió con Ucrania ante la guerra, aunque en estos momentos Beto Ovelar encabeza la delegación de legisladores paraguayos para un encuentro con pares rusos en Moscú. Peña apuesta por el acercamiento entre Israel y los países árabes del Golfo y por abrir camino hacia el Pacífico por Singapur, ya en el área de influencia de China. Una apuesta que parece ir más allá de lo comercial.
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