
Con una agenda cargada de temas comerciales y de integración, este miércoles y jueves se celebra en Buenos Aires una nueva cumbre del Mercosur, marcada por el traspaso de la presidencia pro tempore a Brasil. El presidente Lula da Silva asumirá el liderazgo del bloque con la mira puesta en acuerdos sectoriales estratégicos, pero el clima estará atravesado por una tensión que ni siquiera figura en el temario: el escándalo de espionaje de la ABIN a Paraguay.
Será la primera vez que Lula y Santiago Peña se encuentren cara a cara desde que se revelaron las denuncias en Brasil. La embajadora Gisela Maria Figueiredo Padovan, secretaria para América Latina y el Caribe de la CancillerÃa brasileña, habló esta semana de la ambiciosa agenda de integración comercial, sostenibilidad y conectividad global que Brasil quiere impulsar durante su mandato, a pesar de las fricciones que recorre el bloque.
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"El foco está en fortalecer al Mercosur y conectarlo con otros bloques como el Brics", sostuvo Figueiredo, en lÃnea con la visión de Lula de un Mercosur con mayor proyección geopolÃtica. También remarcó la intención de avanzar en acuerdos preferenciales para sectores clave de la economÃa brasileña, como la industria automotriz y los productos derivados del azúcar, que hasta ahora están fuera del listado de excepciones del Arancel Externo Común.
Además de los acuerdos sectoriales, Brasil quiere promover un "Mercosur verde", con énfasis en la transición energética y prácticas agrÃcolas sustentables. "Queremos generar una buena impresión de cara a la próxima COP", apuntó la embajadora. Pero en Asunción la expectativa está puesta en el encuentro inevitable entre Lula y Peña, distanciados a raÃz de la operación lanzada por la Agencia Brasileña de Inteligencia durante el mandato de Jair Bolsonaro, pero que habrÃa continuado con el lÃder del PT.
El gobierno brasileño prometió un informe sobre las operaciones ilegales de la ABIN, pero aún no fue remitido a Paraguay. En Asunción apenas aflojó el malestar por el silencio de Itamaraty, aunque también hay cautela. Peña no quiso escalar públicamente el conflicto y espera que en el marco de una bilateral con Lula -aún no anunciada de forma oficial- pueda al menos obtener explicaciones o alguna señal de colaboración.
De todos modos, el gobierno insiste en que el tema no puede quedar congelado indefinidamente, por lo que sigue frenando las negociaciones sobre el Anexo C de Itaipú. Ayer nada más, los aviones Súper Tucanos de la empreasa Embraer llegaron a Paraguay, lo que de alguna forma simboliza que las relaciones tensas entre ambos paÃses no perjudican a acuerdos ajenos al conflicto creado por los espionajes de la ABIN. En Brasil se llegó a especular con que Paraguay podÃa cancelar el contrato como medida de fuerza para acelerar las explicaciones de Itamaraty.
Mientras tanto, Paraguay llega a la cumbre con sus propios intereses. Aspira a sumar 50 artÃculos más a su lista de excepciones al arancel externo común, algo clave para su competitividad, y busca que el acuerdo con la Unión Europea se reactive, tras años de estancamiento. También pone el ojo en la renovación del FOCEM, fondo esencial para la inversión en infraestructura regional.
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El nuevo régimen de excepciones, aprobado recientemente en la comisión pre cumbre, permitirÃa a Paraguay ampliar su lista de 649 a 699 productos para 2030, con condiciones especÃficas sobre los niveles de exportación. Junto a Uruguay, Peña empuja por una mayor apertura del bloque a nuevos mercados.
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