
El presidente llegó temprano a la BasÃlica Menor para la misa central en honor a la Virgen de Caacupé, donde daba por descontado el mensaje con crÃticas del obispo Ricardo Valenzuela, pero no esperaba un escrache por parte de los fieles. "Es fácil venir acá, pararse y el miércoles ir a negociar todo bajo la mesa. La plata de los jubilados no se toca", gritó un hombre luego de que finalizara la homilÃa.
Fue el bautismo de fuego para Santiago Peña, que asistió a Caacupé por primera vez como presidente. Ni Horacio Cartes ni Mario Abdo BenÃtez se salvaron tampoco de los gritos de los feligreses. En esta ocasión, los reclamos vinieron por el proyecto de ley que crea la Superintendencia de Jubilaciones, que según los crÃticos de la iniciativa habilitarÃa al gobierno a echar mano sobre las cajas de los aportantes.
"Paraguay no se calla, la plata de los jubilados no se toca", lanzó el hombre entre los aplausos del público. Peña estaba en primera fila junto a Leticia Ocampos, el vicepresidente Pedro Alliana y la diputada Fabiana Souto. Lo cierto es que el presidente tuvo que dar marcha atrás esta semana con el tratamiento del proyecto en el Senado por el rechazo de algunos legisladores propios y la falta de decisión de Carlos Fernández Valdovinos.
Según fuentes del oficialismo en la cámara alta, el proyecto podrÃa postergarse hasta el próximo año para rebajar la presión social y relaborar la estrategia de discusión de los puntos más controvertidos. Para algunos senadores colorados molestos con el gobierno, no hubo coordinación entre el Ejecutivo y el Congreso y tampoco se trabajó en una campaña para explicar a la opinión pública los supuestos beneficios de la reforma.
Con todo, el mal trago para Peña siguió en el púlpito. "Ese fondo jubilatorio debe permanecer cerrado para su único objetivo, asegurar una vida digna a los obreros y trabajadores después de tanto esfuerzo. Poder disfrutar de su propio aporte jubilatorio cuando le corresponda su retiro del mundo laboral. Ojalá sea el Estado el que cuide y vigile esos fondos reservados", sentenció Valenzuela mirando a los ministros del gabinete.
El obispo de Caacupé también pidió al gobierno "extirpar el cáncer del narcotráfico, del lavado de dinero y el tráfico de personas". "Da la impresión de que muchas conciencias se encuentran adormecidas. No se interviene con decisión ni se ven resultados alentadores a través del tiempo", dijo el monseñor ante la mirada atenta del presidente. Si Peña habÃa escapado de las crÃticas directas a su gestión, esta vez encontró una respuesta adversa en la "capital espiritual" del paÃs.
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