
La falta de respuesta del presidente Santiago Peña a los pedidos que vienen de parte de las principales figuras del comando polÃtico de Honor Colorado, como ocurre con Horacio Cartes, Pedro Alliana y Basilio "Bachi" Núñez, empieza a generar molestias en la cúpula cartista y preocupa por igual a los llamados "peñistas".
El nivel de crispación se arrastra desde la asunción del nuevo gobierno colorado, en agosto de 2023. Sin embargo, con el paso del tiempo se fue acentuando por dos factores que hoy pueden provocar inestabilidad al interior del Gobierno: la poca predisposición de Peña a la hora de imponer decisiones fuertes en temas delicados -la crisis con la DEA marcó un parteaguas en el Ejecutivo- y la negativa a acatar muchas de las órdenes de la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana (ANR).
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En el centro de la discordia aparecen pactos que fueron cerrados en el Congreso gracias a la muñeca polÃtica de Bachi para consentir los pedidos del jefe del Ejecutivo en relación con diferentes proyectos como la ley de la Superintendencia o la del Servicio Civil. Sin embargo, esos gestos no fueron devueltos aún por Peña, lo que empaña el vÃnculo con el oficialismo en el Legislativo y la labor de Alliana con los legisladores.
La desprolijidad con que se manejó el último escándalo que involucró al ministro de la SecretarÃa Nacional Antidrogas (Senad), Jalil Rachid, y que pegó de coletazo a la vocerÃa de la Presidencia y al MITIC, desconcertó a los miembros del Consejo de Defensa Nacional (Codena) y al comando de Honor Colorado, que esperaban un golpe sobre la mesa, es decir, que echara a Rachid y pusiera orden en el gabinete de comunicación.
A esto se suma la falta de "colaboración" del presidente para resolver pedidos del lÃder del Partido Colorado o de su número dos en el Ejecutivo, que en la práctica operan como nexo directo con la dirigencia partidaria, que desde hace más de un año reclama por las promesas electorales incumplidas.
"El vicepresidente Alliana no resuelve nada. Ahà está el problema. Lo poco que sale es para su gente. Tampoco Cartes resuelve nada porque el que tiene la lapicera ahora es Peña. Y quedan con las manos atadas", sostuvo un dirigente de Alto Paraná que habló con LPO.
Prueba de ello es la nula respuesta en lo que hace a la designación de Miguel Olmedo como nuevo ministro de Salud en reemplazo de MarÃa Teresa Barán, quien ya tendrÃa el visto bueno para pugnar por la intendencia de Encarnación. El dirigente cordillerano está en lista de espera, pero el presidente no lo quiere para ocupar el puesto de Barán y resiste la presiones del comando y, en especial, de Cartes.
Este pedido le fue realizado de forma personal a Peña meses atrás y hoy sigue sin darle solución a Olmedo y a Cartes, su padrino polÃtico. El liderazgo de Olmedo en Cordillera se encuentra amenazado por el gobernador Denis Lichi, quien se fugó de Fuerza Republicana para convertirse en el lÃder del departamento e imponer a sus aliados en las municipales previstas para 2026.
Olmedo, tras su despido del Ministerio de Salud -fue viceministro y tuvo una serie de choques con Barán-, fue ninguneado por Peña en varias ocasiones y hasta la fecha sigue aguardando que cumpla su promesa, como ocurre con la dirigencia a nivel nacional. Pero para el presidente no se trata de un promesa, sino un pedido de Cartes, y Olmedo no entra en el esquema de poder y gobernabilidad que busca construir en estos cinco años.
"No solamente la falta de decisiones firmes de Peña empieza a molestar a dos grupos dentro del comando polÃtico, sino por no hacer lo que se le ordena. Cartes le dijo ‘solucioname esto' en relación con Olmedo y Peña no cumplió la orden", comentó un dirigente que es parte del gabinete de Peña y muy cercano al movimiento. No solo apuntan a Peña, sino también a José Alberto Alderete, uno de los asesores del mandatario.
Los dirigentes consideraban que el principal obstáculo para acceder a cargos en el Estado era Lea Giménez, pero ahora admiten que la poca empatÃa para cumplir con las promesas electorales viene del propio Peña. La fecha tope para que las bases puedan acceder a los beneficios de tener a su partido en el poder es marzo. En caso de no haber cambios, los dirigentes no descartan un quiebre en el cartismo desde adentro del gobierno y que incluso Peña tenga que gobernar sin la estabilidad que le da el Congreso.
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