El lunes a la mañana Paraguay se despertó con una noticia que en cualquier parte del mundo generarÃa una conmoción polÃtica: la muerte de un diputado a manos de la policÃa durante un allanamiento en plena madrugada. El hecho encontró a Santiago Peña de viaje por Costa Rica y a la dirigencia cartista rápida de reflejos. Aunque el ministro del Interior dijo desconocer el operativo, algo difÃcil de creer, el blindaje fue automático. Al menos fuera de la Cámara de Diputados.
Para los que siguen el avance narco en Amambay por los medios brasileños, e incluso por la prensa local, el nexo entre Eulalio "Lalo" Gomes y el crimen organizado era un secreto a voces. El Ministerio Público ya lo tenÃa en la mira y en el cartismo era un personaje incómodo. Amo y señor de su departamento, la polÃtica y los negocios locales no se movÃan sin su voluntad. La relación con Jarvis Chimenes Pavão, extraditado a su paÃs, Brasil, durante el gobierno de Horacio Cartes, era una bomba de tiempo.
La muerte de Lalo desordena al cartismo y ahora apuntan a Riera y Legal por el operativo
Quizás por eso la cúpula cartista salió a desligarse del diputado cuando su cuerpo aún no habÃa llegado a la morgue. Basilio "Bachi" Núñez, titular del Congreso, dio el pésame y enseguida se encargó de dejar en claro que Gomes habÃa llegado a la cámara baja gracias al abdismo. Esa digresión viró a una defensa cerrada a Enrique Riera y el comandante de la PolicÃa Nacional, Carlos BenÃtez, pero los colegas de Gomes ya estaban pidiendo que rodaran cabezas. Un dÃa más tarde, este martes, plasmaron el pedido en una declaración.
Ni siquiera el comunicado de Cartes logró bajar la tensión que ya se estaba cocinando en Diputados. Si bien el lÃder del Partido Colorado se mostró a favor de "esclarecer las circunstancias que desembocaron en la muerte del diputado", también llamó a respaldar a la FiscalÃa, la Justicia y la PolicÃa y el mensaje tuvo el efecto contrario. Los diputados del oficialismo sintieron que las autoridades del partido y del Gobierno minimizaron los temores y la bronca por el desenlace fatal de uno de sus compañeros, es decir, uno de los "propios".
El problema es que la ANR y el Ejecutivo no consideraban a Gomes como propio. Peña reapareció esta mañana y siguió con la lÃnea oficial, reivindicó el trabajo de Riera y descartó cambios en el gabinete por el hecho. A esa altura, las incógnitas alimentaban la discusión pública. ¿Cómo no podÃa saber el Gobierno que los policÃas iban a caer en la casa de Gomes? ¿Se puede caratular su muerte como una ejecución extrajudicial? ¿Cuál tendrÃa que haber sido la reacción "ideal" del diputado? ¿Qué garantÃas le quedan a un ciudadano sin fueros ni influencia polÃtica o económica?
No es un hecho normal en una democracia de 35 años que un parlamentario muera por los disparos de las fuerzas de seguridad. Tampoco lo es la infiltración narco, que no solo tocaba a Gomes. Sin embargo, una cosa es un procedimiento con puntos cuestionables que sale mal y otra montarse a su resultado para agitar la amenaza de un juicio polÃtico o aventurarse a pedir la destitución de los responsables, menos sin antes exigir -y escuchar- las explicaciones correspondientes.
Riera y el fiscal general, Emiliano Rolón participarán mañana miércoles de una reunión reservada en el Senado donde tendrán que responder las dudas de los legisladores en torno a varias cuestiones, desde el momento en que apareció el acta de imputación hasta lo que dice el Código Procesal Penal sobre los allanamientos, o si los temores a una posible fuga de Gomes tenÃan sustentos, que el juez Osmar Legal convirtió en una tesis para justificar el efecto sorpresa. Es parte de ir por una desescalada polÃtica y, sobre todo, por la vÃa del esclarecimiento. Y, además, es la estrategia del partido y del Gobierno.
El tema es que la apuesta institucional de Peña se mezcla con el shock y las emociones de los diputados, que tenÃan trato con Gomes, lo veÃan todas las semanas en el recinto y en los pasillos, los cartistas incluso en actos partidarios, no pocos se hicieron amigos. Se trata de un reflejo entendible, al igual que sus preguntas y preocupaciones, también legÃtimas, pero que ni el comando de Honor Colorado ni el Ejecutivo podÃan complacer. De hecho, Peña mandó un mensaje claro con la foto que se hizo sacar con Pedro Alliana, Bachi, Silvio "Beto" Ovelar y Natalicio Chase.
La diferencia está en los que entienden la situación particular de Gomes (Senado) y los que asumen una posición corporativa (Diputados). Sensibilidades y lecturas distintas. Peña tiene que inclinar a su favor esa tensión, en particular cuando Mario Abdo BenÃtez vuelve a escena y el Gobierno entra en su segundo año sin Lea Giménez y un par de cambios en el gabinete que siguen sobre la mesa. El equilibrio es la constante en la ANR y en el Estado. Quién hace valer su jerarquÃa y prevalecer su autoridad.
Pero tampoco se puede subestimar la reacción de los Diputados. La imagen del dÃa fue la diputada Fabiana Souto votando junto a sus compañeros para pedir la expulsión de Riera y BenÃtez. Pasa que Souto es además la mujer de Alliana y el vice rechazó la postura de la cámara. El inesperado final de Gomes apuró la fragmentación y el reordenamiento que el Partido Colorado cada tanto necesita.
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