Luego de varias semanas de trascendidos y un patente malestar entre los socios de Itaipú, el canciller brasileño dejó en claro este lunes que su paÃs no aceptará ningún aumento de la tarifa de la energÃa producida por la hidroeléctrica. Mauro Vieira fue secundado por el ministro de Minas y EnergÃa, Alexandre Silveira, que también defiende una posición intransigente.
La postura se dio a conocer este lunes en una reunión de los funcionarios brasileños con autoridades paraguayas en Asunción para destrabar las negociaciones, aunque el gobierno de Santiago Peña, en medio de los desplantes de la contraparte, insiste en incrementar el precio de la contratación de energÃa, lo que supondrÃa mayores ingresos para el paÃs.
Los brasileños negaron la posibilidad de que el precio superase los USD 16,71 kW/mes, como quedó fijada la tarifa el año pasado. El gobierno de Peña, en cambio, propuso llevarla a los USD 22,23 kW/mes. En el peor de los escenarios, es decir, si no consigue una rebaja, Lula da Silva podrÃa mantenerla tal como está, algo probable por la capacidad de presión de Brasil y la intención de superar el impasse.
El canciller Rubén RamÃrez Lezcano, que lleva adelante las conversaciones, dijo que Paraguay no va a tampoco va a ceder. El mismo mensaje le habrÃa transmitido el propio Peña a Vieira, que hace menos de dos semanas viajó al paÃs para participar de la cumbre de cancilleres del Mercosur. El ministro de Exteriores de Lula tuvo un cara a cara con el presidente en la vÃspera de la reunión, según pudo saber LPO, y la cuestión de Itaipú fue central.
En el Palacio Benigno López esperan una distensión que no llega y que deberÃa producirse, de acuerdo a fuentes internas, en la próxima reunión entre Lula y Peña, en Asunción. Pero Brasil no da señales ni pone una fecha para el encuentro, lo que hace pensar en un acuerdo a las apuradas -la falta de definición presupuestaria en la binacional marca el ritmo y suma presión- y bajo los términos del socio mayor de Itaipú.
En el gobierno hay sorpresa por la falta de sintonÃa con Brasil porque no esperaban una posición tan dura de parte de Lula, cuyo enojo ya no es un secreto para nadie. Lo que la semana pasada eran versiones de la prensa, fueron confirmadas por los protagonistas de la negociación, lo que aumentó el desconcierto en Paraguay.
Enio Verri, director brasileño de la binacional, fue categórico sobre las expectativas de su paÃs y el diagnóstico en relación con sus vecinos. "Lamentablemente Paraguay optó por radicalizarse en lugar de continuar con la vida normal de la empresa y construir un acuerdo como ya se hizo antes", dijo según el diario Gazeta do Povo.
El equipo de Lezcano entiende que las diferencias y hasta los tonos forman parte de cualquier negociación, pero el gobierno empieza a ver lÃneas rojas en el argumento de Brasil. Los dichos de Verri sobre la supuesta radicalización de Paraguay no corresponden con las formas de la diplomacia, ni tampoco le conceden legitimidad al reclamo paraguayo.
Para la administración Lula, la cuestión es demasiado sensible y hay una serie de puntos en los que no pueden ceder. La factura de energÃa para los sectores más pobres de la sociedad, el encarecimiento de la energÃa para la industria brasileña y un antecedente con los paraguayos que no quieren fomentar.
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