El vicepresidente de la Asociación Nacional Republicana ( ANR), Juan Carlos "Calé" Galaverna, intentó justificar la serie de nombramientos y contratos de familiares en el Congreso y despertó la furia de muchos de sus correligionarios. "Si nosotros los polÃticos no le conseguimos algún trabajo a los parientes o a nuestros amigos somos unos inútiles", apuntó el exsenador.
Las expresiones de Calé fueron defendidas por algunos cuadros del partido, sobre todo por aquellos que lograron ubicarse en el Estado por su militancia y el padrinazgo de dirigentes destacados, pero otros ponen el foco en los cupos de confianza en el Congreso, que reclaman para las bases y los convencionales.
"Está bien la empatÃa con la gente que trabajó para la campaña. Pero el abuso, como está ocurriendo, sà es repudiable", dijo a LPO Norma Brizuela, presidenta del Consejo Nacional de Convencionales de la ANR. Como adelantó este medio, el escándalo de los "nepo babies" abrió una grieta en el Partido Colorado.
Los dichos de Calé cayeron mal porque el gobierno apenas reivindica a la dirigencia de base y no le da lugar en los ministerios y organismos públicos luego de haber trabajado por la victoria de abril pasado. La presión ya es insostenible. No pasa un dÃa sin que los legisladores oficialistas reciban pedidos para acomodar a gente del partido en el Congreso, un territorio que parece reservado a los familiares de diputados y senadores.
Los últimos despidos en la ex Aduana y el Instituto de Previsión Social (IPS) ya superan los 500 y en el partido lo califican como una persecución a los correligionarios. El problema para el gobierno es que el reparto de cargos contradice el espÃritu de la ley de la función pública que prevé aprobar en los próximos meses, su plan de austeridad presupuestaria y la intención de achicar el Estado.
"Calé es un cadáver polÃtico a pesar de ser el vicepresidente de la ANR. Se le está dando la oportunidad a este gobierno de acordarse de su gente, pero solo benefician a sus familiares. De seguir asÃ, ni el mejor candidato va a evitar que caiga el partido", señaló a LPO Juan Carlos Mieres, dirigente y exconvencional.
En la ANR tampoco cayeron bien las expresiones del diputado BenjamÃn Cantero, quien no descartó la posibilidad de renunciar a su banca por "no ser la gran cosa" ante la falta de beneficios. Muchos en el partido se preguntan ahora para quiénes hicieron campaña y quién disfruta de los beneficios de un cargo público.
"Acaso no es candidato para legislar. Son una vergüenza. El Congreso es un carnaval y alguien debe decirles que renuncien. Solo acceden al cargo para beneficio propio y no de la gente. Deben ir todos a la cárcel y abandonar el partido ", apuntó Mieres. La mayor amenaza de la cúpula colorada no parece venir de liderazgos internos que se le oponen, sino de las bases y los propios convencionales.
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