
La relación entre el gobierno y el Congreso no es fácil y solo fluye cuando el presidente baja la orden de aprobar una ley necesaria para el oficialismo. Pero la autonomÃa del Legislativo es un dolor de cabeza para Santiago Peña, sobre todo por el comportamiento de la bancada cartista y sus aliados. Los casos de nepotismo, los sueldos exorbitantes para cargos dudosos, los privilegios que autoadjudican tanto diputados como senadores y las disputas de poder marcan un quiebre con el Ejecutivo.
El presidente pidió a sus interlocutores con el Congreso, en espacial al vicepresidente Pedro Alliana, que garantice la disciplina de las bancadas de Honor Colorado en ambas cámaras de cara al próximo periodo parlamentario. El primer aspecto tiene que ver con la conformación de las mesas directivas, que el cartismo quiere mantenerlas para sà y asegurarse que el espacio para la oposición quede en manos de dirigentes afines.
Crece la división interna en el cartismo por la relación con el Congreso y apuntan a Alliana
Bachi Núñez se despegó de la versión del abdismo acerca de un pacto para darle la titularidad de Diputados a un representante de Fuerza Republicana -un puesto al que aspira Daniel Centurión- y dijo que no recibÃa órdenes de nadie. "Yo soy independiente, claro que trabajo con el presidente de la República y estoy orgulloso, pero yo no recibo órdenes", apuntó el jefe de HC en el Senado.
El vÃnculo entre Bachi y Peña quedó herido desde el caso de ocupación de tierras en Remansito y nunca se recompuso. De hecho, el polÃtico de Presidente Hayes amagó con renunciar al liderazgo del cartismo en la cámara alta y solo reculó cuando Horacio Cartes la confirmó su apoyo. Pero el presidente apostó por Derlis Maidana para llevar adelante y negociar los proyectos del Ejecutivo en el Senado.
El problema es que Maidana también aparece involucrado en el escándalo de los "nepo babies". Sus hijos y una sobrina ocupan cargos en el Estado y la contradicción se vuelve insalvable. El presidente dio luz verde para que el Congreso trate la ley que prohÃbe el nepotismo en la función pública y, con los casos salpicando a Alliana, Beto Ovelar y Raúl Latorre, la imagen del oficialismo no escapa a la indignación pública.
Según admitieron fuentes oficiales a LPO, Peña busca establecer reglas claras para poner fin a la polémica y blindar a la tropa colorada de potenciales acciones judiciales. Pero el Congreso todavÃa no da señales de estar en la misma sintonÃa que el Ejecutivo. Mientras el presidente pregona un discurso de austeridad y recortes, los legisladores se atribuyen mayores partidas y se mueven en la dirección contraria.
Esta semana, los diputados y senadores se adjudicaron G. 3500 millones para la caja parlamentaria, que les permite jubilarse con dos periodos, es decir, con tan solo diez años de actividad. Esos fondos vienen de los contribuyentes, y no del aporte de los congresistas, lo que choca con la situación de la caja municipal, que el gobierno se prepara para intervenir ante las denuncias de malversación y falta de pago para los jubilados.
Las direcciones del Congreso también están en la mira por los sueldos que cobran sus responsables en base a tareas poco significativas. Carlos Arrúa, director de Impresión y Encuadernación del Senado, cobra más de G. 20.000.000 por imprimir y repartir menos de una decena de boletines por dÃa. Arrúa cuenta incluso con un equipo que se reparte las escasas tareas. Es claro que la imagen que proyecta el Legislativo, dominado por el cartismo, puede devenir en un malestar público que termine por afectar al gobierno.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.