
Una feroz interna se viene gestando al interior de la iglesia católica paraguaya que este martes midió fuerzas entre el ala más progresista, representada por el cardenal Adalberto Martínez, hasta hoy presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, y el sector más conservador, liderado por los seguidores del exarzobispo de Asunción Edmundo Valenzuela, muy cercano al cartismo.
Según fuentes consultadas por LPO, la intención del grupo que responde al primer cardenal paraguayo continúe por un periodo más, algo que no está permitido por la legislación eclesiástica. Ante esta situación se inclinaron por la elección del obispo de San Pedro, monseñor Pedro Jubinville, un sacerdote canadiense, pero con gran parte de su labor pastoral desarrollada en Paraguay.
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Jubinville es señalado como una suerte de continuación del mandato de Martínez, quien seguiría manejando el principal órgano de la iglesia paraguaya. Fuentes consultadas mencionaron a monseñor Miguel Ángel Cabello como el candidato del ala conservadora. El obispo de Concepción es, además, del entorno de Narciso Velázquez, rector de la Universidad Católica y hombre de confianza de Valenzuela.
Al interior de la iglesia es un secreto a voces la simpatía del papa Francisco por el sector de Martínez. Cuando se lo nombró primer cardenal paraguayo se habló de la intención de larga data de Jorge Bergoglio de otorgarle ese cargo a un paraguayo y que uno de los obstáculos, si no el principal, era la figura de Valenzuela como jefe de la iglesia local.
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Valenzuela es el principal líder del ala conservadora y sus vínculos con el cartismo son también conocidos. Estos incluyen, por ejemplo, su cercanía con el senador oficialista Gustavo Leite. Valenzuela es el principal impulsor de la creación de la Comunidad Cenáculo del Paraguay, organización a la que pertenecen el legislador y su esposa. Además había sido una de las figuras más visibles de la campaña contra la Unión Europea y las ONG. La movida retrocedió con la UE, pero ahora retomó con la ley de control aprobada contra las organizaciones no gubernamentales y la instalación de la comisión antilavado.
Al mismo sector adhieren, además del rector saliente de la UCA, Narciso Velázquez, el integrante del Consejo de a Magistratura, César Rufinelli y el expresidente del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados Cristian Kriskovich, ambos docentes de la facultad de Derecho de la Universidad Católica.
Este último se había visto envuelto en una denuncia por acoso contra una estudiante. El caso incluso llegó a estrados judiciales, con la denunciante exiliada en Uruguay, ante lo que consideraba una falta de garantías por ser el denunciado juez de jueces y fiscales.
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A su vez, la disputa con tintes políticos se traslada al control de la casa de estudios, donde el mismo Narciso Velázquez buscaba mantenerse por otro periodo, pero fue impedido también por los reglamentos de la institución. Según las fuentes, su intención sería la de instalar en el cargo a Rufinelli, con el objetivo de mantener el control de la universidad.
Su candidato cuenta con la férrea oposición de sectores sindicales que lo ven como la continuidad del gobierno de Velázquez, al que señalan con rasgos autoritarios, y al que denuncian por desatar una persecución contra docentes y estudiantes críticos, que incluye un proceso penal contra representantes de ambos estamentos por una medida de fuerza como fue la toma de la institución.
La protesta, realizada en 2017, fue judicializada y terminó con la anulación de la condena contra una estudiante. El caso fue señalado de amañado por presiones políticas de los representantes de la universidad en el JEM.
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