Esta mañana la penitenciaría de Pedro Juan Caballero amaneció tomada por internos de uno de sus pabellones. El amotinamiento se desató por el traslado de uno de los cabecillas de una organización criminal que pretende hacerle contrapeso al Clan Rotela y al PCC. Según el Ministerio de Justicia, hasta el momento no se confirmaron fallecidos, pero sí un herido.
El informe preliminar de la Policía Nacional menciona que una persona de nombre Sergio Andrés Torres Ovelar recibió un disparo en el cuello y fue trasladado al Hospital Regional para ser atendido. Pero el viceministro de política criminal, Rodrigo Nicora, aclaró que es el fiscal Luis Torres el encargado del procedimiento y que recién se ampliará el reporte sobre la situación de la revuelta cuando se constate el estado de las personas.
La hipótesis es que el conflicto en la penitenciaría inicio porque hace días se filtró que trasladaron a Ramón Fariña Figueredo, alias Kamba'i, interno que estaba en proceso de formar otra organización dentro de la cárcel para competirle al Clan Rotela y al Primer Comando Capital, los dos grupos que controlan la cárcel.
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"La información que tengo es que en la prisión se hicieron unos cambios de capataces de seguridad, a lo que los internos se opusieron", dijo Nicora. El viceministro señaló que a los presos les molestaba que se controlara su celda y entonces pusieron resistencia y comenzó el conflicto. Sobre la reubicación de Kamba'i no dieron una explicación certera, pero Nicora sostuvo que los líderes de bandos suelen ser trasladados de la penitenciaría.
Si el amotinamiento se desencadenó por la conformación de un nuevo grupo, se deberá verificar si cuentan con financiamiento, si están cometiendo ilícitos como el tráfico de dorgas y si es que hay guardiacárceles amedrentados, aclaró Nicora. Lo que le pareció llamativo al viceministro fue que el conflicto ocurrió en el pabellón católico, que en teoría suele ser el más tranquilo. La población ahí es de 150 personas.
En menos de seis meses, el punto más flojo del gobierno de Santi Peña es el de la organización penitenciaria, dejando a Ángel Barchini como uno de los ministros con menos resultados. Al iniciar su gestión, sus declaraciones valieron un amotinamiento en Tacumbú y una crisis para que los funcionarios puedan volver a ingresar.
El operativo Veneratio está siendo usado como la excusa para que Barchini pueda reubicarse, aunque las arbitrariedades y la poca claridad en el manejo de la policía como órgano que se encarga de los allanamientos y el orden dentro de Tacumbú exponen al país a denuncias por violaciones de derechos humanos.
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Las cárceles nuevas tampoco están siendo habilitadas -según Nicora porque Veneratio sigue en pie y mientras tanto hay que contabilizar cuánta gente hay en el sistema y qué espacios se necesitarán- y Barchini no logró la aprobación de una ley de máxima seguridad para internos peligrosos por parte del Congreso.
La propuesta habla de "cambios estructurales en el sistema carcelario", pero incluye el encierro por 22 horas al día, sin contacto entre privados de libertad y agentes penitenciarios, con visitas de no contacto y con un límite de día y hora para hablar con su abogado.
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