
La revista Semana reveló supuestos detalles de la investigación que realiza la Fiscalía de Colombia sobre el asesinato del fiscal Marcelo Pecci y sostuvo que tres jefes narco de Paraguay y Brasil hicieron una "vaquita" para concretar el magnicidio.
Uno de los capos es Jarvis Chimenes Pavão, brasileño nacionalizado paraguayo, quien si bien fue detenido en Paraguay y luego extraditado a Brasil, seguía operando desde la cárcel, hasta que el pasado año fue desbaratada la red que comandaba.
El segundo mencionado por la publicación colombiana es Miguel Insfrán, alias Tío Rico, también detenido en Brasil, que lideraba un esquema que enviaba cocaína a Europa y cayó en el operativo A Ultranza Py. El tercero es Jaime Franco, un narco paraguayo que fue condenado a 18 años, pero comandaba operaciones desde la Agrupación Especializada.
Según indica el artículo, los fiscales llegaron a los tres nombres cruzando las investigaciones que involucran estos criminales. Su alianza les llevó a juntar un millón de dólares para el asesinato, que se acordó en Brasil y de ahí los sicarios se movieron hasta Asunción, donde siguieron al agente antidrogas, pero no pudieron matarlo por la seguridad con la que contaba.
"Ya hay rastro y datos exactos de las reuniones y sus participantes, cómo se movió el millón y del grupo de sicarios que durante varios días siguió al fiscal antimafia en los despachos judiciales, su oficina y hasta su casa en Paraguay, donde vivía con su esposa, la periodista Claudia Aguilera", de acuerdo al artículo de Semana. Esto fue confirmado, entre otros, por Francisco Luis Correa, quien transportó las armas a Cartagena y colabora bajo principio de oportunidad con las autoridades colombianas.
Ese fue el motivo por el que el 10 de mayo de 2022, los criminales aprovecharon el viaje de Pecci con su esposa a Cartagena, Colombia, para ejecutar un segundo plan, mientras el fiscal paraguayo descansaba en una playa de la Isla Barú por su luna de miel. La idea original era que pareciera un robo, aunque no hubo oportunidad para montar la escena y esperaron a último día para asesinarlo.
La investigación trasnacional detalla que para el efecto se volvió a juntar otro millón de dólares. Se contrató a una agencia criminal de Medellín y se pagó a los sicarios 2.000 millones de pesos. Los investigadores colombianos lograron resolver el caso en tiempo récord, con la captura y condena de los autores materiales, pero la búsqueda de los intelectuales se tornó complicada porque no dejaron rastro.
Desde Paraguay, el Ministerio Público reconoció que no tiene nada certero acerca del caso. De hecho, el fiscal general Emiliano Rolón dijo que no es posible hallar a los autores materiales y que tienen muchas limitaciones. Otro medio colombiano, El Tiempo, publicó que la Fiscalía de Colombia aceptó la propuesta de Rolón de formar un equipo para la investigación entre ambos países.
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