Diego Dirisio, dueño de la empresa International Auto Supply (IAS) y considerado el mayor traficante de armas de América Latina, fue detenido este viernes en Córdoba junto a su esposa, la exmodelo paraguaya Julieta Nardi. Ambos estaban prófugos desde diciembre pasado, días antes de que se concretara el Operativo Dakovo, la megaoperación conjunta entre Estados Unidos, Brasil y Paraguay que desmontó la red que abastecía a grupos criminales brasileños.
La detención fue liderada por Interpol y la Policía Federal argentina. La pareja podría enfrentarse ahora a un proceso de extradición a Brasil. Según las primeras informaciones, las autoridades paraguayas fueron notificadas una vez consumada la captura, ya que Dirisio se escapó de Paraguay, donde vivía y desde donde operaba el esquema de tráfico de armas procedentes de países de Europa central.
"La Policía Federal tenía un pedido de captura internacional de la Justicia de Brasil. Tras una profunda investigación e intercambio de información con el vecino país, PFA Interpol detuvo a esta pareja", informó este sábado la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich. La captura se precipitó después de una llamada anónima sobre el paradero de Dirisio y su mujer.
Enrique Riera, ministro del Interior, reconoció la colaboración entre Argentina y Brasil. "Este resultado fue posible gracias a un trabajo extraordinario llevado a cabo por la policía argentina y la brasileña. Fuentes de la cartera negaron a LPO que Paraguaya haya sido excluido del procedimiento. Sin embargo, las autoridades paraguayas no pudieron evitar la fuga del empresario, pese a que el gobierno de Santiago Peña había sido alertado de los allanamientos múltiples que se darían en diciembre.
A principios de diciembre, Brasil había solicitado la extradición de Eliane Marengo y María Mercedes, que trabajaban para IAS, los traficantes Aldo Cantero Cáceres, Manuel Antonio Gómez Ojeda, Arnaldo Andrés Cubas Cantero y Ángel Antonio Flecha Barrios y dos integrantes de las Fuerzas Armadas de Paraguay, la capitana Josefina Cuevas, exjefa de control de la Dirección de Material Bélico (Dimabel), y la teniente Cinthia María Turro Braga, que se desempeñaba como asesora jurídica del Registro Nacional de Armas.
Santi condecora a policías y militares del Operativo Dakovo, pero Dirisio sigue prófugo
A nivel judicial, Paraguay cumple un rol auxiliar, luego de aceptar la orden de captura internacional y la extradición de Dirisio. En un primer momento se sospechó que el argentino podría haberse ocultado en algún punto del país. El 12 de diciembre su camioneta Chevrolet Silverado fue encontrada en un estacionamiento del microcentro de Asunción. Desde entonces se desconocía el paradero de la pareja.
"Dirisio es el dueño de la empresa, quien coordinaba todas las acciones de la empresa, hacía gestiones directas para la venta y reventa, consciente de que esas armas debían ser desguazadas y destinadas al crimen organizado. Eso quedó demostrado en la investigación", apuntó esta tarde Flávio Albergaria, superintendente de la Policía Federal de Brasil en Bahía al sitio G1.
La red que lideraba Dirisio logró importar cerca de 43.000 armas a Paraguay por un importe de 240 millones de dólares en tan solo tres años. El armamento abastecía a los grupos criminales Primer Comando Capital y Comando Vermelho de Brasil. Tras dos años de investigación, el Operativo Dakovo permitió la detención de 11 personas, entre ellas militares de alto rango, como el general del Aire Arturo Javier González Ocampo, el exdirector del Registro Nacional de Armas de la Dimabel, el coronel Bienvenido Fretes, y el general Jorge Antonio Orué Roa.
A finales de diciembre, Dirisio habló con el canal Telefuturo desde la clandestinidad para defenderse de las acusaciones en su contra. Entonces calificó de falsos los chats suyos y los de Nardi con funcionarios del Estado que forman parte de la investigación. Además, el empresario criticó el Operativo Dakovo porque las incautaciones y allanamientos fueron hechos sin la presencia de los abogados de IAS y hasta especuló con que las autoridades paraguayas buscaban quedarse con el armamento que pertenecía a su empresa, algo que finalmente ocurrió, como reveló este medio.
Dirisio estaba infiltrado en los organismos militares paraguayos y tenía nexos políticos en el Congreso. El senador cartista Carlos Núñez tuvo que admitir que lo conocía, ya que el empresario era proveedor de la Cooperativa 8 de Marzo de policías. Núñez explicó que la cooperativa compraba armas a IAS a un precio accesible y se las ofrecía a sus socios, que en un 99% son policías en ejercicio o retirados. Este esquema buscaba que los agentes pudieran comprar sus armas, ya que la Policía Nacional no se las provee.
González Ocampo, comandante interino hasta noviembre pasado, era una pieza clave de la red de tráfico que generó ingresos por 240 millones de dólares en tres años. Su rol era pasar información a Dirisio proveída por sus contactos castrenses para importar las armas sin pasar los controles requeridos y enviarlas posteriormente a Brasil.
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