
El Gobierno de Santiago Peña vino a confirmar que el quiebre con la era de Mario Abdo BenÃtez es casi total. Lo prueba el caso de Venezuela, paÃs con el que el exmandatario rompió relaciones diplomáticas tras reconocer como "presidente interino" al opositor Juan Guaidó en 2019, un gesto de alineamiento con la administración Trump. Pero en el medio de esa disputa quedó la discusión de la deuda de más de 300 millones de dólares que Petropar tiene con la venezolana PDVSA.
Luego de ganar las elecciones de abril, Peña recibió el llamado de Nicolás Maduro, con la deuda energética y el restablecimiento de relaciones sobre la mesa, y dijo dÃas después que no era partidario de la "ideologización" de las relaciones exteriores, una lÃnea pragmática a conveniencia -no ocurre lo mismo con el convenio educativo con la UE- que le permite discutir la cuestión de Petropar sin el actual arbitraje internacional.
Peña busca un cara a cara con Maduro y para eso tiene que normalizar el vÃnculo bilateral, que comenzarÃa por la reapertura dela embajada paraguaya en Caracas y la de Venezuela en Asunción. Sin embargo, el canciller Rubén RamÃrez Lezcano reconoció que, si bien hay voluntad, no hay recursos para hacerlo en este momento. Es que la nueva administración implementó una polÃtica de recorte presupuestario en la mayorÃa de las áreas, lo que deja al Ministerio de Exteriores con un margen de acción acotado.
"La reapertura es parte de un proceso que se va a llevar adelante conforme los tiempos lo requieran. Es una decisión de gobierno. Sobre la deuda con PDVSA, eso lo maneja Petropar", dicen a LPO desde CancillerÃa. El lunes fueron cesados unos 85 funcionarios consulares nombrados durante el mandato de Abdo, algo que desde la presidencia enmarcan dentro de una estrategia de austeridad. La reapertura de la sede diplomática en Venezuela, entonces, queda en el aire.
Con todo, la decisión del Ejecutivo está tomada. Peña y sus asesores vieron una oportunidad en la distensión de la Casa Blanca con el régimen de Maduro, que incluye conversaciones más o menos reservadas y promesas de levantamiento de sanciones directamente vinculadas con el petróleo venezolano. Más allá de ese entendimiento entre Washington y Caracas, el gobierno paraguayo busca intentará apurar la negociación con Venezuela antes de que los vientos puedan cambiar en la Casa Blanca con las elecciones de noviembre de 2024.
Como adelantó este medio en julio, el gobierno de Peña podrÃa ser otra pieza más en la vuelta de Venezuela al Mercosur. La Presidencia paraguaya mantiene el suspenso, aunque no se priva de indicios: uno de los ejes de la nueva administración será la integración regional vÃa Mercosur y Unasur, con Lula como actor central y a la espera de lo que pueda suceder en Argentina con las elecciones de octubre. El petróleo entra en esa ecuación.
La discusión de la deuda con PDVSA sin intermediarios le da la posibilidad a Paraguay de negociar una hipotética quita a esa deuda, porque el gobierno no dejó en claro todavÃa si el fondo para pagar los compromisos con la estatal venezolana está disponible, y reanudar la compra de petróleo en caso de que EEUU flexibilice las sanciones y el paÃs necesite un proveedor adicional.
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Y te querés arrimar con Maduro ???
No es por ahí pibe.