
A finales de febrero, Lula da Silva envió a una pequeña comitiva a Asunción para fijar la fecha de la firma del Anexo C del Tratado de Itaipú: 30 de mayo. Pero este viernes no hubo anuncios al respecto.
El presidente Santiago Peña auspició esta mañana un acuerdo para la construcción de una lÃnea de transmisión de 220 kV que beneficiará a la región del Chaco. Si bien se trató de un acto donde el tema energético era central, el Gobierno no hizo alusión a la hidroeléctrica.
En el medio pasaron cosas. Cuando Peña y Lula encaminaban las negociaciones preliminares por el Anexo C -el apartado que ordena las cuestiones financieras y operativas y el precio de la electricidad, entre otros puntos-, un caso de espionaje a funcionarios paraguayos enturbió el diálogo.
El presidente brasileño prometió investigar el hackeo, que no solo involucra a la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin) durante el mandato de Jair Bolsonaro, sino al director designado por Lula, Luiz Fernando Corrêa.
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Lula intentó calmar a Peña, aunque las explicaciones fueron poco claras y la investigación abierta en Brasil tampoco arrojó resultados concluyentes. En represalia, Paraguay congeló las conversaciones en torno a Itaipú y, por ende, dejó sin efecto la fecha lÃmite para la firma del anexo. Lo cierto es que las partes no se habÃan puesto de acuerdo en una cuestión cara a las pretensiones históricas de Paraguay, es decir, la posibilidad de vender su excedente a precio de mercado.
La renegociación del anexo tenÃa que darse en agosto de 2023, cuando se cumplÃa medio siglo de su entrada en vigencia -según lo estipulado en el tratado de la binacional-, pero Peña acababa de asumir en el cargo y buscaba ganar tiempo, a la par que medÃa la predisposición de Lula. Para agregarle otro condimento a la discordia, Marco Rubio se mostró recientemente a favor de usar la energÃa paraguaya para desarrollar la Inteligencia Artificial, un campo en el que EEUU quiere llevar la delantera.
En Brasil no acusan recibo del enojo paraguayo. Patean la pelota con el hackeo y culpan a Bolsonaro y aseguran que el conflicto se resolvió con la reunión del mes pasado de Mauro Vieira y Rubén Ramirez Lezcano en Buenos Aires. Lejos de la realidad, la tensión continúa.
Fuentes del gobierno brasileño consultadas por LPO insisten en que todavÃa "hay una negociación" e intentan no mostrar alarma con la jugada de Rubio. "Es obvio", resumen. Brasil compra la energÃa excedente, la que haya.
Sobre el Anexo C plantean que "cualquier empresa que se instale en Paraguay tiene prioridad en la contratación de energÃa, eso siempre fue asÃ, y siempre será".
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"Brasil compra la energÃa excedente, la que haya. Por lo tanto, eso no afecta para nada ninguna eventual inversión extranjera en Paraguay en cuanto al suministro de energÃa. Es puro sentido común", remarcan. "Lo que se consuma en Paraguay nunca entró en esa ejecución y nunca va a entrar. Eso no depende de la negociacion de ahora", enfatizan.
La realidad es que esta situación marca el peor momento de la relación bilateral entre Paraguay y Brasil que se cristalizan en la falta de acuerdo por Itaipú, la débil explicación brasileña por el espionaje ilegal y un alejamiento claro de Peña a la agenda regional de Lula.
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