En las últimas semanas, los consumidores empezaron a sentir un fuerte impacto en sus bolsillos debido al alza en los precios de las hortalizas, un fenómeno atribuido a las condiciones climáticas adversas, especialmente la sequía. En enero, el Banco Central del Paraguay (BCP) a cargo de Carlos Carvallo Spalding reportó una inflación del 1%, pero se trata de una de las caras de la moneda.
El índice de inflación al alza se vuelve a registrar luego de 10 meses, ya que la última vez que se tuvo una cifra similar fue en marzo del año pasado, cuando se tuvo un 1,1%. Varios productos, como el locote, el tomate y la mandioca experimentaron un considerable aumento de precios para el consumidor final.
La sequía prolongada y el calor extremo afectaron la producción agrícola, reduciendo la disponibilidad de estos alimentos y generando presiones inflacionarias que preocupan tanto a productores como a consumidores. La banca matriz informó que el 55,9% de los productos de la canasta registraron variaciones positivas de precios.
El Banco Central del Paraguay (BCP) presentó el informe de inflación de enero y fue del 1%, cifra superior a la observada en el mismo mes del año anterior, que estuvo en torno al 0,9%. Con este resultado, la inflación interanual se ubicó en 3,8%, resultado superior a la tasa del 3,4% verificada en el mismo periodo previo.
La inflación núcleo, que mide el aumento de precios de los bienes y servicios, registró una tasa mensual del 0,5%. A su vez, la inflación subyacente, que además de excluir a las frutas y verduras no incorpora los servicios tarifados y combustibles, presentó una tasa de variación del 0,6%.
Desde el Gobierno estiman que a finales del mes se estarían estabilizando los precios de los productos que sufrieron los incrementos en los últimos meses especialmente porque la producción nacional empezará a salir al mercado desde fines de febrero. El Ministerio de Agricultura y Ganadería autorizó también la importación de productos frutihortícolas de forma temporal para tratar de contener la disparada de costos.
En paralelo, el mercado cambiario sigue con una fuerte volatilidad, con una tendencia alcista en la cotización del dólar. En respuesta, el BCP intervino con una inyección de USD 85 millones en el mes de enero pasado para tratar de contener la disparada de la moneda norteamericana y evitar un mayor impacto en la inflación.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la cotización de la divisa estadounidense sigue elevada, lo que genera incertidumbre en diversos sectores de la economía. Si bien esta medida puede aliviar momentáneamente la presión sobre el guaraní, no resuelve los factores estructurales que impulsan la devaluación.
El encarecimiento de los productos básicos y la inestabilidad cambiaria suponen un desafío significativo para la economía paraguaya. Mientras, los consumidores buscan alternativas para mitigar el impacto en sus gastos diarios, el sector productivo enfrenta el reto de adaptarse a un panorama climático y económico incierto.
Recientemente también los emblemas privados aumentaron el precio de sus combustibles y obligaron a Petropar al reajuste. También se espera que este incremento tenga su impacto en la canasta básica. En este escenario, el monitoreo de las políticas económicas y las condiciones del mercado serán claves para determinar la evolución de los precios.
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