Editorial
Fin al anacrónico régimen municipal
Por Pablo Daguerre
Buenos Aires tiene una deuda pendiente en relación al reconocimiento de las autonomías de sus municipios. Hay que tomar la decisión y poner sobre la mesa los distintos proyectos.

Titánica parece ser por estos tiempos la tarea de dejar atrás el anacrónico régimen municipal bonaerense; más aún, cuando se necesita acuerdo colectivo, voluntad política real y la toma de decisiones del poder político provincial en sintonía con la autonomía municipal. El telón de fondo es la falta de autonomía institucional de los municipios de nuestra provincia que se encuentran presos de la ausencia de cartas orgánicas.

La reforma constitucional de 1994 incorporó al texto constitucional la figura de la coparticipación federal de impuestos, sus ideas fuerzas estuvieron centradas en la descentralización del poder, dotar de herramientas en la búsqueda incesante de mejorar los aspectos no solo institucionales y políticos, sino también económicos, financieros y culturales.

Los cimientos del régimen municipal se consolidan en el artículo 5 de la Constitución Nacional de 1853, que dice lo siguiente: "Cada provincia dictará para si su constitución bajo el sistema representativo, republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y que asegure su administración de justicia, su régimen municipal y la educación primaria. Bajo éstas condiciones el gobierno federal, garantiza a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones".

Con la reforma del año 1994, en su artículo 123 se ha confirmado aquel deber, otorgándole diferentes alcances y contenido a la autonomía municipal: "Cada provincia dicta su propia constitución, conforme a lo dispuesto por el artículo 5, asegurando la autonomía municipal y reglando su alcance y contenido en el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero". Sin embargo, Buenos Aires, si bien modificó su texto con posterioridad a la reforma constitucional nacional, mantuvo en cuanto al régimen municipal aquello que expresaba su constitución de 1934.

La Provincia de Buenos Aires tiene una deuda pendiente en relación al reconocimiento de las autonomías de sus municipios.

Desde 1983 con el inicio del periodo democrático se viene reclamando el reconocimiento de la autonomía plena de los municipios. Se propone una reforma parcial de la Constitución Provincial a los fines de dotar de autonomía plena a los municipios de la provincia de Buenos Aires y así dar respuesta al reclamo social imperante, logrando una mayor descentralización del poder en nuestro sistema federal.

Parece una obviedad, pero no lo es. Resulta necesario recordar de qué hablamos, cuando hablamos de autonomía: es la potestad que dentro de un Estado tienen municipios, provincias, regiones u otras entidades, para regirse mediante normas y órganos de gobierno propios. En un sentido amplio, esa autonomía es de tipo institucional, política, administrativa, económica y financiera.

No es simple, pero tampoco imposible. Hay que tomar la decisión y poner sobre la mesa los distintos proyectos que buscan potenciar la autonomía, aquellas iniciativas presentadas en la Legislatura Bonaerense que declaran necesaria la reforma parcial de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires con la finalidad de asegurar la autonomía.

Los municipios en Argentina, y particularmente en la Provincia de Buenos Aires, han demostrado que los mismos cada vez absorben una mayor cantidad de competencias de otras instancias de gobierno, y no reciben paralelamente los fondos ni las potestades tributarias necesarias para costear el ejercicio de estas nuevas funciones.

Si se logra la aprobación de las distintas iniciativas legislativas o la que surja del consenso y el debate necesarios para proyectos de estas características, los municipios tendrán autonomía política, administrativa, económica, financiera e institucional, como así también la posibilidad de dictar sus propias Cartas Orgánicas Municipales, y de este modo las ciudades podrán ejercer su poder constituyente y tener normas adecuadas a las necesidades y realidades locales.

Es sustancial y absolutamente trascendente la importancia para el distrito de Bahía Blanca de contar con autonomía política, administrativa, económica, financiera e institucional y dictar su propia carta orgánica, en pos de una mayor descentralización y una administración más eficiente y acorde a los intereses locales.

No importan las banderías políticas, aunque sean un vehículo central en nuestra democracia. Aquí, lo fundamental, es el sentido de la responsabilidad que debemos alcanzar desde todo el arco político a fin de trabajar por la autonomía y el dictado de nuestra propia Carta Orgánica.

Sin lugar a dudas, el camino es complejo y exige voluntad política. Eso sí: el resultado será una mayor descentralización para nuestra ciudad y un mayor avance en nuestra administración, en sintonía con los intereses locales. Si nos miramos en el espejo de las veinte provincias que actualmente han reconocido en sus constituciones la autonomía municipal y los 186 gobiernos locales que han sancionado su carta orgánica, podremos ver que es posible y que están dadas las condiciones para iniciar nuestro propio proceso de trabajo.

¿Tienen los gobiernos locales capacidad suficiente para dar respuesta a las demandas emergentes? ¿Con qué herramientas cuentan? ¿Las complejidades de las demandas de los servicios públicos, pueden ser canalizados por los gobiernos municipales en las actuales condiciones?

¿El antídoto para terminar con el anacrónico régimen municipal bonaerense? Más y mejor democracia. ¿Las herramientas? El diálogo, las ideas y la construcción colectiva. ¿El desafío? Fortalecer la educación ciudadana y la participación.

Los municipios terminan más preocupados por ver la manera de congraciarse con el gobierno de la provincia o el de la Nación para ver la manera de concretar el envío de recursos para poder implementar políticas públicas, más que por la atención a las demandas ciudadanas (que de hecho afrontan), pero no tienen en cuenta las particularidades puntuales de su población, zona geográfica e idiosincrasia

Estado y ciudadanía tienen diversos puntos de encuentro. Uno de ellos, tal vez uno de los principales por estos tiempos y tras una pandemia, es la necesidad de avanzar en la construcción de un régimen municipal que ya resulta obsoleto. Sin dudas que vamos a avanzar como sociedad si modernizamos el régimen municipal y entendemos que este proceso traerá importantes beneficios para los vecinos y las vecinas de Bahía Blanca.

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