Editorial
No es un mal plan económico, es un mal plan político
Por Pablo Cano
El plan económico es, exclusivamente, un plan para garantizar el capital político que Milei porta como bandera en su cruzada libertaria: la baja de la inflación,

Finalmente, el primer presidente economista y uno de los dos políticos más importantes de la tierra es -como él mismo lo reconoce- un político. Y como todo político, tomando a Alberto Fernández como excepción que confirma la regla, piensa en una sola cosa: cómo ganar la próxima elección.

Entonces todas sus acciones deben leerse e interpretarse a través de tal vocación de poder y así la dolarización se transforma en una apreciación del peso y el desprecio por la rosca muta en selfies con saltimbanquis de ocasión... Y el plan económico es, exclusivamente, un plan para garantizar el capital político que Milei porta como bandera en su cruzada libertaria: la baja de la inflación...no hay plan económico, hay una demanda política que subordina al plan económico...massismo austríaco (Pagni dixit).

Sin embargo, el plan sufre la ausencia de rodaje político del sistema libertario y su férreo encapsulamiento en un triángulo de hierro al que el capricho de la historia le dió el ticket ganador y empieza a transitar el más recurrente error en política, confundir fortuna con sapiencia. Y, como la mayoría de las experiencias anteriores, realizan este trayecto con providencial soberbia.

En un rápido check list de factores que empinaron a Milei en la Casa Rosada uno podría enumerar varios que son condición sine qua non y ninguno de ellos tendría que ver con su capacidad mediática ni con su campaña digital. La incapacidad del PRO de resolver su interna después del resultado de las elecciones de 2021 y la autofagia en la que entró el peronismo en su gestión no son mérito de magos del Kremlin ni de seguidores de Hayek. Son simplemente hechos que surgen de la degradación de un sistema político bicoalicionista que promovió tanto la grieta que terminó cayendo en ella. Pero eso es pasado, y la próxima estación electoral se arma sobre el escenario que propone el oficialismo al cual, vale decirlo, se le empieza a notar cierta inquietud por el rosqueo pero, al mismo tiempo, un alto grado de subestimación de la complejidad de la política a la par que sobreestima el termómetro con el cual mide la temperatura social.

Es la inflación, estúpido (?)

Cuando Milei ingresa por la entrada a la casa rosada por la explanada que da a rivadavia, debe pasar frente al busto de Carlos Saul Menem y además de algunas coincidencias carnales que ya ha logrado con el Tigre de Anillaco, claramente debe tener presente la secuencia que en el año 1993 le permitió al riojano ganar cómodamente la elección con el 40% de los votos con una inflación menor al 8% anual y la reelección del 1995 con un índice menor a 2% pese al 17% del desempleo y un 22% de pobreza. La baja de la inflación como el santo grial...sin embargo, en 1997 la incipiente Alianza le ganó al peronismo menemista por 46 a 36 el mismo año que la inflación fue poco menos que 0. Y ni hablar del 2001, cuando en diciembre de ese año entre corralitos y estados de sitio De la Rua logró una deflación del 1,2%. 

No es un mal plan económico, es un mal plan político

Se ha dicho, con razón, que la inflación es castigada electoralmente porque desordena la vida de la gente. Claro que ese desorden, que imprimió a una generación entera a fines de los 80 y parece haber tenido un efecto similar con los sub 40 a fin del año pasado, es un desorden que se revela porque -básicamente- la inflación se percibe cuando alguien puede consumir, de allí la pulsión por el stockeo que caracterizó la conducta del consumidor el año pasado acumulando aceites y papel higiénico de precios cuidados y que es una de las razones por las cuales todas las comparaciones del consumo respecto del 2023 le vienen dando horrible al gobierno. Esto abre una pregunta de cara al próximo año y es que pasará si la gente empieza a percibir antes que la baja de la inflación la pérdida de su nivel de consumo. En realidad, la pregunta es cómo reaccionará frente a tal situación en el cuarto oscuro, porque a todas luces lo que viene sucediendo por fuera de los pequeños extremos intensos de la sociedad es un alto grado de apatía que encontró en el derrumbe del rating televisivo de la reciente cadena nacional del Presidente su última expresión. No hubo cacerolazos, ni marchas masivas de apoyo o rechazo, la mayoría simplemente apagó la tele (o puso netflix, como suele hacer Macri).

El plan del mono(tributista)

Si fuera cierto todo el poder que le adjudican a Santiago Caputo, su mayor mérito no sería la acumulación del mismo, sino tener de testaferros al Presidente y su hermana quienes, en mayor y menor medida, ponen la firma y están a tiro de una justicia siempre activa con los caído.

Lo que no parece bajo tela de juicio es que el plan político del oficialismo encuentra en Caputo y los hermanos Milei los únicos escribas e intérpretes. Y no parece un plan muy sofisticado, por el contrario, luce demasiado confiado en las mismas corrientes del humor social que los depositó en Balcarce 50 soslayando que llegaron como expresión de repudio a los inquilinos anteriores antes que por una reconfiguración del espíritu popular. Ni las grandes mayorías se habían convertido en soldados del proyecto nacional y popular en el 2011 ni habían girado hacia una sociedad meritocrática en 2015 ni socialdemócrata (?) en el 2019. Tampoco hoy hay una legión de leones que se han despertado. De hecho, la incapacidad que muestra LLA para conseguir militancia real, cuadros maso menos normales y poder callejero habla de los límites de los trending topic y las métricas en redes sociales. Si fuera posible encorsetar a toda "la gente" en una sola etiqueta probablemente sería una que diga "resignación", una que péndula entre la tristeza y la esperanza, mucho más como una opción del aguante que como una definición política. Esto no deja de ser un gap a favor del gobierno porque la esperanza se la lleva quien tiene la pelota bajo sus pies a ver si hace un gol y la tristeza apaga los motores del hervor social...pero ojo, que para poner una boleta (o una cruz) en contra de una realidad agobiante no hace falta mucho esfuerzo emocional ni organizativo.

Pero, volviendo al plan, el mismo existe y los roles son claros. Javier pone el carisma, el Jefe parece tomar las riendas de la rosca y Caputo arma el mapa y las coordenadas del plan. Javier supone que tiene crédito abierto para ir y venir de cualquier afirmación y existe un convencimiento que no paga costos, si Posse era el amigo de la vida, ahora lo es Francos. Si los diputados son ratas, ahora son héroes. Si el peso era excremento, ahora tenemos la moneda de los países emergentes más apreciada respecto del USS. Y todo indica que no va a salir de ese lugar. Karina con los Menem de rezago busca armar una herramienta política nacional que se sostiene en pocos fundamentos, uno (probablemente porque Caputo lo entiende así) es que el PRO se subordina o muere. El segundo es que en todos los distritos chicos y con los actores silvestres billetera mata galán, entonces empieza a negociar como todo oficialismo metiendo PAMIs, ANSES y alguna que otra innovación en la captura de los espacios. Esta política de la Jefa tiene 2 grandes puntos ciegos. El primero, no puede hacer pie en los distritos grandes dónde deberá negociar en un uno a uno que puede tornarse largo y fatigoso o tomar los riesgos de enfrentar una división del panoficialismo. El segundo, o sigue comprando llave en mano acordando con jefaturas territoriales o sigue corriendo el riesgo de Arrietas y Paoltronis porque no hay robustez de la fuerza política propia. No es casual que la captura de los diputados que le permitió abrochar el tercio pro veto haya sido toda sobre distritos chicos dónde la grilla electoral se agota en un par de lugares y ya con la zanahoria de la renovación o la contención de unos pocos se cubre el espectro de la oferta electoral posible. Distinto es el caso cuando un diputado vale un piso de 160000 votos.

Los casos de Buenos Aires, CABA, Córdoba y Santa Fe (el 60% de los diputados que se eligen en 2025) muestran que LLA tiene problemas para el cierre por derecha, por el centro e incluso por adentro. Esta vez el outsider tiene que validar título y entonces todo aquel que le muerda unos puntitos le resta en la cuenta final más allá que en el trasiego de la política terminen levantando la mano juntos. ¿Que espacio tiene la LLA en CABA, Córdoba y Buenos Aires si el PRO y los radicales de centro derecha arman algo que se solapa con sus votantes?, que pasa si en Santa Fe y Córdoba los gobiernos provinciales -que bisagrean con el oficialismo- deciden provincializar la elección y fogonean atomizaciones locales?, sobre todo en estas provincias dónde el peronismo kirchnerista carece de figuras y/o caudal. En Buenos Aires ¿a quién le resta en el final de la cuenta que vale (cuántos votos sacó el oficialismo) el monzopicherrandasismo?

Pero, sin embargo, no es lo reseñado el mayor agujero negro del plan político que se sustenta en la tracción de la derrota de la inflación. Podrían suponer los Hermanos MIlei y Caputo que ese logro ordenará la rosca política y, en tal caso, con la maniobra de empoderar al kirchnerismo como antítesis licuar todo atisbo de tercera posición: "ellos son alberto, los piquetes y la inflación" (habrá que ver cómo polarizan en 2/3 de las provincias dónde no hay expresión del kirchnerismo instalada). El problema es que ese dejo mesiánico que tanto se le nota al Presidente y a los alter ego de Caputo en twitter soslaya que la complejidad de la política impide tocar todos los botones al mismo tiempo, quizás con una cuota grande de poder podes tocar varios, pero no todos. Y este gobierno que le pega al mismo tiempo a enemigos y aliados porque confía en su legitimidad popular está yendo al 2025 con un plan económico que, por dónde se lo mire, no permite ver como construye votos.

Un programa de ajuste del gasto puede lograr en varios años la recreación de una macro virtuosa y un ciclo de ingreso de capitales que motoricen la economía sin que el gobierno tenga que darle a la maquinita, con CEPO nadie va a venir hasta que no vea que puede salir como tampoco nadie sale a militar y dar la vida por el Déficit Cero. Lo poco que ha movido el RIGI en protoanuncios impacta en provincias de escaso peso electoral, por el contrario, habrá que ver el humor del campo que encara la cosecha de la gruesa a pérdida y aspira a una reducción de las retenciones para compensar las mismas (mala noticias muchachos, el presupuesto dice que se mantienen y/o aumentan). Los ingresos en blanco que crecen marginalmente están siendo chupados por el regreso del impuesto a las ganancias y, a lo sumo, están en niveles previos a la devaluación. El trabajo informal y aún el trabajo registrado del decil más bajo apenas araña los $ 400000.- Los jubilados se detonan no sólo por su nivel de ingresos sino por la pérdida de ingresos indirectos como la gratuidad de muchos remedios. Las clases medias privilegiadas empiezan a padecer en sus prepagas aumentos mayores a los nominales por los copagos y el paso a venta libre de remedios de uso masivo (pregúntenle a los padres de bebes cuanto sale el hipoglos). En el AMBA (12millones de votos) viajar en transporte público se volvió un gasto agobiante para muchos. El gobierno cree que esto puede conjurarse con una inflación que debería llegar al 2% que, vale decirlo, era el valor promedio de la gestión de Kicillof. Un plan simple, demasiado simple para una realidad tan compleja.

Olvídese de encuestas y tendencias en redes, no vea ratings ni promedios de streaming. Quédese un rato en la verdulería del barrio, en la parada de un bondi que venga del otro lado de la General Paz o vaya a la farmacia más cercana que atiende PAMI . Escuche un ratito los diálogos, mire las caras y después trate de encontrar respuesta a esta pregunta : a quien puede votar esta gente?.

Si la respuesta que le surje es "a nadie" ya está listo para abrir su consultora. Y avisarle al Gobierno (si es que lo contratan) que la mitad de su voto es antiperonista y puede que el año que viene haya otras ofertas similares, pero la otra mitad es ese remanido ciudadano de a pie al cual antes que la baja de la inflación le llega la baja de su nivel de vida y puede caer en la tentación, justamente, de no votar a nadie.

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