Editorial
El fiasco del Pacto de Mayo y las lágrimas de los gobernadores
Por Osvaldo Nemirovsci
El gobierno nacional, fiel a su estilo -un cóctel de estafadores, chantas, improvisados y malas personas-, no cumplió con casi nada de lo que juró en pomposos discursos

Existen etapas en la vida política, que pretender modestia sería casi un juego riesgoso, una impostura que podría sonar forzada o, peor aún, exagerada. Y en ambos casos, no sirve.

Es preferible, entonces, contar las cosas como se sienten, como se viven, con la crudeza que merece la política de estos días. Si en el camino toca destacar algún acierto propio, pues bien, habrá que hacerlo, sin titubear.

Y, en ese sentido, acudo a lo que hace casi un año adelanté con cierta perspicacia, obviamente no siendo el único y ni siquiera estando tan perceptivo para ese análisis, pero lo creo un atinado comentario, entonces y con validez ahora. Y bueno, eso me hace pecar hoy de cierta inmodestia al poner de relieve "que tenía razón".

Hoy, mientras los gobernadores de todo el país alzan la voz -o directamente lloran- por los incumplimientos flagrantes del Poder Ejecutivo Nacional, me permito rescatar unas líneas que publiqué en mayo de 2024. Hablaba entonces del bochorno que fue el famoso Pacto de Mayo, ese supuesto acuerdo que el gobierno vendió como gran gesto de unidad, pero que, en los hechos, no era más que humo.

Decía en aquella nota, y lo sostengo, que el gobierno no ponía nada en la mesa.

Solo promesas vacías, palabras que se lleva el viento. Firmar ese pacto era un error, y lo expliqué así: "Primero, porque los potenciales signatarios, los que más importan en esta etapa, son los gobernadores, no el presidente de la Nación. El gobierno solo pone algo ‘ajeno': recursos para obras o deudas que salen de las arcas públicas. Son los gobernadores los que ponen algo propio, los que comprometen apoyos que surgen de su capital político local. Son ellos los que juegan su prestigio, su caudal electoral, sus continuidades. Y ni siquiera tienen en cuenta los frescos antecedentes de la contraparte del oficialismo nacional, que no acostumbra a cumplir compromisos. Casi una apuesta a la nada, o a poco".

Pasaron los meses y el tiempo dio la razón a estos argumentos. Hoy, en muchas provincias, las lágrimas de los gobernadores inundan los pasillos de las casas de gobierno, y sus quejas resuenan como truenos. ¿Qué pasó con las transferencias prometidas? ¿Dónde está la obra pública? ¿Y los aportes que debían llegar? ¡Simulacro! ¡Farsa!

El gobierno nacional, fiel a su estilo -un cóctel de estafadores, chantas, improvisados y malas personas-, no cumplió con casi nada de lo que juró en pomposos discursos.

Agua y ajo, como dice el refrán. Y después de aguantarse y joderse, a los gobernadores no les queda otra que ponerse firmes. Que saquen la cara, que pongan onda opositora, que muestren coraje. Porque con este oficialismo, esperar buena fe es como apostar al vacío. Y ya vimos cómo termina eso.

Publicar un comentario
Para enviar su comentario debe confirmar que ha leido y aceptado el reglamento de terminos y condiciones de LPO
Comentarios
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento de terminos y condiciones será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
Más de Osvaldo Nemirovsci

Nuestro Bergoglio, argentino y cuervo

Por Osvaldo Mario Nemirovsci
Su papado fue y será un faro de guía doctrinaria en lo religioso y esclarecedor y contundente en su mirada social y política.

Están rompiendo más de cien años de avances laborales

Por Osvaldo Mario Nemirovsci
Milei, Caputo y Sturzenegger juegan con la destrucción de miles de hogares, que pueden perder y otros que perderán, su sustento.

La crueldad como política pública

Por Osvaldo Mario Nemirovsci
¿Vamos a esperar que algún fanático libertario, que los hay sin duda, maté a quien considere un hijo de puta y se sienta avalado por las frases violentas del presidente?

Acerca de ajustes, crueldades y oposiciones

Por Osvaldo Mario Nemirovsci
Cuando la Justicia algún día, la memoria popular y Dios como simbólico valor de espiritualidad pidan cuentas, a Milei, Caputo y Sturzenegger habrá que adosar a Mario Lugones.

"Yo no fui señorita, fueron las ratas inmundas"

Por Osvaldo Mario Nemirovsci
Para dejar a buen recaudo el honor del presidente, sería muy útil que éste se someta a la justicia y que el Parlamento asegure que ese paso ocurra con todas las garantías de la ley.

Si a Milei le conviene, al peronismo no

Por Osvaldo Mario Nemirovsci
Tomar el costo económico de las PASO como dato negativo es olvidar que nunca nos salió tan caro, no votar, como en el período 1976/83.