Las elecciones de 2019 marcarán un antes y un después en el largo proceso de descentralización de la Ciudad de Buenos Aires. La elección a Jefe de Gobierno -independientemente del espacio que gane- contará con la particularidad que una vez definida, por primera vez habrá comunas conducidas por la oposición al gobierno, que no sólo se expresará en la Legislatura porteña, sino también a través de sus representantes en los barrios. Esta situación novedosa va a cambiar el lugar de las y los vecinos en la administración de la ciudad.

En una ciudad en donde el presupuesto no es un problema, lo central pasa por la decisión sobre qué priorizar en el gasto y en qué invertir. Las distintas miradas que resulten de la voluntad ciudadana obligarán al sistema político porteño, y al legislativo en particular considerar al territorio y a su representación política como actores centrales de las decisiones a tomar. Barrios enteros tendrán en las administraciones comunales la posibilidad de construir y consensuar políticas públicas que responderán a las necesidades e intereses locales, construyendo de abajo hacia arriba las prioridades de gestión.

Las juntas comunales deben ser partícipes centrales del debate del presupuesto 2020. Los instrumentos para esto son el presupuesto participativo y los consejos consultivos comunales, espacios de debate y consenso de la ciudadanía. Para ello, sería necesario que el proyecto de presupuesto que eleve el Ejecutivo porteño a la Legislatura en el medio de un proceso electoral contemple estos mecanismos. El aislamiento del poder legislativo en la problemática cotidiana de los y las porteñas tendrá la oportunidad de modificarse a partir de una realidad inminente que será construida mediante un círculo virtuoso entre el Ejecutivo, la Legislatura porteña, el gobierno comunal y organizaciones de la sociedad civil que actúan en cada comuna de la Ciudad.

En este sentido, el nuevo gobierno deberá ser capaz de llevar adelante este desafío de ampliación democrática. El futuro se construye dialogando y promoviendo la participación ciudadana. Hay que saber escuchar a las y los ciudadanos a través de su voto y de la pluralidad de sus opiniones. Generar acuerdos, a través de las diferencias, es mejorar el sistema porteño de representación política. Las y los vecinos en los barrios van a ser protagonistas de esta transformación democrática, donde lo público esté más cerca de las realidades cotidianas.