Editorial
Saldremos adelante escuchando y ayudando a la gente
Por Rosalía Fucello
El 2021 será igual o más de complejo que el anterior. El ritmo de vacunación impulsado por el Gobierno no es el deseado ni el prometido, y no quiero ser redundante con la campaña de vacunación VIP.

Un año atrás, comenzábamos en el país a transitar la etapa de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio dispuesto por el Gobierno nacional para enfrentar la pandemia del Covid-19. A medida que transcurría el tiempo, nos fuimos adaptando como país y sociedad a los efectos que esta etapa fue dejando en los ciudadanos.

El Gobierno, en torno a las distintas disposiciones que fue concretando con el paso de los meses, priorizó controlar la pandemia sanitariamente (en eso no hay discusión), pero lo hizo relegando la situación económica de millones de argentinos que comenzaron a ver cómo su negocio de toda la vida cerraba o cómo no podían afrontar la situación anormal por la que estamos atravesando.

Lo más problemático de todo es que no terminó haciendo ninguna de las cosas: la situación sanitaria es delicada porque los casos se multiplican a diario; y en el plano económico, que sigue esperando algún tipo de respuestas o medidas concretas a las necesidades que padece.

Al cerrar actividades prematuramente y las trabas que fue imponiendo al empleo formal, devastaron a las PyMEs, obligaron a miles de comercios a cerrar y abrieron las puertas para que las grandes empresas salgan de nuestro país.

Esto se tradujo en un alto índice de desempleo. Según un informe de CIPPEC, la caída del empleo afectó en mayor medida a los trabajadores de menores calificaciones. Quienes poseen estudios primarios incompletos redujeron su empleo en un 28%, mientras que las personas con estudios universitarios lo hicieron sólo en un 7,6%. Esto genera en su consecuencia un crecimiento de desigualdad social.

El 2021 será igual o más de complejo que el anterior. El ritmo de vacunación impulsado por el Gobierno no es el deseado ni el prometido, y no quiero ser redundante con la campaña de vacunación VIP. De ella ya se dijo de todo y se condenó desde todos los sectores el país, pero no quiero dejar de repudiarla firmemente.

En este complejo contexto, el municipio de San Isidro se destaca por un responsable manejo de la pandemia. A diferencia de otros distritos, implementó medidas con la convicción de no tomar como un enfrentamiento a la economía y la salud, ni una dicotomía entre salud física y salud mental, como sostiene el intendente, Gustavo Posse.

Con estas premisas, se buscó promover un esquema de apertura que siempre fue mucho más adelante que las autorizaciones de la Nación y la provincia de Buenos Aires. En este punto, por ejemplo, la Secretaría de Producción municipal puso el foco en ayudar a los emprendedores para que puedan reinventar su negocio en estos tiempos difíciles.

En conjunto con la marca de indumentaria infantil Cheeky y la ONG Casa de Galilea del barrio La Cava, llevamos a cabo un taller textil escuela para capacitar a voluntarios en corte y confección con la posibilidad de aspirar u obtener un trabajo formal.

Este proyecto es el inicio de un programa de capacitación y formación profesional. Hemos sumado a esta iniciativa múltiples contactos con más empresas locales dispuestas a colaborar con nosotros en nuestro objetivo por fomentar el empleo para aquellos vecinos del municipio que más lo necesitan. Confiamos en que esto sea replicado en distintos puntos de nuestra Provincia para así devolverles, con el trabajo, la dignidad a todos las personas del municipio y del país.

Esto claramente no va a solucionar toda la dura realidad que nos toca aún vivir, pero sí nos debe marcar el camino. Es por ese lado, por el lado de estar cerca de la gente, que sientan que el Estado está para ayudarlos a salir adelante de esta crisis sin igual.

Estoy convencida de que sólo con la creación de más empleos podremos dar los pasos necesarios para construir un desarrollo sustentable con inclusión social. Para ello la atención prioritaria debe recaer en la formación profesional articulada con un modelo de educación capaz de vincular aprendizaje, formación y empleo que vuelva profesionales a los vecinos de San Isidro

Asimismo, no puedo dejar de resaltar que en materia de educación, en San Isidro fuimos el primer municipio en solicitar al gobierno provincial una presencialidad completa, un regreso a las aulas total por parte de los alumnos y docentes, con determinadas precauciones y protocolos que también hemos presentado para que esta medida pueda llevarse a cabo, aunque hasta el momento no hemos tenido por parte del Ejecutivo bonaerense una respuesta positiva al respecto.

Sin embargo, a diario, seguimos luchando para que nuestros chicos vuelvan a vincularse y conectarse con sus pares y a recibir la educación de manera presencial. Por ese motivo, impulsamos una campaña en una plataforma de peticiones (change.org) juntando firmas para que el regreso total sea posible y contamos con todo el apoyo de la comunidad.

Desde nuestro rol de concejales, acompañamos a los pequeños productores, las pequeñas y medianas industrias, y fundamentalmente a los comerciantes. La clave es ayudarlos con disposiciones económicas que permitan comenzar a ver que hay luz al final del camino, y así fomentar la inclusión laboral y comenzar a cerrar la gran deuda argentina que no es otra que la enorme brecha de desigualdad social. Sólo saldremos adelante escuchando y ayudando a la gente.

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