Elecciones 2019
Pensar local, ganar global
Por Florencia Benson
Mientras las señales cristinistas emiten reconciliación y escucha, el PRO y la UCR exhiben sus heridas y reproches ante cada micrófono y cámara disponible.

 Algo huele a podrido en Dinamarca. La imagen negativa del Presidente Mauricio Macri no deja de crecer y los medios masivos parecen regodearse en el incendio. No quedan detalles de la interna sangrienta de Cambiemos sin mostrar: esta pornografía política parece invertir los roles con la oposición, hasta hace poco signada por diferencias irreconciliables y hoy cada vez más cerca de la utopía amorosa de la unidad. Mientras las señales cristinistas emiten reconciliación y escucha, el PRO y la UCR exhiben sus heridas y reproches ante cada micrófono y cámara disponible. Lousteau mismo aprovechó la revuelta para asestar unos jabs (en realidad, para entrar al cuadrilátero, un acceso tantas veces vedado anteriormente).

La Pampa fue una elección atípica y experimental: una interna donde votaban discriminados los afiliados de los que no, y el voto en blanco resultó ser una cifra engañosa puesto que se computó cada voto dos veces: positivo donde se votó (afiliado, por ejemplo) y en blanco donde no se votó (en la mesa de los no afiliados). Este experimento podría tal vez facilitar una lectura prospectiva del voto para los ingenieros electorales de cada partido, pero resultan muy difíciles de desentrañar para el ciudadano de a pie.

En el gran esquema de las cosas, el oficialismo, al desdoblar muchas de sus elecciones locales, planteó de hecho el terreno de la contienda y le imprimió un formato de campaña similar al de los Estados Unidos, un long trail o larga marcha donde cada provincia tiene una significación específica, un peso específico, que podría reforzar o revertir la tendencia nacional. Ahora bien, el sistema político argentino es muy diferente al estadounidense, no sólo por su Colegio Electoral sino porque resulta espurio establecer a priori una correspondencia o analogía de cuáles serían los "swing states", los estados clave, etcétera. Prima facie, la única provincia realmente decisiva en la elección nacional, por su densidad geográfica y por su consistencia con la media nacional, es Buenos Aires, que no desdobló. Entonces, ¿cuál sería el sentido de provincializar la elección nacional? ¿Y cómo se conjugaría esto con la idea de campaña corta o Blitzkrieg que también parecen haber decidido implementar?

La respuesta se parece a la estrategia "pensar local, actuar global" que tanto aman los ejecutivos de las multinacionales. Y es por una buena razón: los resultados. Pero antes: ¿qué es una estrategia? básicamente, se trata de comprender para anticipar la intención del oponente y los pasos que seguirá para obtener aquello que desea, y luego armar el propio plan en consecuencia. Parece sencillo, pero si algún lector juega al ajedrez, go o tenis, sabrá que no lo es tanto.

En un nivel, entonces, tenemos el proceso electoral de largo aliento: provincia por provincia, con sus PASO y su elección local, luego la nacional, quizás un balotaje. Cada provincia ganada o perdida va adquiriendo un color: amarillo o azul. El público sigue con interés cada instancia; al borde de la silla, llora de emoción o de bronca.

El esquema electoral definitivo muestra que en las provincias no peronistas, la alianza Cambiemos decidió desdoblar la elección local de la nacional, confiando en la estructura y el componente antiperonista o independiente/localista histórico (Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Neuquén). Si bien las internas entre radicales y proístas son reales y, muchas veces, sanguinarias, mediáticamente son rendidoras: para darle algo de pimienta, las peleas son acentuadas, dándole un tamiz extra de verosimilitud democrática e intriga. Esto dejaría a las otras fuerzas, ya debilitadas en territorios con escasa afinidad peronista, un espacio muy estrecho y marginal en el escenario político local. Contemplemos, por ejemplo, la CABA, donde parecería que Larreta "gana caminando". Para reasegurar la continuidad (y no se sabe aún qué estrategias o figuras usará la oposición, esta incertidumbre es un riesgo), seguramente se realice una interna con Lousteau, para de nuevo lograr un efecto democrático de opciones y de disenso interno -en consonancia con las últimas declaraciones del joven radical, en las que expone muy prolijamente los motivos de su inclusión como challenger en el espacio-. En síntesis, un contendiente interno da a los votantes la posibilidad de elegir, pero siempre dentro de la misma pecera. Variedad y libertad de mercado electoral, ante todo.

En otro nivel, la campaña corta, hiperpolarizada y feroz a la presidencia, con las provincias que acompañen. Dada la provincialización en los terrenos de victorias cuasi seguras de fuerzas locales de Cambiemos, ya sean radicales o netamente PRO, el oficialismo concentraría sus recursos, tiempo y atención en conquistar los territorios donde la oposición tendría buenas chances de vencer. Es en éstos donde podemos esperar visitas asiduas y sonrientes de María Eugenia Vidal, acuerdos dadivosos con estructuras locales, y un flujo pesado y constante de atención mediática y judicial. Allí donde existan figuras peronistas con buena imagen e intención de voto, surgirá una Vidal sonriente, una causa judicial sorpresiva, o una filtración embarazosa a los medios. El descrédito se hará uno por uno y sin piedad.

Para completar el golpe de gracia, las provincias peronistas que hubieran decidido unificar su boleta al candidato o candidata peronista nacional, se encontrarán seguramente con un cambio de fórmula oficial a último momento, echando por tierra toda su estrategia. En vistas de la narrativa del Presidente Macri como liability o lastre que se solidifica, es muy posible que el oficialismo decida concentrar todos sus pasivos en esta figura, quien luego decidirá retirarse en gesto magnánimo: dar un paso al costado, hacer lo mejor para el país, se va el gran hombre de la transición (remarcando de paso una diferencia sustancial con su principal oponente: "obcecada, adicta al poder, soberbia"). Como plus, quedaría abierta su posibilidad de regreso, conserva un posible nuevo mandato para más adelante. ¿Quién lo reemplazará? Posiblemente una figura equivalente pero más joven, una continuidad fluida y revitalizada, alguien que ya esté en la gestión nacional desde el principio, con impronta kennediana y muchas responsabilidades, muy cercano al presidente, que no genere ruido en los votantes. Acompañado, en la ya clásica fórmula PRO, de una vice mujer, con excelente imagen, que acompañe en la campaña, que sepa estar donde el partido la necesita, versátil, y con buen látigo para comandar el díscolo Poder Legislativo una vez electa. Una leona. Si usted, querido lector, está pensando en dos nombres concretos, mi trabajo aquí está hecho.

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