Los ya habituales cortes de gas durante las épocas de baja temperatura obligaron a los empresarios a rebuscárselas para que el golpe en la producción sea lo más reducido posible. Muchos de ellos optaron por adelantar vacaciones, hacer las paradas técnicas de mantenimiento, o acumular stock en los meses en los que pueden consumir sin interrupciones.

“Esto es lo normal, ya nos tiene acostumbrados, me parece que tenemos la suficiente experiencia, sólo que ahora afecta la competitividad en un contexto de estancamiento”, comentó a LPO Francisco Gliemmo, presidente de la Unión Industrial de Gran La Plata.

“Tenemos el caso de dos grandes fábricas de hilado y otra de ladrillo cerámico, que fueron las más afectadas”, contó el empresario.

El especialista en energía Gustavo Callejas sostuvo que las compañías siderúrgicas y de cemento son las que más sufren las interrupciones de suministro que decide el Comité de Energía, el ente que se reúne desde el 2004 para decidir los cortes de gas.

Es que ante la ola de frío que inició el martes a la noche, el gobierno quiere garantizar a toda costa la llegada del gas a los hogares, por lo que los recortes se hacen sobre las empresas. La razón radica en que por un lado, resulta menos costoso que hacer el corte hogar por hogar y, por el otro, se trata de una medida social y políticamente inviable. Las empresas, a lo sumo, envían cartas a sus clientes para pedir que bajen el consumo. 

Según Callejas, el consumo doméstico se multiplica por siete en invierno y pasa a llevarse el 80% de la demanda diaria, cuando en el año el promedio está entre el 25 o 30 por ciento.

El gas que no puede obtenerse se reemplaza con combustible líquido, que es unas 3,5 veces más caro, estimó Gliemmo. “Se combina con gas líquido para evitar parar la producción”, explicó el industrial. Es decir, por una vía o por otra los cortes siempre traen perjuicios en el rendimiento, ya sea porque la energía se paga más cara o porque hay que hacer paradas no planeadas.

Incluso hay casos en donde las compañías incorporaron equipos de autogeneración, que produce energía 20 veces más cara.

“A los que tienen altos grados de consumo también le han cortado”, apuntó Callejas. Entre estas empresas se encuentran Siderar, Siderca, Ledesma, PASA, Profertil, Aluar y Refinor, tal como informó hoy el diario La Nación. En este caso el recorte llegaría a más de 3 millones de metros cúbicos.

Ayer el ministro de Planificación Julio de Vido salió al cruce de estos datos. Señaló que los cortes “se producen desde la época de Gas del Estado”, es decir, desde hace veinte años, pero que abarcan solamente a las que tienen servicios interrumpibles, que sale más barato que uno no interrumpible, pero a cambio de sufrir cortes imprevistos en el suministro ante aumentos de la demanda.

El problema es que ese tipo de contrato es cada vez más difícil de concretar, porque las distribuidoras no quieren asumir el riesgo de no poder cumplirlo.

“Tendrían que dejar de llamarlo así, es una mentira”, sostuvo Callejas, insinuando que incluso las que están bajo la modalidad ininterrumpible sufrieron cortes. El especialista en temas energéticos agregó que la infraestructura actual “no alcanza a cubrir la capacidad de transporte”.

Las necesidades por día del país en gas rondaría en no menos de 170 millones de metros cúbicos, estimó el ex secretario de energía. Actualmente se importan 35 millones de metros cúbicos por día para suplir la brecha con la demanda, de los cuales entre 10 y 15 vienen por red desde Bolivia y el resto en buques.