“Venite te necesito acá”, le dijo Mauricio Macri a Edgardo Cenzón y le interrumpió sin piedad las vacaciones. El jefe de Gobierno quiere ver cambios rápidos en un área que concentra las quejas de los vecinos según reflejan las encuestas que encarga periódicamente la administración macrista.

Macri apeló así a uno de sus hombres de mayor confianza, al que suele encargarle distintas “misiones imposibles”. Al inicio de la gestión macrista Cenzón tuvo que meter mano en la indomable dirección de compras y contrataciones, luego lo mandaron a destrabar las compras para equipar la Policía Metropolitana que venían enfrentando denuncias cruzadas, y cuando se suicidó el ex secretario de Comunicación, Gregorio Centurión, tuvo que hacerse cargo de la noche a la mañana del siempre complejo manejo de la pauta oficial.

Ahora Macri le pidió que se haga cargo de la subsecretaría de Higiene Urbana en reemplazo de Fernando “El Turco” Elías, un histórico militante del peronismo porteño que no pudo mostrar grandes logros en su paso por esa posición.

Enterado del cambio, el ministro de Espacio Público, Diego Santilli, apoyó la nueva etapa: “Tenes todo mi respaldo para hacer los cambios que haya que hacer”, le dijo Santilli.

Macri quiere ver funcionando lo antes posible el nuevo esquema de recolección de residuos y limpieza de la vía pública, que vienen diseñando en el Ministerio de Espacio Público. De hecho, Cenzón estaba principalmente dedicado a esa tarea, aunque en lo formal ocupaba la subsecretaría de Administración. Ahora suma el control operativo y cotidiano del sistema de recolección y limpieza, que en diciembre no ofreció su mejor performance.

El cargo de Cenzón pasará a ser ocupado por Lisandro Grecco, otro de los históricos colaboradores de este ascendente funcionario.

Años de atraso

El cambio se produce en un momento crítico: Este jueves se realizará la Audiencia Pública para debatir el nuevo pliego de concesión. Se trata de un contrato a ocho años con opción a dos más, que pretende cambiar el deteriorado paradigma que hoy gobierna la limpieza de la Ciudad.

Es por lejos el contrato más importante de la Ciudad y enfrenta conflictos en todas las áreas del proceso: recolección, limpieza, reciclado y deposición final. A las durísimas negociaciones con el gremio de camiones y las empresas recolectoras se suma la crisis que genera la combinación del colapso del Ceamse con una muy ambiciosa ley de basura cero, de cumplimiento imposible en las actuales condiciones.

En la audiencia de este jueves se presentarán las líneas centrales del nuevo pliego de la licitación que Macri aspira a lanzar en septiembre.

Se impondrá el sistema de camiones de carga lateral de contenedores en toda la Ciudad, que se dividirá en seis zonas. Pero la gran novedad será el sistema ideado para la zona uno o Microcentro.

Los funcionarios macristas se entusiasman al hablar de esta “zona boutique” que concentrará los mayores avances tecnológicos, al estilo de los centros históricos de Roma, Barcelona o Madrid.

En el Microcentro los contenedores estarán soterrados y habrá pequeñas barredoras para limpiar las peatonales, que se combinarán con camiones de recolección de tamaño reducido para las calles del Centro.

La negociación que viene no será fácil por los intereses en juego y contemplará además un debate largamente postergado: ¿Qué hará la Ciudad con los millones de toneladas de basura que produce diariamente, ante el colapso del Ceamse?