Guillermo Ferraro es uno de esos lobbystas que saben volar bajo el radar, haciendo buenos negocios con los gobiernos sin importar su signo político. Desde hace dos años “Bussines Partner” de la cuestionada multinacional KPMG, ahora ha encontrado en el flamante Ministerio de Modernización de la Ciudad que conduce Andrés Ibarra, un filón que podría terminar en escándalo.
Es que Ferraro arrastra una historia complicada con la administración macrista. En el 2009 fue parte de los equipos técnicos del mInisterio de Hacienda en el área de recursos humanos, hasta que el ministro Néstor Grindetti dispuso su despido sin mayores contemplaciones, al parecer por un pedido directo del propio jefe de Gobierno, Mauricio Macri.
Sin embargo, pese a este antecedente muy complicado, en los últimos meses logró reintroducirse en circuitos claves de la administración macrista, esta vez como “representante” de la consultora KPMG, a través de la firma Prestario.
Prestario es una polémica compañía que se dedica a dar prestamos online que vincula a gente necesitada de dinero con personas o instituciones interesadas en prestarlo a cambio de una rentabilidad importante.
Lo curioso es que este licenciado en administración de empresas, hizo su mayor experiencia en el sector público de la mano del kirchnerismo. Fue vicepresidente de Nación Servicios y entre 2003 y 2005 fue subsecretario de Industria. En el sector privado fue director del Banco Suquía y presidió el banco Bisel.
En el gobierno porteño no son pocos los que están alertando que caer en las redes de KPMG –una consultora multipropósito que ofrece desde auditorías contables hasta ingeniería de recursos humanos- si viene de la mano de Ferraro, es un pasaporte casi seguro al escándalo.