Tras las críticas de Cristina Kirchner a Daniel Scioli por el manejo de las finanzas de la Provincia, el gobierno bonaerense volverá echar manos a las arcas del Bapro. Es la única alternativa para resistir la falta de fondos mientras avanzan las negociaciones con Nación.

Las salidas son pocas. Si la Nación no gira los fondos de asistencia, Scioli echaría mano de unos $700 millones adicionales del Banco Provincia para afrontar el pago de los salarios, elevando así el rojo de la administración provincial con el BAPRO a unos $5 mil millones. Una situación muy delicada de la entidad que administra Gustavo Marangoni, cuyas arcas están exhaustas por los sucesivos pedidos de giro de divisas que realizó Scioli, crisis anticipada por LPO el mes pasado.

De hecho, el mecanismo de tomar fondos del Bapro no es nuevo. En mayo La Política Online adelantó los dispositivos utilizados. Uno de ellos es la compra de bonos o títulos que emite el propio Ejecutivo: El Gobernador le pide al directorio del Banco que compre letras del tesoro provincial, el Ejecutivo obtiene el equivalente a ese valor nominal que es girado a la cuenta Gastos Corriente y allí el gobierno lo destina a donde considere necesario. 

Hay otras metodologías. Fuentes del banco afirmaron que las distintas dependencias de la provincia están usando y abusando de los habituales giros en descubierto -en muchos casos varias veces millonarios- que utilizan para pagar los distintos programas.

Pero esta salida es muy precaria y apenas alcanzaría para pagar los sueldos de junio. Para hacer frente al pago de aguinaldos, Scioli necesita otros $2.100 millones de asistencia de la Nación. Si no llegan, estaría dispuesto a demorar el pago de los aguinaldos sin fecha firme.

Hoy, luego de escuchar el discurso de la Presidenta, el Gobernador mantuvo una reunión con su equipo de trabajo. "Estamos articulando con la Nación el pago de sueldos y aguinaldo en término. Esta es mi mayor preocupación", fueron las únicas palabras del ex motonauta. Además, trascendió que puertas adentro, ordenó no contestarle a Cristina Kirchner.

Más tarde, durante un acto en el Salón de Usos Múltiples, Scioli se negó a responder preguntas de los periodistas acreditados. “Tengo que seguir con mi agenda”, fue la excusa del mandatario.

En su entorno reinaba un insólito optimismo y tomaban las palabras de Cristina como que finalmente llegarán los fondos. Sin embargo, la Presidenta anunció que enviará a su ministro de Economía, Hernán Lorenzino, a auditar las cuentas de la provincia antes de girarle fondos. Y lo hizo luego de afirmar que Scioli no dabía gestionar y que pedía demasiado dinero comparado con otras provincias.

Acaso esto indique, que Cristina tomó la decisión de no dejar caer a la provincia en un total default salarial, pero hacerle transpirar cada peso que le envíe y en todo caso guardarse el derecho d evatar partidas, como podrían ser los recitales gratuitos que a Scioli le encanta organizar.

Esta claro además que la Presidenta está tratando de cambiar el eje de la presentación pública de la crisis económica de la provincia. Busca cargar la responsabilidad en las espaldas del gobernador por su supuesta mala gestión y no quedar ella como instrumentando una venganza política sobre Scioli a costa de dejar sin cobrar el sueldos al casi medio millón de empleados bonaerenses.