29 de marzo, 2024
El día que Cristina dijo "admirar" la "organización" de Pedraza
Hace casi un año, acompañaba al titular de la Unión Ferroviaria y a Moyano en la inauguración de una nueva sede del gremio. "Mostrémosle a todos cuál es este modelo de organización sindical que cree que lo más importante no es destruir sino conseguir mejoras para sus trabajadores", dijo entonces. Ahora, tras el asesinato de Ferreyra en un enfrentamiento en el Roca, la Presidenta y el líder de la CGT intentan despegarse.
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MEMORIAS DE DOS PARASITOS RENTADOS AL SERVICIO DE LA MONARKKKIA. SI LES PARECE LARGO POR EL MARKETING PONELE DOS DESOCUPADOS FORISTAS O EL DIA QUE IRRUMPIMOS EN LA WEB.
PONE LO QUE QUERES EL 75% DE LOS ARGENTINOS JAMAS VOTARIA A LOS KK Y EL 99,9 A MOYANO. BUSCATE OTRO LABURO
No le tengamos absolutamente ningún temor..... MAS PATOTEAN.... MAS MUESTRAN SU DESESPERACIÓN ANTE EL ABRUMADOR REPUDIO DE LA INMENSA MAYORÍA DEL PUEBLO ARGENTINO........
AHORA CARGAN TAMBIÉN CON LA MUERTE DE UN JOVEN........
Atención a los argentinos: A esta basura KaKa hay que sacarla del poder en el 2011 y procesarlos, tanto dirigentes como cómplices de la patota.
La canción es la misma.
La situación actual del sindicalismo argentino se ha modificado notoriamente, ya después de diez años de inacción los gremialistas parecen querer recuperar su histórico protagonismo en la escena política, con estrategias destinadas a recuperar la unidad del desmembrado movimiento obrero y la posibilidad de encabezar la oposición al gobierno Néstor Kirchner. En una época ellos figuraban entre los principales protagonistas de la escena política argentina. Además, fueron la columna vertebral del mayor y más importante movimiento social del país. Sin embargo, en los 90 la Confederación General del Trabajo (más conocida por sus siglas, CGT) y el sindicalismo en general, perdieron protagonismo de manera notoria. Diez años de inacción para una época signada por la desocupación más alta que registró la República Argentina, la precarización de las condiciones de trabajo y el retroceso en numerosos derechos y beneficios sociales para el obrero. La cirugía mayor sin anestesia de la presidencia de Carlos Menem (1989-1999) los encontró inactivos ante estas verdaderas plagas y cuando no cómplices, ya que fueron muchos los gremialistas que se integraron en el gobierno menemista ocupando importantes cargos en el Poder Ejecutivo o apoyando sus propuestas en el Congreso Nacional. El movimiento obrero no sólo padeció la ruptura, sino también una pérdida altísima de credibilidad. En este panorama el sindicalismo comienza a intentar ocupar el espacio de poder abandonado y agruparse nuevamente en una central. Claro que sin el menor recambio dirigencial (apenas recién han acordado un nuevo Secretario General) y con una falta absoluta de autocrítica. Durante la dictadura militar de Jorge Rafael Videla fue suspendida y recién fue autorizada en septiembre de 1982. Luego de instaurada la democracia, en 1984 el presidente Raúl Alfonsín envía al Congreso un proyecto de ley de reordenamiento sindical que establecía, entre otros aspectos, el control de las elecciones gremiales por parte del Estado, como una manera de desarticular del poder sindical al movimiento peronista. Tras ser aprobado en Diputados en febrero, un mes después fue rechazado por el Senado -mayoritariamente peronista, en lo que se constituyó la primera derrota del gobierno de Alfonsín y la renuncia del Ministro de Trabajo, Antonio Mucci. La respuesta fue inmediata. En enero de 1984 la CGT se unificó y fue conducida por el combativo y polémico Saúl Ubaldini, quien dirigió 13 paros generales de gran efectividad, estrategia que cambió totalmente al inicio del gobierno de Ménem. Con suma habilidad el ex presidente dividió al sindicalismo cuando incorporó varios de sus dirigentes a su gobierno y la central sindical pasó por innumerables procesos de división. El envío del proyecto de reforma laboral al Congreso Nacional apresuró la elección del dirigente del gremio de los camioneros, el combativo Hugo Moyano, para el cargo de Secretario General de la CGT, en reemplazo del insípido Rodolfo Daer. Muchos cambios, poca renovación y nada de autocrítica. Aguardan expectantes el desarrollo de la situación social, laboral y económica que proponga el gobierno de Cristina de Kirchner. El tema es extenso, para que el forista asimile porque está en la C.G.T el compañero Hugo Moyano. Debemos tener en claro, que es peronista y el gobierno es peronista, Como gremialista, sabe que tiene la responsabilidad de acompañar las pautas políticas del gobierno. En bien de la clase obrera. A los periodistas les digo, que no busquemos falsos profetas. La columnista Silvia Mercado, no puede ni siquiera manifestar que Hugo Moyano lidera el retroceso del sindicalismo a la violencia. Acaso la periodista no sabe o desconoce cuando un gremialista es combativo y cuando no lo es. Lo que debemos rescatar de Hugo Moyano, defiende de una forma u otra al trabajador y no lo ha entregado a la patronal, ni el gobierno por un cargo político. La violencia gremial es de larga data. Hugo Moyano al lado de los anteriores gremialistas, es un animal domesticado. Pero fiel a sus convicciones. Por este motivo, la masa obrera lo sigue.