Mientras el kirchnerismo amenaza con vetar las leyes que el Parlamento apruebe sin su consenso, la oposición especula sobre las consecuencias de esa vetocracia.

Si la Presidenta "utiliza el veto sistemático, se encontrará con la gente en la calle", advirtió ayer el jefe del bloque de diputados radicales, Oscar Aguad, según el diario Clarín.

"La sociedad argentina ya no está más en condiciones de tolerar los abusos y el veto sistemático es un abuso", consideró.

La polémica sobre los vetos comenzó a crecer desde que el oficialismo perdió la mayoría en el Congreso. Mientras la oposición amenaza con revisar leyes aprobadas en los últimos años e impulsar nuevas que van contra las políticas oficiales, el jefe del bloque K en la Cámara Baja, Agustín Rossi, fue el primero en advertir que la Presidenta no dudaría en utilizar el veto para frenar cualquier ley aprobada que desagrade al Poder Ejecutivo.

En esta línea, el jefe de Gabinete sostuvo el sábado que "si no estamos de acuerdo (con las leyes), volverán al Congreso para su revisión o su archivo". De acuerdo a la Constitución, en el Parlamento se deberían reunir los dos tercios de los votos para ratificar una ley vetada por el Ejecutivo. Y el oficialismo confía en contar, por ahora, con los votos necesarios para bloquear esa posibilidad.

Aníbal Fernández agregó que el artículo 78 de la Constitución le otorga a la Presidenta la potestad del veto. Una facultad a la que, hasta ahora, con un Congreso que trabajó alineado con los proyectos de la Casa Rosada, Cristina Fernández recurrió una vez con un veto total (ver "La cifra").

El cambio en la composición del Congreso hace que el kirchnerismo ya sienta la amenaza de que la oposición intente modificar leyes impositivas (como la referente a las retenciones agropecuarias), la ley de medios u otras consideradas claves para la gobernabilidad por el oficialismo.

"El Ejecutivo va a analizar todas las leyes (que se aprueben en el Congreso) y, después, eventualmente, las promulgará o no", siguió Fernández, que, sin embargo, trató de quitarle importancia a la mayoría lograda por la oposición en la sesión preparatoria de la semana pasada. "No hay que preocuparse", dijo, porque se trata de un "rejuntado", de una "mayoría circunstancial".

"Se equivoca el jefe de Gabinete diciendo que el Gobierno se apresta a vetar las leyes que emita la oposición", replicó Aguad. E instó a Aníbal a "corregir la conducta para ver cómo llegamos a acuerdos entre oficialismo y oposición".

Otra que ya había advertido sobre las consecuencias de un uso reiterado de los vetos fue la disputada del peronismo disidente Graciela Camaño. "Ojo si recurren al veto, porque pueden volver a sonar las cacerolas", advirtió en un reportaje de Clarín.

Ayer, la ex presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, insistió con que si el oficialismo "obstruye el trabajo legislativo, tendrá que dar explicaciones a la sociedad". Camaño culminó advirtiendo que "no creo que la sociedad tolere que el Poder Ejecutivo vete todo lo que el Parlamento vaya aprobando".