Luego de un fin de semana plagado de rumores, el secretario de Industria, Fernando Fraguío, fue ratificado ayer en su puesto.

El ex presidente de Iveco, que le había presentado su renuncia de la ministra de la Producción, Débora Giorgi porque se siente ninguneado por ella, participó de un acto del Gobierno en la Casa Rosada. Todo un gesto político.

Según el diario La Nación, Fraguío se sentó en la primera fila (a diferencia de Giorgi, que se ubicó en el escenario junto con la Presidenta) y fue el primero en pararse a aplaudir cuando Cristina Kirchner terminó su discurso para presentar las tasas subsidiadas en créditos para las pymes.

En las primeras horas de ayer se esperaba que la presidenta Cristina Kirchner retomara la actividad -luego de su viaje a Trinidad y Tobago- para que definiera la situación del funcionario. Según fuentes de La Política Online, el fin de semana cuando Giorgi le comunicó la renuncia de Fraguío, la mandataria le había contestado: “Bueno, está muy bien. Esperá que vuelva a ver qué hago”. Y ayer sin decirle una sola palabra a la ministra de la Producción, se lo mostró.

"Voy a seguir siendo [secretario de Industria] mientras la Presidenta así lo disponga", dijo Fraguío al matutino al terminar el acto. No quiso, sin embargo, responder sobre la renuncia que había presentado ni sobre las versiones sobre su sucesión. "Yo no soy de hacer ese tipo de declaraciones", dijo.

Según fuentes gubernamentales y empresariales, la relación entre Giorgi y Fraguío fue "más que áspera" desde el primer instante. El ejemplo más claro fue que una de las primeras medidas que tomó la economista cuando asumió el flamante Ministerio de Producción, nombre a tres subsecretarios cercanos a ella en la Secretaría de la Industria. En ese instante, Fraguío le manifestó a Giorgi que quería renunciar, pero ella le pidió tiempo para ordenar la transición. Hasta este fin de semana, él se lo dio. Lo que aceleró la renunciafue que Giorgi firmó un paquete de resoluciones para frenar importaciones entre las que se encuentra una medida que trabó el ingreso al país de autopartes brasileñas imprescindibles para que las terminales nacionales exporten los autos que a Brasil les demanda.