Nada mejor para evitar hablar en serio que llenar una reunión de gente. La estrategia es tan vieja como la política y es el atajo al que apeló el gobierno para diluir un encuentro con la CGT, que entre palabras amables, insinuaba planteos por el agravamientos de la situación social y la pérdida de empleos.

Cristina ofició de anfitriona, espléndida, en su flamante “Salón de las Mujeres” que estrenó en la Casa Rosada. Así bajo la mirada escrutadora de damas bravas de la política argentina que tapizan las paredes, Hugo Moyano se limitó a enumerar con gran tacto las inquietudes que mantienen a la CGT en estado deliberativo.

El camionero llegó ablandado a este especie de plenario que encabezó la Presidenta con 40 dirigentes sindicales. Es que previamente y por espacio de media hora estuvo reunido con Cristina Kirchner en el despacho presidencial, según la información que trascendió en las agencias. Ellos sabrán lo que hablaron.

Como sea, en el Salón de las Mujeres, Cristina se dedicó a relatar su experiencia en la cumbre del G20 en Londres, cuando pudo compartir la escena con los principales líderes del mundo. Y luego, con delicadeza los gremialistas llevaron a la mesa la problemática del empleo.

Estudios que posee la CGT ubican en varios cientos de miles a los argentinos que desde septiembre a la fecha están con problemas de empleo –entre suspensiones y despidos-. Sin embargo, antes del encuentro con la CGT la Presidenta había defendido en un acto oficial las políticas del gobierno para enfrentar la crisis.

Por eso, conciente de los límites del debate, las partes se ajustaron a su guión. Cristina trató de entusiasmarlos defendiendo la “fortaleza” del modelo –citó la solidez de los superávits gemelos y dijo que la balanza comercial sigue siendo positiva-, su capacidad de generar empleo y de equilibrar la sociedad.

Y los sindicalistas escucharon pacientes y luego propusieron "trabajar en conjunto para mantener el nivel de actividad y de empleo". Se mencionaron las propuestas del gremialismo para "fortalecer" las asignaciones familiares y el seguro de desempleo, pero "no hubo respuestas", según confesó el propio vocero de la central obrera, Héctor Daer.

Las demandas quedaron en el tintero

Antes de la reunión habían circulado versiones de que iban a exigir la creación de un Fondo de Desempleo y el giro de 2.500 millones a las obras sociales, que la ministra de Salud, Graciela Ocaña, tiene pisados.

Según trascendió, ninguno de estos espinosos asuntos fue tratado a fondo en la reunión ampliada. Aunque sí se habló de la situación del empleo y los "síntomas de despidos que están apareciendo, no en forma masiva pero sí individualmente con el cierre de comercios", según confirmaron fuentes sindicales.

"Este no es un buen momento para medidas de ese tipo", fue la respuesta que, según el diario Clarín, la Presidenta le dio anoche a la cúpula de la CGT que pedía, entre otras cosas, un aumento de las asignaciones familiares y una suba del subsidio por desempleo.

Ambos temas fueron amablemente cuestionados por Cristina. Mientras que al aumento de asignaciones les dijo que "es prioritario cuidar la situación fiscal", sobre el subsidio les explicó que "sería una pésima señal". Es que en la Casa Rosada visualizan que hay sectores de la economía que podrían reabsorber personal en un plazo breve.

En ese tono, luego de la reunión, el líder de los judiciales, Julio Piumato, afirmó que la central sindical "le brindó su total respaldo por el modelo del Gobierno". Tanta devoción tiene su explicación: Piumato es el candidato propuesto por la CGT para integrar las listas de diputados del oficialismo en la Capital.

Sin embargo, Piumato deslizó que Moyano, "le planteó inquietudes a la presidenta y ésta quedó en analizarlos y responder". No aclaró cual fue la naturaleza de los planteos, pero sostuvo que tanto el camionero como Cristina "coincidieron en la defensa del consumo y del empleo"

“Cristina nos dijo que tiene en claro que los atacan al modelo y al gobierno atacan en definitiva a los trabajadores”, agregó Piumato.

Otras dos fuentes gremiales que participaron del encuentro comentaron a Clarín que se marcharon con pocas expectativas de que se concrete alguno de los reclamos. "No tienen un mango. No creo que salga nada que tenga que ver con guita. A lo sumo, quizá, una mejora en las asignaciones familiares", comentó resignado uno de ellos al diario.

Por parte del gobierno, participaron del encuentro el jefe de Gabinete, Sergio Massa y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, lo que insinúa cierto carácter escenográfico o protocolar de la reunión. Ya que, como se sabe, los verdaderos acuerdos de fondo entre la CGT y el gobierno, los cierran a solas, Néstor Kirchner y Hugo Moyano. Y en todo caso cuando se trata de ajustar alguna cuestión vinculada al poder real y sus beneficios, suelen intermediar Julio de Vido y Ricardo Jaime.

El encuentro con la CGT estaba previsto para el miércoles pasado, pero fue postergado por la aparición de un oportuno cuadro de angina que afectó a la Presidenta. Hoy, finalmente se vieron las caras y todo fue sonrisa como en el inicio de una partida de Poker que se sabe, será larga.