30 de abril, 2024
¿Qué significa realmente la palabra “atorranta”?
Luego del ataque del diputado cordobés Montoya a Patricia Bullrich, en el ambiente político ya se repite, entre bromas y preocupación, el término. Ahora bien, ¿de qué se habla en verdad cuando se habla de "atorranta"? La curiosa leyenda de la empresa de caños.
El escándalo en la Cámara de Diputados disparó rápidamente a la palabra “atorranta” en la más usada en las últimas horas en la política argentina.
La anécdota es harto conocida ya: el diputado cordobés Jorge Montoya le profirió el epíteto, en tono amenazante, a Patricia Bullrich, cuando la legisladora de la Coalición Cívica terminaba su alocución.
Ahora bien, ¿qué significa realmente la palabra?
Para la Real Academia Española se utiliza, despectivamente como sinónimo de “vago” u “holgazán”. También puede usarse como “persona desfachatada, desvergonzada”. En Centroamérica tiene una acepción: “vagabundo sin domicilio fijo”.
Los orígenes
Ahora bien, la etimología de la palabra “atorrante” tiene una larga historia relacionada con los porteños.
Si bien hay muchas leyendas y teorías sobre su origen, la historia más verosímil se remonta a las primeras décadas del siglo XX, donde las tareas de alcantarillado de la ciudad sembraron las calles de caños utilizados en las obras sanitarias de la ciudad de la empresa francesa A. Torrent (o Torrant).
Durante las noches frías de la vieja ciudad de principios de siglo, los sin techo usaban estos caños para dormir. De allí, se dice, que surgió la palabra “torrar”. Y, a los que torraban en los caños del señor A. Torrant, se los llamó, obviamente, atorrantes.
Como buena leyenda, algunos historiadores desmintieron esta mitología popular y sostienen que “atorrante” viene de “atorrar”, que a su vez deriva de “atorar”, holgazanear, en italiano.
Según el escritor Ricardo Ostuni “su origen es incierto pese a las muchas teorías que tratan de explicarlo”.
“La de mayor predicamento es la de la supuesta marca A. Torrent. Sin embargo este intento carece de probanzas y es sugestivo que ninguno de los muchos escritores que abordaron el tema de la vagancia y la mendicidad en Buenos Aires a fines del siglo anterior, hubiera registrado tal antecedente”, explica.
No obstante algunos autores creen firmemente que la historia de A.Torrent fue real.
Según Ostuni, en un artículo de la Revista Club de Tango de 1995, “la referencia impresa más antigua que se tiene del vocablo atorrante, es la cita del verbo atorrar que aparece en un artículo de Benigno Baldomero Lugones -Los caballeros de industria- publicado en La Nación el 6 de abril de 1879. Allí atorrar es sinónimo de dormir.
“Es muy posible que el verbo atorrar ingresara al habla cotidiana en la década de 1870 junto con morfilar -ambos mencionado por Lugones en su artículo de 1879- que estaba en boga por 1875”, concluye Ostuni.
La anécdota es harto conocida ya: el diputado cordobés Jorge Montoya le profirió el epíteto, en tono amenazante, a Patricia Bullrich, cuando la legisladora de la Coalición Cívica terminaba su alocución.
Ahora bien, ¿qué significa realmente la palabra?
Para la Real Academia Española se utiliza, despectivamente como sinónimo de “vago” u “holgazán”. También puede usarse como “persona desfachatada, desvergonzada”. En Centroamérica tiene una acepción: “vagabundo sin domicilio fijo”.
Los orígenes
Ahora bien, la etimología de la palabra “atorrante” tiene una larga historia relacionada con los porteños.
Si bien hay muchas leyendas y teorías sobre su origen, la historia más verosímil se remonta a las primeras décadas del siglo XX, donde las tareas de alcantarillado de la ciudad sembraron las calles de caños utilizados en las obras sanitarias de la ciudad de la empresa francesa A. Torrent (o Torrant).
Durante las noches frías de la vieja ciudad de principios de siglo, los sin techo usaban estos caños para dormir. De allí, se dice, que surgió la palabra “torrar”. Y, a los que torraban en los caños del señor A. Torrant, se los llamó, obviamente, atorrantes.
Como buena leyenda, algunos historiadores desmintieron esta mitología popular y sostienen que “atorrante” viene de “atorrar”, que a su vez deriva de “atorar”, holgazanear, en italiano.
Según el escritor Ricardo Ostuni “su origen es incierto pese a las muchas teorías que tratan de explicarlo”.
“La de mayor predicamento es la de la supuesta marca A. Torrent. Sin embargo este intento carece de probanzas y es sugestivo que ninguno de los muchos escritores que abordaron el tema de la vagancia y la mendicidad en Buenos Aires a fines del siglo anterior, hubiera registrado tal antecedente”, explica.
No obstante algunos autores creen firmemente que la historia de A.Torrent fue real.
Según Ostuni, en un artículo de la Revista Club de Tango de 1995, “la referencia impresa más antigua que se tiene del vocablo atorrante, es la cita del verbo atorrar que aparece en un artículo de Benigno Baldomero Lugones -Los caballeros de industria- publicado en La Nación el 6 de abril de 1879. Allí atorrar es sinónimo de dormir.
“Es muy posible que el verbo atorrar ingresara al habla cotidiana en la década de 1870 junto con morfilar -ambos mencionado por Lugones en su artículo de 1879- que estaba en boga por 1875”, concluye Ostuni.
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