El próximo jueves, el ex jefe de gabinete nacional, Alberto Fernández, anunciará en La Plata la conformación de un espacio de “reflexión” kirchnerista, que en un contexto marcado por las rupturas y los portazos, buscará contener a los miembros “molestos” del oficialismo, para que manifiesten sus diferencias con los Kirchner, pero sigan formando parte del proyecto nacional.

Este novedoso –o insólito– “purgatorio” de aquellos peronistas que defendieron al proyecto de Néstor Kirchner a gritos durante cuatro años pero que en el último año comenzaron a sentirse fastidiosos y no se identifican del todo con el Gobierno nacional, contará con el apoyo de legisladores provinciales y de algunos intendentes bonaerenses.

Según trascendió, esos legisladores serían los diputados Julián Domínguez (vicepresidente de la Cámara Baja), Liliana Di Leo (siempre fiel a Alberto), Malena González de Rivas y el titular de UPCN en la provincia, Carlos Quintana. En la Cámara Alta, el albertismo estaría representado por la senadora Mariel Urruti. Los intendentes serían Graciela Rosso, de Luján; Aldo San Pedro de Bragado y Joaquín de la Torre, de San Miguel.

Fuentes de La Política Online en la Legislatura bonaerense, confesaron que “lo de Alberto existió siempre, aunque la única diputada que logró meter fue Di Leo en 2005, en un pedido concreto de Alberto a Alak (Julio, intendente de La Plata por ese entonces)”.

La maniobra tiene su costado predecible si se tiene en cuenta que tanto Di Leo como Quintana, González de Rivas y Urruti cumplen este año sus mandatos en la Legislatura bonaerense, por lo que buscarán renovar sus bancas con el envión que pueda producir esta aparición junto a un hombre clave del primer período kirchnerista.

Es llamativa la decisión de participar de Julián Domínguez, cuyo mandato vence recién en 2011. El diputado oriundo de Chacabuco usaría este espacio para marcar su posición de descontento con respecto al trato del Gobierno nacional hacia el sector agropecuario, ya que representa a la cuarta sección, que tiene fuerte incidencia de los sectores del campo. Es decir, que criticaría sin irse, justamente lo que plantea el espacio de reflexión de Fernández.

Desempate

Pero lo cierto es que Alberto no va a volver a mostrarse públicamente por tan poco. Su objetivo principal está en octubre de 2011 y en el futuro de su carrera política.

Según fuentes bonaerenses de este medio, cercanas al albertismo, el ex jefe de gabinete estaría pergeñando con esta movida un armado silencioso, que tendría la misión de constituir “un diez por ciento” del electorado nacional de carácter “progresista”, algo que parece insignificante a primera vista, pero que tiene su explicación en el principal miedo de Alberto: la vuelta del neoliberalismo.

Para evitar esa vuelta, como ya prevé un ballotage en las elecciones presidenciales de 2011 entre quien sea el candidato oficialista y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, Alberto buscaría contar con ese diez por ciento como un as bajo la manga, central y decisivo, para desempatar a favor del candidato continuador del proceso de los Kirchner.

Como pudo averiguar este medio, para alcanzar ese 10 por ciento, el ex jefe de gabinete nacional estaría planeando la formación paulatina de un espacio de centroizquierda –siempre dentro del kirchnerismo, aunque con diferencias atenuadas por la “reflexión”– junto al legislador porteño Aníbal Ibarra y el intendente de Morón, Martín Sabbatella.

La idea sería tener un canal de expresión dentro del kirchnerismo y no un poder de decisión en el armado del PJ, ya que en esa lista entrarían antes el actual jefe de gabinete Sergio Massa, ministros como Florencio Randazzo y los “pesos pesados”, los jefes comunales del Conurbano.

Además, como dijeron a este medio, el nuevo sub-kirchnerismo no podría meter más que un senador provincial en la primera sección gracias a la presión de Sabbatella, por lo que Alberto no podría disponer de paladines en el ámbito legislativo de la provincia de Buenos Aires, ya que la elección se dividiría entre el kircherismo puro, la Coalición Cívica y la alianza ente el peronismo disidente y Macri.

Por otra parte, según esas fuentes, Fernández también habría tratado de contener a Felipe Solá dentro de ese “kirchnerismo crítico”, tarea que habría abandonado tras la alianza de ex gobernador de la provincia de Buenos Aires con Macri, justamente la figura que Alberto quiere evitar que emerja.

Fluidez legislativa

Menos de dos semanas atrás, diez diputados que reconocen como líder a Solá, abandonaron el bloque oficialista para formar el bloque “Unión Peronista”. Días después, el diputado Hugo Bilbao, cercano a Massa, rompió también con ese bloque, porque, como dijo a La Política Online, “hay un gobierno kirchnerista, pero no un proyecto”.

En la Cámara Alta, por otro lado, ya se habló del disconformismo con los Kirchner de dos o tres senadores, que sin embargo no conformarían un nuevo bloque.

Esto acompleja la situación del oficialismo, ya que con estas rupturas mantiene 47 diputados –la cantidad justa para sesionar y tratar un proyecto de ley–, lo que traerá como consecuencia un año de poca labor legislativa.

En los medios trascendió que no habría más de cuatro sesiones ordinarias hasta la elección de octubre, lo que fue confirmado a La Política Online por una fuente oficialista en la Legislatura.

“No hay necesidad de generar leyes, sino una necesidad cien por ciento gestión”, dijeron esas fuentes y agregaron que, de todos modos, “el quórum está complicado”.

La ley más importante que el gobernador Daniel Scioli espera ver aprobada es la del blanqueo de capitales y, según esas fuentes, será difícil que se apruebe sin cambios, puesto que “se está aprobando un bono, lo que requiere los votos de los dos tercios de la Cámara”, algo imposible hoy en día para el oficialismo.