El Indec intervenido por el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, desde hace dos años dio a conocer la inflación de enero: 0,5%. Un porcentaje que en los bolsillos de ningún ciudadano cierra. Sí lo hace en los números kirchneristas que buscan minimizar el aumento de precios para que los inversores acepten el canje de deuda internacional.

Este 0,5%, el índice que hasa ahora es el que más se aleja de los cálculos privados, se debe a que el Instituto de Estadísticas sólo consideró la mitad del aumento de las tarifas de transportes -que alcanzaron hasta el 30%- y lisa y llanamente dejó afuera los tarifazos de luz y gas, que en algunos casos llegaron a ser del 1.000% y del 200%, respectivamente.

Según el diario El Cronista, las consultoras calculan que el incremento real del costo de vida orilló el 2%. Claro que sí incluyen en este índice los aumentos en el transporte público, luz, gas, algunos alimentos (por la sequía) y las tarifas del turismo a raíz de las vacaciones de verano.

De todas maneras, como las series del Indec arrancan en abril de 2008, es imposible determinar ni aún bajo los supuestos oficiales, qué pasó en el último año. No hay estadísticas anuales ni precios de referencia.

Nada de esto se vio reflejado en las planillas del Indec. El tarifazo que generó amplio descontento social pasó desapercibido en las estimaciones oficiales. Más aun, según el organismo de estadísticas los alimentos bajaron de precio y hoy son más baratos que hace un año atrás.

Se confirma también que el Gobierno exagera ahora el dibujo a la inflación para forzar a los acreedores a entrar al canje de préstamos garantizados a nivel internacional, que se lanzará en los próximos días. La deuda que el Gobierno quiere retirar de la calle ajusta precisamente por la cuestionada inflación del Indec.

En consecuencia, mientras más se subestime el incremento del costo de vida menos atractivo es quedarse con estos papeles. Se ofrece a cambio un bono que ata su rendimiento a la Badlar, la tasa que releva el Banco Central para depósitos a plazo fijo de más de un millón de pesos. Un poco más creíble. Sucede que para el Gobierno es vital cerrar con alta adhesión este canje y postergar gran parte de los vencimientos del año. Sobre todo con una recaudación tributaria en franco descenso.

Pese al aumento de entre 20 y 30% que se decretó en las tarifas de transporte público (colectivos, subterráneos y trenes), el Indec consignó un incremento de apenas 4,6% en enero. Algo similar ocurrió con las anunciadas subas en electricidad y gas. Nada de eso se reflejó en las planillas oficiales. El rubro “servicios básicos y combustibles para la vivienda” no mostró variación alguna.

Bajo la misma tónica, turismo (un rubro que suele aumentar fuerte en enero por el efecto de las vacaciones de verano) trepó sólo 3%, según informó el Indec. No menos llamativo fue lo que ocurrió con los alimentos. La canasta básica de alimentos –que se utiliza para medir la línea de indigencia– bajó 0,6% el mes pasado y ahora –en la versión oficial– los alimentos son inclusive 0,51% más baratos que hace un año atrás. Ello pese a que por la sequía en el campo se observaron en las últimas semanas marcados aumentos en algunas frutas y verduras, dada su escasa oferta. Pero el Indec consideró que enero las frutas aumentaron 0,3% y las verduras 0,4%. Curiosamente, la carne bajó 3,1% y los aceites y grasas se abarataron 2%. En tanto, la canasta básica total (que incluye varios servicios, como educación, asistencia médica, transporte, etc) en enero creció 0,86%. Ahora una familia tipo necesita $ 988,32 por mes para no caer en la pobreza.

Contra la intervención y los números falsos

Según los cálculos oficiales, la inflación en los últimos 12 meses fue del 6,8%. En este contexto, los empleados del Indec ayer realizaron un abrazo simbólico al edificio del instituto de estadísticas y manifestaron su repudio a la intervención del Gobierno que, como se dijo, cumplió dos años. Luego marcharon hasta la Jefatura de Gabinete en reclamo de la independencia del organismo y en contra del tarifazo que aplicó el Gobierno el mes pasado.

Los técnicos del Indec señalan directamente al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, como el artífice de la intervención oficial al organismo. En los últimos meses más de una docena de especialistas del instituto fueron desplazados de sus cargos y reemplazados por empleados con vínculos con la actual administración.