Lo último que quería Cristina Kirchner antes de poner un pie en Madrid era que la expropiación de Aerolíneas Argentinas se apodere de la temática de la agenda bilateral de su gira. Pero no sólo no pudo evitarlo, sino que tuvo que ver cómo en la conferencia de prensa conjunta José Luís Rodríguez Zapatero presionaba diplomáticamente por una solución al conflicto con la empresa que operaba el grupo Marsans.

En las últimas horas en el país, la presidenta bregó hasta el último momento para avanzar en un acuerdo con la compañía que operó Aerolíneas los últimos años. El plan era que el Estado se haga cargo de un contrato con Airbus y, así, se retire el reclamo ante el tribunal internacional del CIADI. Pero la operación no llegó a buen puerto y cada minuto de la jefa de Estado en España estuvo sobrevolada por un aire espeso que tenía como única razón de ser la reestatización de la compañía aérea.

Pero el pico máximo, sin dudas, se dio hace algunas horas, en la conferencia de prensa conjunta que brindaron junto con su par español. Allí, en el último lugar donde Cristina hubiese deseado que el tema Aerolíneas salga a la luz, Rodríguez Zapatero se despachó: “Espero, deseo y confío que tengamos un buen final en el tema Aerolíneas”.

Tras el encuentro entre ambos en el Palacio de La Moncloa, Zapatero afirmó que "no ha habido tensión en las relación bilaterales", aunque admitió que el caso Aerolíneas Argentinas es "un problema complicado, difícil, donde están los intereses del Estado argentino y de una empresa española". "Espero que lo arreglen" y "que eso avance positivamente", subrayó ante la sonrisa forzada y cómplice de una Cristina nerviosa.

Intento fallido

Los intentos del gobierno argentino de bajarle el tono al asunto fueron tan notorios como poco efectivos. Quien quedó más evidencia fue el canciller Jorge Taiana, quien previo al encuentro entre los jefes de Estado opinó que “no hay una crisis que surja de la ley de expropiación de Aerolíneas”, en una conferencia de prensa con su par ibérico, Miguel Ángel Moratinos.

Mientras hablaba de los plazos para llegar a un acuerdo con el grupo español –dijo que "no podría ninguno" aunque "es cierto que hay una ley en marcha, y ha habido conversaciones en un ambiente positivo"-, Moratinos mandaba su propio mensaje por elevación: “las empresas españolas desempeñaron un papel de compromiso, apostaron por Argentina en momentos difíciles, y a largo plazo, y la vocación es seguir estando en el país”.

La presión mediática, sin dudas, fue la que instaló el asunto en la agenda. Por eso Cristina Kirchner no logró esquivar el bulto y, previo al cónclave presidencial, debió hablar de Aerolíneas Argentinas. Allí, defendió sin miramientos la expropiación.

“La privatización de Aerolíneas nunca funcionó adecuadamente y culminó con una no prestación del servicio que colocó a la Argentina en graves problemas de conectividad", comentó en una entrevista concedida a la Televisión Española (TVE).

Buscando situar la discusión en términos institucionales, Cristina apuntó que "el tema de Aerolíneas Argentinas ha tomado ya un estado parlamentario por propia decisión de la presidencia de la República porque era un tema que excedía el ámbito del propio Poder Ejecutivo y era necesario darle intervención al Parlamento argentino donde están representadas todas las corrientes políticas de mi país".

Insistió la Presidenta en que "el tema de Aerolíneas es un tema que va tomar los carriles que marca la ley de expropiación, que es la que marcó los límites y las valuaciones que hagan los tribunales de tasación. En la Argentina la expropiación -como en cualquier otro país del mundo- obviamente debe ser valuada por tribunales que determinan el valor de una empresa teniendo en cuenta sus activos y sus pasivos, y se seguirá el procedimiento que establece la ley de expropiación".