El conflicto en Palestina
Vargas Llosa durísimo con la ofensiva israelí sobre Gaza
El escritor, autor de un visionario libro sobre la sitiuación en la Franja de Gaza que realizó años atrás al visitar la zona con su hija fotógrafa, publica hoy una columna en la que sostiene que el único rédito de la ofensiva israelí será reforzar la autoridad de Hamas y socabar a los sectores moderados de Palestina.
El diario La Nación publica hoy una muy interesante columna de Mario Vargas Llosa, en la que el autor profundiza la visión de sectores moderados de Israel y el mundo árabe, que entienden que este tipo de campañas militares implacables como la que realizó el ejército israelí son funcionales a los sectores más extremistas y no hacen sino socabar las posibilidades de los moderados que apuestan a una salida política para el conflicto.

Por Mario Vargas Llosa


¿Hay alguna posibilidad de que la invasión militar de Israel a Gaza pueda "destrozar la infraestructura terrorista" de Hamas -objetivo oficial de la operación- y ponga fin al lanzamiento de cohetes artesanales de los integristas palestinos que controlan la Franja sobre las ciudades israelíes de la frontera? Yo creo que ninguna y que, más bien, esta operación militar en la que, hasta el momento de escribir estas líneas, murieron ya más de 600 palestinos, entre ellos gran número de niños y civiles inocentes, y ha causado millares de heridos, tendrá el efecto de una poda en la comunidad palestina de la que Hamas saldrá reforzada y muy disminuido el sector moderado, es decir, la Autoridad Nacional Palestina, liderada por Mahmoud Abbas.
Vargas Llosa durísimo con la ofensiva israelí sobre Gaza

Para que la razón esgrimida como justificación del ataque por Ehud Olmert y sus ministros tuviera visos de realidad, Israel debería volver a ocupar Gaza con un enorme despliegue militar permanente o perpetrar un genocidio que ni siquiera los más fanatizados de sus halcones se atreverían a asumir, ni, esperemos, el resto del mundo toleraría, aunque la opinión pública internacional ha mostrado ya más de una vez una supina indiferencia en lo que respecta a la suerte de los palestinos.

La verdad de los hechos es que, por más feroz que haya sido el castigo infligido por el ejército de Israel a Gaza, y precisamente debido al sentimiento de impotencia y odio por lo ocurrido del millón y medio de palestinos que viven hambreados y medio asfixiados en esa ratonera, lo probable es que, una vez que el Tsahal se retire de la Franja y se restablezca "la paz", las acciones terroristas se renueven, con nuevos bríos y un deseo de venganza atizado por los sufrimientos de estos días.

Los defensores de los bombardeos y la invasión responden a sus críticos con esta pregunta: "¿Hasta cuándo puede resistir un país que sus ciudades sean víctimas de cohetes terroristas lanzados desde sus fronteras a lo largo de días y meses por una organización como Hamas, que no reconoce la existencia de Israel ni oculta su propósito de acabar con él?".

La pregunta es muy pertinente, desde luego, y nadie que no sea un fanático o un terrorista puede justificar el acoso criminal constante de Hamas contra las poblaciones civiles de Israel. Ahora bien, si se trata de buscar las causas del conflicto es, a mi juicio, deshonesto quedarse sólo allí, en los cohetes artesanales de Hamas, y no retroceder un poco más en el tiempo para entender -lo que no quiere decir justificar, claro está- lo que sucede en ese explosivo rincón del mundo.

La victoria electoral que llevó a Hamas al poder en la Franja no fue un acto de adhesión masivo de los palestinos de Gaza al fanatismo integrista ni a las acciones terroristas, sino un rechazo perfectamente legítimo de los ciudadanos a la ineficiencia y, sobre todo, a la descarada corrupción de los dirigentes de la Autoridad Nacional Palestina. Y, también, un típico acto autodestructivo al que los seres humanos, individuos o colectividades, son propensos cuando llegan a situaciones límite, de indefensión y desesperación totales.

Desde luego que la retirada de Israel de Gaza y el abandono de los 21 asentamientos de colonos que allí había, en el verano de 2005, despertó grandes esperanzas de que este gesto impulsara el proceso de paz que debería conducir a la creación de un Estado palestino que coexistiera con Israel y le garantizase su seguridad en el futuro.

No sólo no ocurrió así. Hamas se alzó con el poder y sus disputas con Al Fatah -con tiroteos y asesinatos de por medio-, por una parte, y, por otra, la política de Israel de incomunicar a Gaza y mantenerla en una suerte de cuarentena implacable, impidiéndole exportar e importar, cerrándole el uso del aire y del mar, permitiendo que sus pobladores salieran de ese gueto sólo a cuentagotas y después de trámites abrumadores y humillantes, contribuyeron al gran "fracaso económico" que hoy día los halcones de Israel exhiben como prueba de la incompetencia de los palestinos para gobernarse a sí mismos.

Me pregunto si algún país en el mundo hubiera podido progresar y modernizarse en las condiciones atroces de existencia de la gente de Gaza. Nadie me lo ha contado, no soy víctima de ningún prejuicio contra Israel, un país que siempre defendí, y sobre todo cuando era víctima de una campaña internacional orquestada por Moscú, que apoyaba toda la izquierda latinoamericana.

Yo lo he visto con mis propios ojos. Y me he sentido asqueado y sublevado por la miseria atroz, indescriptible, en que languidecen, sin trabajo, sin futuro, sin espacio vital, en las cuevas estrechas e inmundas de los campos de refugiados o en esas ciudades atestadas y cubiertas por las basuras, donde se pasean las ratas a la vista y paciencia de los transeúntes, esas familias palestinas condenadas sólo a vegetar, a esperar que la muerte venga a poner fin a esa existencia sin esperanza, de absoluta inhumanidad, que es la suya.

Son esos pobres infelices, niños y viejos y jóvenes, privados ya de todo lo que hace humana la vida, condenados a una agonía tan injusta y tan larval como la de los judíos en los guetos de la Europa nazi, los que estaban siendo masacrados por los cazas y los tanques de Israel, sin que ello sirviera para acercar un milímetro la ansiada paz. Por el contrario, los cadáveres y ríos de sangre de esos días sólo sirven para alejarla y levantar nuevos obstáculos y sembrar más resentimiento y rabia en el camino de la negociación.

Todo esto lo saben, mucho mejor que yo o que cualquier observador, los dirigentes de Israel, que pueden haber perdido los sentimientos y la moral, pero no la inteligencia. La clase dirigente israelí es de muy alto nivel, bastante más culta y preparada que la del promedio occidental.

Y, si es así, ¿para qué desatar una operación militar que no va a acabar con el terrorismo de los fanáticos de Hamas y que, en cambio, va a servir para desprestigiar a un Estado que con acciones punitivas como ésta ha perdido ya esa superioridad moral que tuvo sobre sus enemigos en el pasado, por ejemplo, cuando Yitzhak Rabin firmó los Acuerdos de Oslo de 1993?

Creo que la respuesta es la siguiente: desde el fracaso de las negociaciones de Camp David y de Taba del año 2000-2001, en las que el gobierno israelí, presidido por Ehud Barak, estuvo dispuesto a hacer unas importantes concesiones que Arafat cometió la insensatez de rechazar, la sociedad israelí, profundamente decepcionada, ha vivido un proceso de derechización radical y, en su gran mayoría, llegado a la conclusión de que no hay acuerdo razonable posible con los palestinos.

Y que, por lo tanto, sólo una política de fuerza, de represión y castigo sistemáticos los doblegará, haciéndoles aceptar, al final, una paz impuesta según las condiciones de Israel. Esto explica la popularidad que tuvo Ariel Sharon y el crecimiento del apoyo al movimiento de los colonos, que siguen instalando asentamientos por doquier en Cisjordania, y a la construcción del muro que aísla, cuartea y reduce como una piel de zapa a la Cisjordania palestina.

Y esto explica, también que, desde que empezaron a llover las bombas sobre Gaza, haya subido como flecha la popularidad de los laboristas de Ehud Barak, el actual ministro de Defensa, y de la líder de Kadima, la canciller Tzipi Livni, quienes, gracias a la operación militar contra Gaza, han recortado la ventaja que les llevaba, de cara a las próximas elecciones, el conservador Benjamin Netanyahu. No hay que olvidar que, según las encuestas, más de dos tercios de los israelíes aprueban la acción militar contra Gaza.

"Nuestros corazones se han endurecido y nuestros ojos se han nublado", dice el periodista israelí Gideon Levy, en un artículo aparecido en el diario Haaretz el 4 de enero pasado, comentando la incursión del Tsahal en Gaza. Como todo lo que escribe, su texto transpira decencia, lucidez y coraje. Es un lamento por esa progresiva desaparición de la moral en la vida política de su país, aquel fenómeno que, según Albert Camus, precede siempre los cataclismos históricos, y una crítica a esos intelectuales progresistas, como Amos Oz y David Grossman, que, antes, solían protestar con energía contra hechos como el bombardeo de Gaza y ahora, tímidamente, reflejando la involución generalizada de la vida política israelí, sólo se animan a reclamar la paz. Gracias por demostrarnos que todavía quedan justos en Israel, amigo Gideon Levy.

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  • 6
    Rafael Gallardo
    06/08/14
    00:45
    Es la reflexión más sensata, sabia y detallada que he leído acerca del desastroso tema de Gaza. BRAVO, MAESTRO VARGAS LLOSA!!
    Responder
  • 5
    Eduardo Ortiz
    04/08/14
    20:17
    Este lo que es , es un bufón. No se acuerda que los palestinos son dueños de ese territorio, que si existiera justicia todos los dirigentes israelíes serían buscados como criminales de guerra, que Hamas es la consecuencia defensiva de un pueblo sometido a décadas de genocidio. Que se nacionalice gringo, que nomás allá lo quieren y que deje de estar escribeidno artículos infames.
    Responder
  • 4
    verdad1
    04/08/14
    14:25
    para mi ya no es un peruano para mi es un español
    Responder
  • 3
    deencomiosyotros
    03/08/14
    10:47
    Supina Indiferencia? llevamos semanas consumiendoles a los medios (que entre otras cosas cabe decir los grandes medios, los que les venden las noticias a los pequeños medios: New York times y los demás son los asesinos, son los colonizadores, son amigfos de los asesinos y son accionistas en esta guerra), consumiendo la noticia del cubrimiento de Gaza, hoy Vargas Llosa hace su columna, la publica por un medio y su saldo moral esta curado, el no es un supino pero ¿acas a los palestinos les importa su columna? ¿que hace esta columna? ¿frena las muertes acaso?... informa claro está, debe hacerlo, vivimos en la sociedad de la información, solo basta con informarse ¿la deuda moral de los intelectuales como siempre queda saldada con decirlo y es facil decir que quienes no pueden ni saben decirlo son la masa, la gente, el resto, los engañados, los que no saben "la verdad" y otras tantras formas discriminatorias de valorarlos... LA GENTE NO ES SUPINA NI ESTA ENGAÑADA SEÑOR LLOSA, es solo que la gente, al igual que usted no `puede hacer nada efectivo, nada que realmente sea significativo, nada que valga la pena más alla de saberlo y tal vez de decirlo, igual en los restaurantes al medio día mientras comemos se habla de la noticia, en las noticias ¿y eso pa que?, para decir que es muy duro, que unos y otros son asesinos, que los niños, que las masacres... ¿eso pa que?, eso no soluciona nada, nadie puede hacer nada, ¿quien se va a enfrentar a los poderes?, a las empresas, a los ejercitos privados de mercenarios,¿ quien?, solo podemos informarnos y que sacamos con eso? solo saber, proque dicen que saber es poder, saber de Gaza es poder... si poder para hablarlo, para parecer intelectual, para hablar y jugar un papel de mierda, a Vargas Llosa le pagan su columna para que escriba, porque muchos consumen a un odioso que ahora se mete con los que no peuden, ni quieren, ni les interesa defenderse, ¿defenderse de quien? de un viejo intelectual que paga su deuda moral con Gaza diciendolo... y que juzga como supinos a quienes no lo dicen... mientras tanto sigue la logica sistematica del mundo, seguimos cosumiendo esta basura de medios... seguimos atrapados y haciendo ricos a los asesinos, los dueños de Google, de Facebook, De lo noticieros etc... y las muertes se siguen consumando, nadie va a hacer algo que realmente sea en favor del fin de esa guerra, van a seguir muriendo, los asesinos nos van a seguir vendiendo, y nosotros comprando, las fotos y los videos de las masacres... nadie va a hacer nada, y las mayorias no pueden hacer nada, no tiene con que...
    Responder
  • 2
    Juan Carlos
    02/08/14
    18:19
    Fascista, neoliberal y servicial al mindo consumista puede que si, pero no es español, es peruano.
    Responder
  • 1
    verdad1
    28/07/14
    16:24
    este español es un fascista y oportunista con su mentalidad neoliberal y servicial al mundo consumista nunca dejara de apoyar a Israel así que no se haga
    Responder
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