Sin plan B y un cuestionado plan A, el Gobierno busca mayor solidez fiscal
A pocos minutos de que se reúna la mesa nacional de crisis en la Casa Rosada para evaluar los alcances del colapso mundial en la Argentina, el Gobierno ya tienen pensado políticas de ajuste: moderará los aumentos salariales, aumentará las tarifas residenciales de servicios para disminuir el gasto en subsidios y buscará que el canje de los holdouts y la cancelación de la deuda con el Club de París, tome más tiempo para no desprenderse tan fácilmente de las reservas del Banco Central.

No hay plan B ni un comité secreto, como se especuló, explicó el diario La Nación, pero la crisis internacional obligará al Gobierno a dar mayores señales de ajuste del gasto, reduciendo la expectativa de subas salariales y cerrando las necesidades financieras de 2009 con un canje para los bonistas minoristas que siguen en default a través de una oferta diferente de la anunciada previamente.

El matutino afirmó que calificadas fuentes oficiales reconocieron que "el plano fiscal cuenta cada vez más" para tratar de disminuir el impacto local del complicado escenario mundial.

Por esta razón, se buscará seguir pisando el aumento del gasto de capital y las transferencias a las provincias, ante la abrumadora caída del precio de las materias primas

Luego de la baja del 40% registrada desde el pico alcanzado en julio, las autoridades económicas creen que los valores de las commodities pueden caer entre un 10 y un 15% más, lo que generará una merma importante en los ingresos tributarios.

En paralelo, se mantendrá el esquema de subas tarifarias residenciales para que no aumenten más los abundantes subsidios del Tesoro.

Estas señales de mayor ortodoxia fiscal no serán presentadas como tales, aunque el Gobierno se compromete a lograr un superávit primario cercano al 3,5% y a superar la meta del 3,27% establecida para el ejercicio 2009.

Estas variables forman parte del análisis que desarrollan el jefe de Gabinete, Sergio Massa; el ministro de Economía, Carlos Fernández, y el presidente del Banco Central, Martín Redrado, que tienen un mecanismo de consulta permanente. Las fuentes relativizaron las noticias acerca de la creación de un "comité de crisis", pero indicaron que a este grupo se sumarán los superintendentes de AFJP y de Seguros, Carlos Weitz y Miguel Baelo, respectivamente.

Allí se discute también la necesidad de "moderar" las señales de aumentos salariales, sobre todo en 2009. Este año, la pauta oficial (no escrita) era del 19,5%, aunque superaron el 30% en algunos casos; ahora hay funcionarios que pretenden que las cifras sean bastante más conservadoras el año próximo.

En el complicado frente financiero, la Argentina avanzará a fuego muy lento en las negociaciones para saldar la deuda con el Club de París, por la poca disposición a desprenderse de las reservas del BCRA con las que la Presidenta prometió pagar esa deuda y por la actual desaparición del crédito a nivel mundial.

En el terreno de la negociación con los bonistas que siguen en default, mientras los bancos Barclays, Citigroup y Deutsche Bank avanzan en la implementación del canje con los fondos de inversión de Estados Unidos, hay un banco europeo que busca sumar a los minoristas de Italia.

A diferencia de la propuesta para los inversores institucionales, para este segundo grupo no existiría la obligación de aportar fondos frescos (US$ 250 por cada US$ 1000), aunque no se le pagarían los intereses acumulados desde 2003 a través de un bono Discount 2033. Así, el Gobierno aspira a sumar a los US$ 3500 millones que seguirían en manos del sistema financiero italiano, para mostrar un porcentaje de aceptación mejor que los US$ 7500 millones prometidos como piso por los bancos organizadores.

Faltante

Con esta masa crítica sería más posible transitar sin tanta agitación los vencimientos de la deuda en 2009, aunque el secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, aclaró la semana pasada en el Congreso que restaría cubrir una brecha de US$ 2500 millones (en un acto de sinceridad que habría sido reprochado a nivel político).

Del lado cambiario, el Banco Central buscará que el sistema de flotación administrada acompañe la demanda minorista (ayer el billete cerró a $ 3,21), pero con un tope cercano a esa cifra para no generar más inflación, tal como indicó la propia Presidenta.

En términos monetarios, la contracción de la demanda ayuda a cumplir con el programa del BCRA, mientras se observa con el otro ojo la salud de los bancos. Al respecto, hay especial atención en las entidades más chicas que no tienen tanta espalda y en las filiales de bancos europeos.
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