"Quiero mucho a la vida. No creo que exista alguien a quien no le preocupe la muerte. Pero uno es consciente de responsabilidades y sabe que esas responsabilidades le pueden deparar la muerte". José Ignacio Rucci, 1972.
Nacido el 15 de marzo de 1924 en la ciudad santafesina de Alcorta, Rucci comenzó a formarse como sindicalista en 1946 y pronto se constituyó en el prototipo de la generación que desplazó a la antigua vanguardia gremial tras el golpe de septiembre de 1955, cuyo máximo exponente fue el metalúrgico Augusto Timoteo Vandor.
Rucci fue íntimo colaborador de "El Lobo" en los años posteriores al golpe que sufrió el peronismo en 1955 y que dio nacimiento a la fatídica Revolución Libertadora. Rucci pasó su infancia y adolescencia en Rosario y las necesidades familiares lo obligaron a abandonar los estudios secundarios en el tercer año y, a los 18, en 1942, viajó a Buenos Aires en un camión distribuidor de diarios y sin más equipaje que la ropa que llevaba puesta.
Trabajó como lavacopas en una confitería del barrio de Flores -donde sería asesinado quince años después- y deambuló dos años por diversos empleos. En 1944 ingresó como operario en una fábrica metalúrgica, participó activamente en la jornada del 17 de octubre de 1945, y un año después, inició su tarea sindical en un pequeño taller.
Desde muy joven mostró sus dotes de buen organizador y de carácter rígido. Rápidamente fue elegido delegado. La conformación de una comisión negociadora paritaria le permitió conocer a su futura esposa, también delegada obrera, Nélida Blanca Baglio, con quien tuvo dos hijos: Aníbal Enrique y Claudia Mónica.
Poco después resultó electo delegado general en la fábrica Catita, cuando se produjo la llamada Revolución Libertadora en 1955. Desde entonces se sumo como miembro destacado a la Resistencia Peronista, proceso a partir del cual se fue formando la nueva dirigencia sindical que desembocaría al calor de la proscripción, persecución, amenaza y asesinato contra los peronistas en la formación de "Las 62 Organizaciones".
Obligado por los acontecimientos, el titular de la CGT, Hugo Di Pietro, presentó su renuncia en noviembre de 1955. Desde entonces, una nueva generación de dirigentes apareció en escena: Vandor, Rucci, José Alonso, Agustín Tosco, Andrés Framini, Eleuterio Cardoso, Raimundo Ongaro, Armando Cabo y Rosendo García, entre muchos otros jóvenes.
Rucci fue detenido por aquella época en dos ocasiones. Primero fue encarcelado en un barco anclado en la Dársena Norte, donde también recalaron Vandor, Framini, Alonso y Eustaquio Tolosa y, poco después de ser liberado, soportó largos meses en Caseros.
Las 62 Organizaciones nacieron en junio de 1957 tras el fracasado intento del gobierno de facto de normalizar la CGT con la proscripción del peronismo. Ya se habían consumado los fusilamientos de civiles y militares en los basurales de José León Suárez y en la vieja y desaparecida penitenciaría de Las Heras.
En 1960 asumió la secretaría de Prensa de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), acompañando a Vandor, Paulino Niembro, Avelino Fernández y Lorenzo Miguel. Fue reelecto en el cargo y, en 1964, fue designado interventor en la seccional San Nicolás, donde luego fue secretario general.
Rucci regresó al plano nacional el 3 de julio de 1970, ungido como titular de la poderosa Confederación General del Trabajo. Desde allí vivió acontecimientos fundamentales antes del regreso definitivo de Perón y se transformó en uno de sus interlocutores más importantes.
Operativo Traviata
El líder sindical había pasado la noche anterior a su asesinato en un departamento de la avenida Avellaneda (casi Nazca) en el barrio de Flores. Rucci abandonó el lugar a las 12:10. Frente a la casa lo esperaba su Torino rojo y muy cerca, los tres vehículos de la custodia. El atentado comenzó exactamente cuando el gremialista cruzaba la vereda rumbo al Torino.
#FOTO2#
José Rucci fue alcanzado inmediatamente por buena parte de esa lluvia de balas, con una profunda herida en su cuello, además, por supuesto, de numerosos impactos en todo su cuerpo. También fueron impactados por las balas su chofer, Tito" Núñez, y Ramón Rocha, otro o de los custodios.
Versiones de la época sostienen que el ataque fue concretado por un comando integrado por nueve a once personas, que habrían utilizado armas largas.
Luego de su muerte, el propio Perón decreto 39 días de duelo nacional. A diferencia de la muerte de Eugenio Aramburu que dio nacimiento públicamente a la organización Montoneros, la organización guerrillera no se atribuyó en este caso la operación. Se habló de la CIA, del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), y de Montoneros, pero nadie emitió un comunicado.
#FOTO3#
Lo cierto es que se vivía el preludio de una de las épocas más oscuras del país, y que la muerte de Rucci significó un punto de inflexión, del cual ya no se podía volver.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.