Seguridad
Como no planificamos, el estallido será imparable
Por Jorge Luis Vidal
Táctica y Estrategia, Mando y Comando son todas palabras serias, necesaria e importantes, pero vacías para la administración de la provincia.

Ya hace 5 semanas el Conurbano era una bomba de carencias sociosanitarias que podía estallar y expandirse con gran fuerza, debido a la pandemia del Covid-19. Por esos tiempos, también, se sobreentendía que la temprana cuarentena serviría para preparar la infraestructura necesaria ante un virus que inevitablemente llegaría y pegaría duramente.

La situación inédita para el mundo ha generado en el ámbito específico de la seguridad, una serie de desafíos filosóficos y prácticos que, en muchos casos, no tienen respuestas claras. Tal como lo expresa Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, "La policía y otras fuerzas de seguridad están usando una fuerza excesiva y a veces mortal para hacer cumplir los bloqueos y los toques de queda".

La bomba de Gran Buenos Aires

En Ruanda y Nigeria, se han verificado asesinatos por parte de la policía por incumplimiento de la cuarentena. Las penas de prisión como castigo justamente violan el distanciamiento social que se debe llevar. En algunos países las Fuerzas Armadas sirvieron de apoyo a las tareas de control social, incluso en Ecuador tienen una provincia entera bajo su control.

La falta de ideas de mucha de la dirigencia de los países lleva a echar mano de respuestas represivas, deslindándose de la responsabilidad y planificación que requiere esta situación. Por más que esta pandemia sea una nueva experiencia, el mundo sabe de catástrofes y de cómo mitigar sus consecuencias.

Primero la tecnología y la planificación; último la reacción

Para lograr el adecuado uso de la fuerza en un contexto de emergencia sanitaria, debe separarse el accionar policial en el nivel preventivo y en el reactivo. Con el fin de prevenir contagios, los países han usado la tecnología y la exhaustiva delimitación de posibles casos: es el ejemplo de Corea del Sur, que roza la violación de la intimidad. Las fuerzas de seguridad pueden valerse de distintos elementos: la policía de Dubái usa cascos con sensores térmicos que escanean la temperatura de hasta 200 personas por minuto.

La Policía Municipal de Madrid utiliza drones con altavoz para informar a los ciudadanos cuando no se respeta el debido distanciamiento. Otros países usan drones de fumigación agrícola para desinfectar grandes espacios, e incluso la Policía española capacitó a las fuerzas de Latinoamérica en el uso de adaptadores para que los camiones hidrantes pudieran hacer la tarea de pulverización, que también pueden servir para prevenir el dengue.

La opción reactiva, el uso de la fuerza, debe ser el último recurso. Bloquear con vallas y patrulleros los accesos a los barrios vulnerables, como Villa Azul, no es una respuesta tras dos meses de preparación.

Es decir, no faltan elementos, hay ausencia de ideas. Incluso en Medellín, Colombia, con una realidad similar a la de nuestro país, la simple provisión de lectores de DNI facilitó la tarea policial de quienes controlan la circulación de personas. A fines de abril propuse utilizar el anillo digital que lee patentes de automóviles para compararlo con la base de datos de vehículos con permisos de circulación. Se presentó como decisión hace unos días, un mes más tarde.

La opción reactiva, el uso de la fuerza, debe ser el último recurso. Bloquear con vallas y patrulleros los accesos a los barrios vulnerables, como Villa Azul, no parece ser una respuesta que haya surgido de los dos meses de preparación que se tuvieron por la temprana cuarentena.

La bomba del GBA está por estallar y el manual para desactivarla no aparece

En días recientes se descubrió que la cantidad de camas en los hospitales bonaerenses estaba sobreestimada, quizá porque las intendencias reciben mayor coparticipación si declaran más de las que existen en realidad. ¿Cuánto es ese déficit con lo proyectado? ¿Desde cuándo se sabe?

Quienes nos dedicamos a la Seguridad Pública sabemos que la actuación debe ser rápida, producto de un análisis basado en información precisa, y contando con los recursos humanos y materiales para actuar de manera eficiente para minimizar las víctimas fatales. ¿Es así como se planteó el escenario que hoy se vive?

Según el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) concluido en 2018 existen en el país 4.416 barrios populares, ya se trate de villas o asentamientos. ¿Cuántas fuerzas policiales se necesitan para aislarlos a todos? Y si las autoridades no quieren discriminar... ¿Cuántos uniformados para aislar cada country, como propone el gobernador? ¿Cuidar guettos de pobres, pero también de ricos, es la tarea de una fuerza de seguridad hoy? ¿Y si así lo fuera, se testea con mayor frecuencia al personal de seguridad involucrado?

¡Qué panorama nos espera si, de los 90 mil policías de la provincia de Buenos Aires, un porcentaje muy alto vive en esas mismas zonas que se pretende aislar! El 35% de la policía bonaerense vive en las zonas de riesgo y de más bajos recursos del GBA y son parte de ese núcleo de concentración urbana muy pasible de contagio por cercanía. Y de los casi 30 mil uniformados de la policía de CABA, que casi en más de 60 % viven en GBA, ¿qué se sabe? Definitivamente los efectivos policiales no alcanzan para cubrir todas las funciones inherentes al día a día, a la contención social, al orden, al combate al delito, y además cubrir las falencias de previsión de este Estado provincial que como medida salvadora y manotazo de ahogado quiere cerrar una zona geográfica determinada. Encerremos enfermos y sanos, que nadie salga ni circule. Genial. Científicos se dicen.

El establecimiento de protocolos y planes de acción se realiza ante lluvias extremas, movimientos telúricos en regiones sísmicas, incendios, y muchas otras calamidades. Informar y concertar evita las respuestas de pánico de la población, ayuda a monitorear la situación al instante. Ya existe la herramienta que mapeó esos barrios, el Estado conoce la cantidad de población, principales accesos, características etarias. Suficiente información, y actualizada, para designar los roles a cubrir en la comunidad, las medidas a tomar por parte de las áreas gubernamentales involucradas, la generación de información que concientice a la población ante lo que puede suceder.

Argentina tiene expertos en catástrofes, e instituciones especializadas en su manejo, pero parece que este gobierno de científicos, no.

A más de dos meses de dictado el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio y ante los primeros casos de contagio en Villa Azul, en el límite entre Avellaneda y Quilmes, recién ahí la provincia de Buenos Aires creó el Comité de crisis. Y el Ministro de Seguridad como única acción se disfraza de minion amarillo para tomarse fotos que luego reparte su gente de prensa.

No falta información ni experiencia, ni siquiera tecnología: faltan ideas y capacidad de elaborar planes integrales. Luego de más de 70 minutos de partido de futbol, donde nuestro equipo provincial solo se puso a defender debajo del arco, Covid nos va ganando 1 a 0. Esperemos que cuando suene el silbato final, no estemos perdiendo por goleada.

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