Ya todos se prepararon para el comienzo del partido. Empresas ajustaron precios y dotación de personal anticipando pacto de precios y eventual doble indemnización o prohibición de despidos. Ahorristas se dolarizaron ante el retorno de la máquina de imprimir billetes para financiar al Tesoro. El campo vendió lo que no cosechó. Productores por anticipado vendieron más del 20% de lo que esperan recolectar en 2020. Todo sea para eludir el «retencionazo», la fuerte suba de las retenciones a las exportaciones que se espera como primera medida de Alberto Fernández. La soja iría a 35%. La recaudación de la AFIP creció 58% en noviembre por mayores ingresos por retenciones (antes de que aumenten). 

Los bancos desarmaron parte de las tenencias en las Letras de Liquidez del BCRA y el stock de las mismas ahora es de sólo $700.000 millones. Dejaron de ser una bomba. Las entidades financieras temen un «plan BONEX» o algo similar y por ello el desarme de las posiciones. Hay importadores que aceleran compras por temor a que en algún momento del 2020, si escasean dólares, se traben más las importaciones. Hay grandes contribuyentes que iniciaron o culminaron trámite de cambio de domicilio fiscal (Uruguay, Paraguay) o crearon un trust irrevocable.

Exclusivo: El impuestazo que prepara Alberto para enfrentar el déficit

Hay efectos importantes en estos preparativos del público y de las empresas para lo que se viene desde el 10 de diciembre. Como se adelantaron las exportaciones del agro en gran parte, ello significa menor liquidación de dólares a futuro. También menor recaudación a futuro por retenciones. Pan para antes del 10-D, hambre para después. Por el contrario, empresas anticiparon ahora aumentos de precios por lo que inflación en los primeros meses de la gestión Fernández no se desbordaría. Lo mismo con la destrucción del empleo. Y también con el dólar y la brecha. El que pudo, ya se dolarizó todo, hasta lo que no tenía.

Como se adelantaron las exportaciones del agro, ello significa menor liquidación de dólares a futuro. También menor recaudación por retenciones. Pan para antes del 10-D, hambre para después

El que aparentemente no luce muy preparado es el futuro equipo económico. Lo integre quien lo integre. La falta de contacto entre los funcionarios salientes y los entrantes hace que el gobierno electo conozca los temas muy por arriba. El manejo de la secretaría de Hacienda es clave en ese sentido. Alberto Fernández todavía no tiene trabajando un «Rodrigo Pena», el actual funcionario que maneja la caja del Tesoro. El presidente electo igual nombrará a alguien de su confianza en esa área, como hiciera Néstor Kirchner quien diariamente recibía un informe de la caja con la que contaba en Hacienda. Tener una idea ya de pagos e ingresos con las que se contará a partir del 10 de diciembre es clave. Pero sin la transición, todos son borradores o esbozos. Lo mismo de Hacienda sucede en Finanzas, Energía, Obra Pública, Banco Central. Los funcionarios entrantes deberán confiarse a la "línea" de cada secretaría o repartición para el arranque de gestión. Hubo contactos de economistas de Alberto Fernández con consultoras pidiendo datos o asesoramientos. Todo sea con tal de no hablar con funcionarios macristas.

Confirmado: Guzmán se suma al gabinete de Alberto y negociará la deuda

En las declaraciones de Alberto Fernández sobre el FMI se nota la letra de Martín Guzmán, el economista graduado en La Plata y en Brown University y que cuenta con el sello de Joseph Stiglitz, que es una suerte de ISO 9000 para el kirchnerismo. Guzmán está en el equipo de ese Premio Nobel en el "Initiative for Policy Dialogue" dentro de la Universidad de Columbia junto a José Antonio Ocampo. Dirige el Programa de Restructuración de Deuda. Cuando Alberto Fernández habló sobre la decisión de no solicitar más desembolsos al FMI, parecía repetir la opinión de Guzmán y hasta la del propio Stiglitz contra el organismo internacional. Un programa con el FMI previo a la oferta a bonistas ahora quedó claro que es imposible. Ideología ante todo. Algunos lo vieron como una jugada para posicionarse frente a los acreedores y lograr que acepten una oferta más dura. Difícil de creer. Se busca más repetir lo hecho desde 2003 hasta diciembre de 2005, cuando la relación del kirchnerismo con el FMI fue tensa hasta que se canceló totalmente la deuda con las reservas del BCRA. Pero ahora no hay reservas. Acá los vencimientos con el organismo dan margen de maniobra hasta 2022. 

Lo más probable entonces es que Alberto Fernández apunte a que el FMI vaya renovando parcialmente los vencimientos. Esto se logra con la firma de nuevos "stand-by" por montos levemente menores a los que vencen, de forma que gradualmente la Argentina vaya reduciendo su deuda. Si vencieran u$s 44.000 millones, por ejemplo lograr un "stand by" de 38.000 millones y pagar con reservas los u$s 6.000 millones restantes. Es sólo un ejemplo pero sirve para graficar cómo funcionaría nuevo esquema. Como se reduce deuda, el "stand by" no tendría condicionantes fuertes ni obligaría a concretar reformas. La barrera sería más baja.

Guzman ya estuvo contactando economistas para trabajar en su equipo. Pero dado lo sucedido con Diego Gorgal y con Guillermo Nielsen, ello nada significa en cuanto a asegurar cargos. Adrián Cosentino sigue trabajando silenciosamente. Miguel Pesce, Alejandro Vanoli, Carlos Heller, Eduardo Hecker, Sergio Chodos, están listos para cuando los llamen.

El que aparentemente no luce muy preparado es el futuro equipo económico. Lo integre quien lo integre. La falta de contacto entre los funcionarios salientes y los entrantes hace que el gobierno electo conozca los temas muy por arriba

Ahora la decisión de no contar con el FMI tiene sus implicancias. En la oferta que se haga a los bonistas, un resultado es si se tiene el apoyo del FMI y otro es si no se lo posee. Es una ISO 9000 para los bonistas. La capacidad de pago de la Argentina es difícil de estimar si no se sabe a ciencia cierta lo que pasará con la relación del país con el FMI. La "sustentabilidad de la deuda" es la frase de moda. Después de la restructuración, se debe estar seguro que no se caerá en una nueva restructuración. De hecho papeles que ahora se reestructuran, vienen de la restructuración del 2005. Deuda reperfilada por Macri se volverá a reperfilar. Quizás los bonistas acepten una oferta argentina, pero sólo para desprenderse rápidamente de los nuevos papeles que reciban. El reperfilamiento del reperfilamiento, del reperfilamiento y así hasta el infinito. Crece la sensación de que los próximos cuatro años serán similares a los del 2011-2015.

LPOMarcelo Arias

Volvió el informe semanal del "Oso", el ejecutivo de banca privada que se camufla tras ese seudónimo. Barre con datos clave de mercados locales y del exterior. A continuación, los puntos principales de su envío a clientes: 

1) Las empresas siguen emitiendo deuda aprovechando tasas bajas y abundante liquidez; esperemos que no se repita lo del 2018 cuando el S&P cerro el 3/12 en 2814 y arranco una corrección del 20%; varios fondos apuestan a que algo grande va a suceder entre Diciembre y Marzo; 

2) en cuanto a los mercados emergentes parece que Ecuador ha encontrado un piso y en principio por ahora se posterga un default para mas adelante; como siempre, por etapas y nunca de golpe pero las cosas lejos de mejorar parece que seguirán empeorando; hay que seguir de cerca la evolución del real en sus máximos hsitoricos cercanos a 4,30 y quizás preparándose para ser más competitivos en caso de llegar a acuerdos de libre comercio directo con Europa y China dejando de lado el Mercosur; 

3) en Chile las cosas parecen no aflojar y los números para el 2020 se complican; ya se habla de 200 mil cesanteados; costos de 5 mil millones de dólares y sumando ,el peso chileno arriba de 800; todo esto sin tener en cuenta los costos fiscales que implicara todas las reformas que prevén implementar; 

4) mientras tanto en nuestro país parece que estuviéramos de vacaciones y el 6 de Diciembre finalmente sabremos quiénes arrancan; disfrutemos el veranito".