Editorial
El medio ambiente, el mercado, y los humanos
Por Gonzalo Fiore Viani
El cuidado del medio ambiente debe tener una mirada desde la periferia. Los problemas de los jóvenes europeos como Greta Thunberg no son los mismos que tenemos los habitantes de los países menos desarrollados.

El cuidado del medio ambiente debe tener, al menos de este lado del planeta, una mirada desde la periferia. Si bien es cierto que los problemas que tienen los jóvenes europeos como Greta Thunberg no son los mismos que tenemos los habitantes de los países desarrollados, el cuidado de la "casa común" nos afecta a todos por igual. Son los países centrales, sin embargo, los que mayor contaminación producen y los que mayor responsabilidad deberían tener sobre sus consecuencias.

No se puede tener una mirada colonial al respecto y pretender que los gobiernos de los países latinoamericanos o africanos sean quienes tomen riendas en el asunto. Las economías de este lado del mundo, mayormente primarias, con porcentajes de pobreza estructural siderales y con millones de seres humanos empujados fuera de las ruedas del trabajo y el consumo hacen que las prioridades sean otras.

Juan Domingo Perón, en 1972, había escrito lo siguiente en su "Mensaje ambiental a los pueblos del mundo": "Hoy cuando aquellas pequeñas naciones han crecido en número y constituyen el gigantesco y multitudinario Tercer Mundo, un peligro mayor -que afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma supervivencia- nos obliga a plantear la cuestión en nuevos términos, que van más allá de lo estrictamente político, que superan las divisiones partidarias o ideológicas, y entran en la esfera de las relaciones de la humanidad con la naturaleza"..

El Papa Francisco se pregunta en Laudato Si algo que resuena en las demandas que Greta hizo al mundo durante su exposición en Naciones Unidas: "¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?". Sin embargo, el Sumo Pontífice profundiza luego en dicha encíclica: "no hay dos crisis separadas, la ambiental y la social, sino una misma crisis socioambiental y la solución pide abordar el problema de manera integral, incorporando a los excluidos... la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta y que todo está profundamente interconectado".

Es esta consciencia, la de que tanto la crisis medio ambiental como la crisis social que vive el planeta van de la mano, la que muchas veces falta en quienes defienden la "agenda verde" desde una mirada euro centrista y liberal. En esa misma línea, Francisco escribe luego que: "Hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres".

No se puede desdeñar el rol que desempeña en esto la cuarta revolución industrial y las nuevas tecnologías. Al mismo tiempo que modifican de una manera sustancial el escenario medio ambiental, también lo hacen con el social, destruyendo cientos de miles de puestos de trabajo. Creando otros, a su vez, que o son precarios, o sólo pueden ser ocupados por personal con una capacitación que no está al alcance de cualquier trabajador: "La íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida".

Es por ello que no se puede hablar sobre los problemas del medio ambiente sin antes comprender que son millones de seres humanos las víctimas de una cultura del descarte depredadora de los recursos naturales, pero también sociales.

Cuando Greta Thunberg, indignada, les reclama a los líderes mundiales que han robado su infancia y que sólo piensan en el dinero, vienen a la mente las siguientes palabras de Laudato Si: "Llama la atención la debilidad de la reacción política internacional; el sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas en vista de que la alianza entre la economía y la tecnología termina dejando afuera lo que no forme parte de sus intereses inmediatos".

La cuestión del cuidado del medio ambiente debe ser atendida de manera urgente ya que entre las potenciales víctimas nos encontramos todos los habitantes del planeta. Sin embargo, para hacerlo, no se debe perder el foco en el verdadero culpable: un sistema económico depredador, que necesita dejar millones de seres humanos afuera para cerrar sus números; destruyendo lo que queda de los recursos naturales a un ritmo vertiginoso para maximizar sus ganancias.

Donald Trump se burló en Twitter de Greta Thunberg atacando sus orígenes sociales: "Parece una joven muy feliz con un brillante futuro, que lindo verlo". El presidente estadounidense retiró a su país de los Acuerdos de Paris y está convencido que el cambio climático es "un invento de los chinos para que nuestras empresas pierdan competitividad". Es cierto que Thunberg pertenece a una porción privilegiada de la humanidad, blanca, centro europea y de clase media alta, con problemas muy diferentes a las juventudes latinoamericanas, asiáticas, africanas o incluso la estadounidense.

Es muy difícil explicarle a un joven trabajador desempleado en Detroit, por qué se le hace un bien a su ciudad eliminando las fábricas automotrices que dañan al ambiente. Sin embargo, se cae en una trampa cuando es obligación elegir entre trabajo o cuidado del medio ambiente. Por lo que es necesario avanzar hacia un sistema productivo nuevo, responsable y sustentable.

Para terminar con la degradación del medio ambiente, es necesario comenzar a revertir la degradación social, política, y económica que vive el mundo desde hace décadas. Especialmente desde el triunfo arrollador de la ideología de mercado. A todos nos cabe la responsabilidad, y tanto los dirigentes como las personas de a pie deberemos elegir entre la dictadura del mercado o los seres humanos. Ya que ambos, ha quedado demostrado, no son compatibles. 

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