Gran parte de la ciudadanía argentina le dio la confianza para conducir al país, y en pocos meses lo he visto ejecutando lo peor a mi entender de los rasgos más provocativos y violentos del kirchnerismo. Confrontar hacia adentro e inventar enemigos afuera para disgregar a la sociedad.

Tanto ha cuestionado a la oposición en estos días, que le escribo esta columna para preguntarle al profesor de derecho qué es lo que enseña en las aulas cuando está frente a los alumnos.

Les transmite un pensamiento único? Los reta cuando piensan distinto como hace con el periodismo? Los manda a estudiar cuando opinan diferente?

La oposición funciona como un contrapeso en democracia. Acompaña aquello que considera correcto, y denuncia, audita, interpela y propone cambios en aquellas cuestiones en las que piensa distinto. Es la piedra angular del control, la alternancia, el equilibrio y la competencia.

Nunca encontrará a Juntos por el Cambio apedreando el Congreso, ni incitando a las corridas cambiarias, ni viajando a organismos multilaterales para boicotear la ayuda financiera a nuestro país, como sí lo hizo su signo político a los más de 40 millones de argentinos cuando nosotros fuimos oficialismo.

Y ahora que lo pienso, suele descargar su ira contra la oposición, pero suele reconocer nuestra postura con el correr de horas o días. Fíjese: le marcamos una escandalosa compra de alimentos y a las horas echó a parte de su gabinete. Le señalamos oportunamente que era un disparate salir del Mercosur y terminó dándonos la razón. Le pedimos con firmeza que instrumentara los medios para impedir la liberación de presos a mansalva; nos denostó públicamente, pero terminó tomando como propia nuestra idea. Alertamos sobre el riesgo de que las fuerzas de seguridad realizaran cyberpatrullaje y frenó la medida.

Gobierna sin congreso desde que asumió, e incluso se ha manejado irresponsable y peligrosamente con decretos que afectan los ingresos de nuestros jubilados por debajo de la formula anterior. Y sin embargo, pretende que la oposición haga silencio.

No, Presidente. Nosotros acompañamos cada medida que ha tomado en materia sanitaria, incluso en el disenso, pero no nos vamos a callar cuando vemos que detrás de las medidas que adopta resquebraja el sistema republicano de nuestro país. Hacer patria no es obedecerlo a usted, hacer patria es cumplir con el rol que nuestra constitución establece.

Busca que Juntos por el Cambio entre en contradicciones que no tiene. Creo que esto habla más de usted-y de sus propias y muchas incongruencias- que de la oposición. Recuerde las barbaridades que decía de su compañera de fórmula cuando era oposición. Ni que hablar de la columna en la que en su carácter de profesor de derecho penal la acusa de ser la autora intelectual del encubrimiento del atentado a la AMIA. Recuerde lo que decía del gobernador Kicilloff cuando era ministro de economía.

Sistemáticamente tiene un desprecio visceral por la figura de la oposición que -aunque no le guste, aunque le incomode- es uno de los pilares de la estructura democrática y republicana de nuestro sistema de gobierno y de vida.

En vez de ocupar su tiempo en crispar a la sociedad contándole lo que piensa de la oposición, concentre sus energías en cómo ayudar a los argentinos a tener tranquilidad cumpliendo las medidas sanitarias en un momento donde ven cómo se les licúa su economía, y en el cual la desesperación los hace querer salir a las calles para tratar de llevar algo de comida a sus casas.

No todos tienen los privilegios de vivir de un estado que en cabeza suya no ha mostrado ni un atisbo de ajuste.

Tampoco muchos pueden acceder a los medios como para que los ande retando por postear expresiones en twitter. Aunque usted haya olvidado esas épocas todavía circulan por las redes posteos suyos que harían sonrojar incluso a los twitteros más enérgicos.

Dicen que el poder no cambia a la gente, la muestra tal cual es. Lamento decirle que usted está cada día más Fernandez de Kirchner.