Congreso
El consenso político: la clave para una sesión histórica
Por Mercedes Joury
No podemos permitir que sólo uno de los tres Poderes del Estado esté funcionando plenamente porque eso no es saludable para ninguna democracia.

Uno de los principios fundamentales de un sistema republicano es la división de poderes. Justamente su separación e independencia es lo que garantiza que existan límites al ejercicio de poder.

Para que una democracia sea real es necesario que los tres poderes funcionen de manera continua, sin interrupciones, aún en momentos de excepción como el que estamos viviendo por esta Pandemia del COVID-19. Si bien es cierto que la emergencia demanda la adopción de medidas urgentes y excepcionales, ella no puede ser excusa para alterar el equilibrio otorgado por nuestra Constitución Nacional.

Cada uno de los poderes tiene algo para aportar en esta crisis. En particular el Congreso de la Nación, que es el corazón de la democracia, donde están representadas todas las voces de los diferentes partidos políticos con representación popular.

La Cámara de Diputados de la Nación no sesiona desde el 27 de febrero. La última vez que los diputados nacionales estuvimos en el recinto fue el 1º de marzo para la Asamblea Legislativa de apertura del período ordinario de sesiones. Esto no podía seguir así. No podemos permitir que sólo uno de los tres Poderes del Estado esté funcionando plenamente porque eso no es saludable para ninguna democracia.

Esto no significa que los legisladores no estemos trabajando, de hecho desde que comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio, entre los diputados nacionales del bloque PRO presentamos más de 300 proyectos sobre diferentes aspectos relacionados con la pandemia, pero necesitamos sesionar.

Desde el Interbloque de Juntos por el Cambio manifestamos desde el comienzo la necesidad de hacerlo, garantizando el pleno funcionamiento del Congreso. Si bien siempre insistimos en hacerlo de manera presencial, porque entendíamos que adoptando las medidas sanitarias adecuadas podíamos hacerlo, también expresamos nuestra predisposición para sentarnos a evaluar alternativas de trabajo remoto. Así lo hicimos a través de diversas notas remitidas al presidente de la Cámara de Diputados desde principios del mes de abril.

Las últimas semanas trabajamos mucho para poder llegar a construir los acuerdos políticos y los consensos necesarios para empezar a sesionar. El primer avance significativo, clave para activar el proceso, fue la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria en la cual participaron las autoridades de la cámara y de los bloques que conforman Juntos por el Cambio, Álvaro González, Cristian Ritondo, Mario Negri y Maxi Ferraro, y del resto de los bloques políticos con el presidente de la Cámara, Sergio Massa.

Allí surgieron los acuerdos políticos que impulsaron la elaboración de un Protocolo de Funcionamiento Remoto a través de la Comisión de Modernización Parlamentaria. La redacción de ese protocolo estuvo a cargo de los miembros de la comisión y como se había establecido en labor parlamentaria, cumplió con todos los puntos del acuerdo y con todos los detalles necesarios para garantizar el funcionamiento de este tipo de sesiones, obteniendo el consenso absoluto de todos los bloques políticos.

Una vez aprobado en Modernización, se giró como recomendación a la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento, la encargada de dictaminar y donde tengo el honor de ser la vicepresidenta. En todo momento los diputados de Juntos por el Cambio que integramos esa comisión trabajamos codo a codo con nuestros colegas de la Comisión de Modernización, acercando propuestas y recomendaciones de funcionamiento para las sesiones remotas, que en gran medida fueron receptadas en el dictamen.

Pero a la vez trabajamos en la construcción de consensos hacia adentro de nuestro espacio, es importante tener en cuenta que somos 116 diputados nacionales, y teníamos muchas propuestas sobre la modificación del Reglamento y diferentes puntos de vista sobre como debería ser un Protocolo que habilite las sesiones virtuales. Hicimos reuniones remotas y nos reunimos de manera presencial, alrededor de 80 diputados viajaron a la Cámara desde diferentes puntos del país para escuchar las diferentes posturas y realizamos un gran trabajo de consenso hacia adentro de nuestro espacio político para llevar una propuesta unificada a la Comisión.

Finalmente, aprobamos en la Comisión por unanimidad el Protocolo de Funcionamiento Remoto de la Cámara, gracias al trabajo coordinado y al consenso político que logramos con los diferentes bloques, allanando el camino para que por primera vez en su historia la Cámara de Diputados pueda funcionar de manera remota.

Este Protocolo de funcionamiento habilita la realización de sesiones con una presencia mínima de autoridades de bloque y de diputados en el recinto, a diferencia de lo que ocurrirá en el Senado, y que estarán conectados a la misma plataforma telemática que el resto de los diputados.

Otro aspecto que para nosotros era fundamental era garantizar la transparencia del sistema. Cada diputado cuenta con una red telemática privada para poder participar, habrá una triple verificación de la identidad de los legisladores para la aprobación y sanción de las leyes, y se incorporaron mecanismos de contingencia para el supuesto de que surjan desperfectos técnicos que afecten el normal desarrollo de las sesiones.

Además, y en otro de los puntos que planteamos desde nuestro interbloque, habilita el funcionamiento de las comisiones de asesoramiento para que puedan trabajar de manera remota, y permite a los diputados presentar proyectos a través de la firma digital. Un enorme avance que va a permitir, a través de las 3 instancias (presentación de proyectos, trabajo en comisiones y sesiones), garantizar el pleno funcionamiento remoto de la Cámara durante la pandemia.

Tiene una vigencia de 30 días, prorrogables con acuerdo de los bloques en Comisión de Labor Parlamentaria mientras dure el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Era importante que quedara establecida esta temporalidad y que esta modalidad de trabajo tiene un carácter excepcional, consecuencia del aislamiento, para que una vez finalizado se retome al funcionamiento previsto en el reglamento.

Para que entre en vigor, el Protocolo debe ser aprobado por el pleno de la Cámara de Diputados. Por ello, será el primer punto del temario a tratarse en la próxima sesión y requerirá para su aprobación el voto de las tres cuartas partes de los votos emitidos, lo que implica, nuevamente, un enorme consenso político.

Hoy realizaremos un simulacro de prueba del sistema con la capacitación obligatoria en género en el marco del cumplimiento de la "Ley Micaela", algo que teníamos pendiente desde antes que se declare el aislamiento, como instancia previa a la sesión ordinaria que vamos a realizar de manera remota.

La próxima sesión será una sesión histórica. Por primera vez la Cámara de Diputados de la Nación sesionará de manera remota, permitiendo que todos los diputados puedan sesionar desde sus provincias gracias al consenso político de todos los bloques.

El Congreso no puede ser silenciado nunca, ni siquiera en contextos excepcionales como el actual. El Congreso tiene que hacer oír su voz, porque es la voz del pueblo al que representamos, que espera que cumplamos el mandato que la Constitución nos asigna, deliberando para la búsqueda de soluciones a los problemas de la gente.

La lucha contra esta terrible Pandemia la tenemos que ganar entre todos, con todos los poderes funcionando y realizando sus aportes para derrotar a este virus, que nos interpela, poniéndonos a prueba como sociedad y como clase politica.

Dimos el primer paso dejando de lado nuestras diferencias partidarias e ideológicas, logrando acuerdos fundamentales en la Cámara de Diputados para empezar a sesionar. No puede haber grietas en momentos como estos.

Las instituciones deben ser flexibles para adaptarse a sucesos extraordinarios como el que estamos viviendo. Ante una situación excepcional, debe responderse con un acuerdo excepcional, y eso es lo que hicimos, abrimos el camino hacia un acontecimiento histórico y único para las instituciones políticas argentinas.

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