Cocina
Un cocinero que busca abrir caminos
Por Dante Liporacce
Ser el cocinero de la Casa Rosada tiene tanta o más responsabilidad -hoy comen allí diariamente entre seiscientas y ochocientas personas- que dirigir un restaurant de alta cocina.

Desde que me solicitaron que me acercara a Casa Rosada para poder colaborar, no escribí nada al respecto y mis únicas referencias fueron fotográficas y en relación a lo que se iba a servir cada día.

Sin embargo cuando me pidieron colaboración, escuché algunas voces y muchas plumas que se preguntaban qué podía hacer un cocinero, al que se lo conoce por hacer cocina moderna, en la Casa de Gobierno. Bien, la respuesta es hago lo mismo. Hago también vanguardia, pero en otro sentido.

Porque vanguardia también significa confiar en una forma de trabajar resposable, confiar en un estilo, confiar en lo que traerá el futuro, tanto el mío como el de los que trabajan conmigo o el de aquellos que me contrataron.

No vine a desarrollar platos postmodernos en el día a día. Sólo tuve la suerte de que un grupo de personas confiara en mi capacidad y en mi experiencia para poder arreglar, ordenar y hacer digna la cocina de la casa más importante del país. Es tan solo un grano de arena que me tocó a mi en suerte poder aportar. Porque así como estaba el país, estaba también la cocina de la Cada de Gobierno: dejada, olvidada, deteriorada, sin control de plagas, con hornos carísimos olvidados, por decidia, en los sótanos y con falta de equipamiento en la cocina, con un personal desganado, una jefa de Estado que raramente comía lo que preparaban allí y que no se preocupaba por lo que comían las quinientas personas que pasaban por el comedor. El sólo hecho de limpiar los baños y la cocina implicó un cambio de paradigma.

Estoy tan orgulloso y feliz de ser el chef responsable del comedor de la Casa Rosada como lo estuve en el pasado con abrir Moreno o Tarquino. Es tanto o más dificil. Tiene tanta o más responsabilidad -hoy comen allí diariamente entre seiscientas y ochocientas personas- que dirigir un restaurant de alta cocina. Lo único que deseo realmetne es que cuando mi hijo crezca le pueda contar que su papá fue, no sólo uno de los primeros cocineros en trabajar con técnicas nuevas en Argentina, quien inventó una pizza que se comía con cuchara, o la secuencia de vaca, sino quien colaboró para que los empleados, los funcionarios y hasta el mismo Presidente de la Nación pudieran comer lo que se cocinaba en la Casa de Gobierno y no tuvieran que, como se hacía antes, pedir comida afuera.

Sigo siendo un cocinero que busca abrir caminos. Sigo siendo un cocinero que intenta hacer cosas nuevas. Si hoy soy el chef de Casa Rosada es porque tuve la suerte de que confiaran en mi y tomé ese desafío como todos los que he tenido en mi vida. Con pasión, con profesionalismo, con muchísimas horas de esfuerzo, horas que le quito muchas veces a mi familia. Porque eso es lo que soy y así es como entiendo la vida. En Casa Rosada y en todas partes.

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