Energía
El peligroso péndulo energético
Por Cristian Folgar
Sostener un precio para el petróleo local por arriba del internacional ni siquiera logró mantener el nivel de inversiones.

Argentina es un país acostumbrado a pendular peligrosamente en sus políticas públicas. La política hidrocarburífera pareciera no ser la excepción. Pasamos de precios de los hidrocarburos en boca de pozo insosteniblemente bajos a tener ahora un vector de precios mucho más alto que el observado en cualquier otro país productor de hidrocarburos.

Antes, los productores locales de hidrocarburos aparecían cobrando los precios más bajos en boca de pozo. Hoy están en el otro extremo, liderando el ranking teniendo en cuenta tanto el denominado barril criollo como los nuevos precios para el gas natural recientemente fijados por el gobierno.

El objetivo declarado de los nuevos precios es atraer nuevas inversiones al sector que permitan aumentar la producción, recuperar el autoabastecimiento y llegado el caso, volver a ser exportadores netos de energía. El problema es que esto no se está verificando.

El barril criollo va por su segundo año de vida y las inversiones no paran de bajar. El llamado "upstream petrolero" invirtió en 2015 menos que en el 2014 y hasta ahora para este año continúan las previsiones de bajas de inversiones. La provincia de Neuquén acaba de estimar que el nivel de actividad petrolera está en los niveles de 2012. Sostener un precio para el petróleo local por arriba del internacional y subsidiar a los exportadores de crudo ni siquiera logró, hasta el momento, mantener el nivel de inversiones.

Al fijar los nuevos precios del gas natural en boca de pozo, el gobierno afirmó que los nuevos niveles son necesarios para incrementar inversiones y recuperar el autoabastecimiento. Sin embargo, el propio gobierno presupuestó una baja del 25% en las inversiones de YPF para este año. El mismo gobierno que dice que con los nuevos valores se incrementarán las inversiones, luego programa una baja de las mismas en la empresa por él controlada. Sería una buena medida para el sector que YPF lidere el proceso inversor y que en lugar de bajar inversiones las incremente, ya sea que lo haga con fondos propios o asociada con terceros. ¿Qué señal le mandamos al mercado si el propio gobierno baja un 25% el nivel de inversiones de YPF?

Pero supongamos que YPF adapta su plan de inversiones y cumple el rol que de ella se espera luego de su expropiación. ¿Cómo queda la competitividad de nuestra economía con los nuevos niveles de precios de los hidrocarburos?

Argentina tiene un costo de capital muy alto, por lo tanto las empresas locales se financian a tasas más altas que la mayoría de nuestros competidores. La carga impositiva es de las más altas del mundo (aún sin considerar el impuesto inflacionario). Aún comparados con países con cargas impositivas equivalentes, los servicios que presta el Estado en todos sus niveles son muy deficientes. Ahora agregamos que el costo de la energía sería más alto que muchos de nuestros competidores.

Alto costo de financiamiento, impuestos muy altos, infraestructura cara o inexistente, bienes y servicios públicos deficientes y energía cara. ¿Cómo compite una empresa local en el mercado de bienes transables, donde habitualmente las empresas locales son "tomadoras" de precios?

Dejando de lado parte del complejo agroindustrial que con su competitividad compensa todos los extra costos antes mencionados, en el resto de las actividades sólo queda bajar la tasa de ganancia o los salarios reales. Si esperamos que vengan inversiones, ellas sólo lo harán si la expectativa de ganancias es atractiva. Con lo cual la única variable de ajuste a corto plazo, en el sector de los bienes transables fuera del complejo agroindustrial, es el salario real.

En la coyuntura actual sólo vendrán inversiones en sectores con una productividad excepcional (el agro), en sectores cuyos precios sean mayores que los internacionales (¿energía?) o en sectores donde el salario real sea lo suficientemente bajo para compensar los "extra costos" antes descriptos. En una primera instancia, lamentablemente, no debemos ilusionarnos con incrementos significativos en los salarios reales. Sólo luego de bajar sustancialmente el costo de financiamiento, el nivel impositivo, el costo de la infraestructura y la energía, podremos aspirar a que sustentablemente aumenten los salarios reales.

Por un lado el gobierno parece ser consciente de ello, por eso puso mucho énfasis en volver a los mercados financieros a la menor tasa posible, por eso son muy buenas las medidas recientemente anunciadas para bajar el costo financiero e impositivo de las Pymes, por eso son fundamentales las inversiones en infraestructura anunciadas. Pero por el otro lado fija costos energéticos muy altos que no se condicen con el nivel de inversiones hasta ahora proyectado. ¿Cómo supone el gobierno que a corto plazo aumentará la producción de hidrocarburos si YPF baja drásticamente sus inversiones?

En el escenario actual, ni YPF por su tamaño puede por sí misma dar vuelta la realidad del sector, ni el resto de los privados pueden compensar bajas de inversión de YPF. Todos deben incrementar sus inversiones y se deben incluso atraer nuevos jugadores.

Ojalá los precios altos de los hidrocarburos sean solo el costo transitorio a pagar para luego ir acomodándolos en niveles sustentables. De nada serviría que, en el mejor de los casos, a un sector le vaya bien quitándole competitividad al resto de la economía.

Esa película ya la vimos, y el final no es feliz. 

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