Editorial
El estrés de la presidencia y los dilemas del peronismo
Por Jorge Raventos
El reclamo médico que exhorta a la señora de Kirchner a eludir el estrés y administrar muy restrictivamente sus prestaciones está condenado a ser infringido, a menos que ella deje el cargo.
Varias horas después de la visita que la señora de Kirchner hizo a la Fundación Favaloro el viernes 8 por la noche, el vocero de la Presidencia ofreció una pieza informativa ambigua. Los médicos, decía el texto, decidieron “otorgar el alta neurológica y neuroquirúrgica” a la señora debido “a la favorable evolución posoperatoria”.

El relato era marcadamente elusivo acerca de las preocupaciones cardiológicas que el estado de la Presidente despertó en el equipo médico, aunque el tema parecía emerger a través de la interdicción (mínimo un mes) de los traslados aéreos y la noticia de que se evaluarán los efectos de su retorno a la actividad, que se recomienda gradual y excluyente de esfuerzos físicos y exposición al estrés. Más allá de que la observación médica será cotidiana, se prevé un nuevo examen amplio a principios de diciembre.

¿Se puede gobernar sin estrés?

La señora de Kirchner, en cualquier caso, hace rato que ha vuelto a ocuparse de cuestiones vitales del gobierno. El comportamiento de los dirigentes que ocuparon el escenario en el búnker electoral oficialista del Hotel NH el domingo 27 obedeció sin duda alguna a un úkase de Olivos; los sondeos y negociaciones que no osan aún decir su nombre con los llamados fondos buitres o las ofertas de un pago indemnizatorio a Repsol (la cifra ya ha ascendido a más de 5.000 millones de dólares; recuérdese que el gobierno, inmediatamente después de la confiscación, había comenzado reclamando un resarcimiento a la firma española) no tendrían andamiento alguno si no contaran con el visto bueno de la Señora. La señora actúa, por el momento, como una dama invisible que dosifica sus intervenciones. Pero el dispositivo de poder del kirchnerismo no puede soportar una presidencia ausente, porque el kirchnerismo es un partido del gobierno que requiere a cada paso, para cada acto o decisión, la autoridad del jefe.

El reclamo médico que exhorta a la señora de Kirchner a eludir el estrés y administrar muy restrictivamente sus prestaciones está condenado a ser infringido, a menos que ella deje el cargo. Hay quienes creen, sin embargo, que ella podría adoptar una pose de autoridad más lejana y dejar que el manejo cotidiano de las cosas quede en mano de un jefe de gabinete fuerte (naturalmente: se piensa en otro jefe de gabinete, no en el joven Juan Manuel Abal Medina). Pronto se podrá comprobar el camino que adopta la Presidente.

La realidad indica que ella afronta esta etapa en condiciones de creciente debilidad: su autoridad quedó erosionada por una votación fuertemente adversa, que cerró todas las puertas a la ilusión re-reeleccionista y, así, decretó la clausura del ciclo. El sistema hegemónico, de concentración de poder, encarnado por Néstor y Cristina Kirchner, se legitima de hecho si asegura gobernabilidad y se deslegitima vertiginosamente si no puede hacerlo. A la pérdida de sustentación política expuesta en los comicios y en la creciente centrifugación de la coalición oficialista, se suma el cada vez más notorio desbarajuste económico. Un desorden que tiene como motor al propio gobierno. Así, al menos, parecen entenderlo los mercados: el riesgo país viene cayendo a partir de la derrota del oficialismo en las primarias. El debilitamiento del sistema hegemónico mejora la perspectiva de Argentina. El problema más serio parece ser la desconfianza que el gobierno genera.

¿Dónde hay un dólar?

En 2011, después de obtener el 54 por ciento de los votos, la Presidente afrontó esa desconfianza (que se traducía en corrida hacia el dólar y fuga de capitales) con la brutal medicina del cepo y las restricciones. Hoy está claro que ese camino no es conducente. Hay cepo hace dos años y las reservas no dejan de caer (este año han caído 10.000 millones de dólares en diez meses). Sucede que la pérdida de reservas obedece a causas que el cepo no remedia: la crisis de la política energética demanda 40 millones de dólares diarios para importación de energía. La introducción de autopiezas, sin las cuales la industria automotriz se paraliza, requiere más de 8.000 millones de dólares por año. El turismo, que supo ser una fuente de divisas, ahora suma su propio déficit, impulsado por el atraso cambiario.

El gasto público, por su parte, empuja la emisión inflacionaria. Las reservas actuales (alrededor de 34.000 millones de dólares) son prácticamente las mismas que el país tenía a fines de la década del ’90 del siglo pasado. Pero en aquel momento el circulante no superaba los 17.000 millones de pesos y ahora llega a 350.000 millones.

Sólo la lectura de esos datos provoca estrés. Se espera que la Presidente, al regresar al ejercicio de su cargo haga algo al respecto. Su retorno, en ese contexto, genera expectativas.

En verdad, más allá de los cambios de personal que algunos aguardan, hay que admitir que, como se ha dicho, la Señora ya ha dado luz verde a cambios de rumbo. La decisión de pagar juicios perdidos en el CIADI, el tribunal de arbitraje del Banco Mundial, que hoy están en manos de fondos buitre representa todo un viraje, que se aleja del rígido relato de los últimos años, lo mismo que la negociación con Chevron o la búsqueda de un arreglo con el Club de Paris. La realidad y el fracaso de los caminos que venía intentando, fuerzan al gobierno a buscar financiamiento en el mercado. Se verá si al reintegrarse al cargo la Presidente le da más intensidad a esa marcha.

El Estado y las mafias

En cada uno de los terrenos en que hoy florecen expectativas hay signos de grave desorden o amenazas a la gobernabilidad.

Desorden: ¿cómo explicar la ausencia argentina en los ejercicios militares internacionales que se iniciaron en Brasil con participación de seis países sudamericanos (entre ellos Ecuador y Venezuela) más Estados Unidos y Canadá (el ejercicio militar aéreo más importante de América Latina? El ministerio de Defensa balbuceó una argumentación pueril: se atrasó en el trámite del pedido de autorización del Congreso por el esfuerzo destinado a garantizar que no hubiera embargos de aeronaves argentinas. Más bien hay que pensar en la desatención política y presupuestaria con que este gobierno manejó a las Fuerzas Armadas. La ausencia en esos ejercicios es un signo más de aislamiento.

En cuanto a las amenazas a la gobernabilidad, la Iglesia se encargó esta semana de subrayar enfáticamente una: la creciente presencia e influencia de las bandas de narcotraficantes, que han pasado a ejercer control de determinados territorios. En el curso del año, en Santa Fé se ha registrado un promedio de 20 muertes por mes vinculadas a la acción de las mafias de la droga y hasta fue baleada la casa del gobernador Antonio Bonfatti. La Iglesia volvió a alertar sobre este flagelo por el que “la Argentina está corriendo el riesgo de pasar a una situación de difícil retorno” y destacó “la complicidad y la corrupción de algunos dirigentes (…) la sospecha de que miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los grupos mafiosos”.

Un gobierno que llenó su discurso de retórica estatista está clausurando su ciclo sin reaccionar ante el hecho de que el crimen organizado esté conquistando cada vez mayores espacios e influencias en el territorio y llegue a manipular fragmentos del propio Estado en beneficio propio.

Los dilemas del peronismo

Los signos de erosión representan un reto para el conjunto de la política democrática, pero interpela particularmente al peronismo que ya delibera y procesa la búsqueda de nuevos liderazgos.

Esa búsqueda tiene distintas ópticas y abordajes. Para algunos, pasa en primera instancia por enderezar el aparato del Partido Justicialista, que el kirchnerismo se encargó de anestesiar e inmovilizar durante largos años. Hugo Moyano dijo hace algunos meses que el PJ era “una cáscara vacía” y, salvo en algunos territorios donde conserva cierta entidad y vitalidad, reflejaba una situación real. El PJ de la provincia de Buenos Aires está amenazado de perder su personería política por esa extensa parálisis y en estos días hay sectores que procuran empezar a solucionar el tema.

La reestructuración del PJ no equivale, sin embargo, a revitalizar al peronismo: esta es una tarea que requiere otra envergadura, otra apertura y otra participación.

Si desde la gobernación bonaerense y las jefaturas territoriales que se mueven en ese espacio se ha optado por empezar la tarea desde la re-erección del PJ, desde el campo del triunfador de la última elección, Sergio Massa, los caminos elegidos son diferentes. Massa por un lado trabaja por la reunificación del gremialismo peronista (un objetivo en el que ha conseguido avanzar bastante) y, simultáneamente, ensaya en lo político una convocatoria amplia, que va más allá del peronismo e incluye a radicales, vecinalistas y también a ex liberales o a simpatizantes del Pro. Si por una parte sus estratégicos vínculos con los gremios lo anclan en el peronismo, su otra búsqueda lo lleva más allá. En el seno del massismo hay sectores que preferirían la búsqueda de un camino nuevo e independiente antes que un reencuentro, en un nuevo plano, con la lógica del peronismo. “No los necesitamos para ganar. Ya lo probamos”, se entusiasman.

El debate, que seguramente tendrá efectos sobre el paisaje político y sobre los próximos comicios presidenciales, recién empieza. ¿El final del kirchnerismo dejará como herencia un peronismo dividido (para alegría de las fuerzas que lo desafían desde el centro y desde la izquierda extrema)? ¿O el peronismo encontrará la forma de revitalizarse encauzando sus diferencias internas en una unidad legitimada por el voto de sus seguidores?

En medio de este debate, hay quienes han evocado los consejos que Arturo Jauretche le acercaba a Arturo Frondizi en vísperas de las elecciones de 1958: “No pacte con Perón. Los votos peronistas llegarán a usted espontáneamente, sin deberle nada a nadie”. Más próximo a Frondizi, Rogelio Frigerio impulsó el pacto con Perón. Para él, que el voto peronista optara por Frondizi autónomamente era una posibilidad, pero el acuerdo con Perón era un factor indispensable para convertir la potencia en acto. Por otra parte, no se trataba sólo de ganar la elección, sino de gobernar. Para Frigerio el pacto era un reconocimiento del valor estratégico que el peronismo tenía para las transformaciones que él proyectaba y para la gobernabilidad. Mutatis mutandi, esos argumentos de mediados del siglo pasado juegan un papel en el fin del ciclo kirchnerista.
Publicar un comentario
Para enviar su comentario debe confirmar que ha leido y aceptado el reglamento de terminos y condiciones de LPO
Comentarios
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento de terminos y condiciones será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
Más de Jorge Raventos

2009: El año que viviremos en peligro

El avance de las fracturas en el oficialismo y la creciente sensación de poskirchnerismo no están desatados de la situación económica que arreciará el año que entra. Sin embargo, algunas sensaciones ya son realidad, sobre todo en el interior del país.

Aislamiento y centrifugación

En el panorama político se ve una extrema volatilidad y la crisis aún no tocó fondo. El gobierno nacional, aislado, se cierra aún más e intenta hacer equilibrio ante la amenaza brasilera. La postura devaluacionista y los problemas económicos en el corto plazo.

Aislamiento y grandes ilusiones

Durante los años en que ha sido comandada por la familia Kirchner, la Argentina se ha aislado del mundo. Dos noticias de esta semana -la presencia en Washington del matrimonio presidencial en pleno y la posibilidad de que Néstor Kirchner asuma en mayo la presidencia de Unasur, el bloque de naciones sudamericanas- podrían ser consideradas una refutación práctica de aquella idea. Se trataría, sin embargo, de una interpretación chueca, de una confusión.

Aislamiento y hegemonía K

Luego de la estatización venezolana de dos empresas del grupo Techint, la conexión del Gobierno con Chávez se ha convertido en una señal de alarma para el empresariado y una manifestación más de la tendencia del kirchnerismo al encierro internacional.

Alternativas y sobresaltos

En las elecciones universitarias el kirchnerismo resultó víctima del mismo mecanismo que registraron los comicios provinciales y la primaria del 14 de agosto; como en casi todos estos ámbitos, dominó el voto conservador (ganaron los que ya estaban). En la universidad esto se tradujo en la victoria de agrupaciones ligadas a la izquierda (siete facultades), el centroizquierda y el radicalismo. 

Animémonos y vayan

La "táctica genial" del plebiscito es un garabato, una caricatura: imponer candidatos que no ocuparán los cargos es hacerle pito catalán a los votantes. ¿Lo soportará pasivamente la ciuadanía?