Editorial
El misterio de los votantes de “último momento”
| Por Carlos De AngelisUno de los puntos más interesantes que dejaron las PASO fue el importante segmento que decidió su voto el día de la elección. Este sector suele ser invisible en las encuestas de opinión, pero se revela en los resultados de la investigación con modalidad a "boca de urna" realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. |
El relevamiento fue realizado el propio 11 de agosto en la puerta de colegios de las quince comunas de la ciudad de Buenos Aires y los veintitrés partidos del Gran Buenos Aires, donde se encuestaron a 1203 personas.
Si se observa cómo se definieron los votantes en términos de su momento de decisión, un poco más de la mitad lo hizo antes de la campaña. Estos electores tenían tomada la determinación, no importara lo que sucediera. A este tipo de votante, la literatura lo ha denominado como “tradicional” o “ideológico”, es decir responde a una convicción y no suele cambiar por asuntos de último momento.
Por otra parte, el veinte por ciento de los votantes, eligió su boleta preferida durante la campaña y un poco más del diez por ciento en la última semana de la misma. Toda la campaña electoral, las estrategias de los gurúes, publicistas, las recorridas de los políticos y los millones de pesos gastados se mueven para transformar a este treinta por ciento de navegantes sin candidato preferente en voto propio. Este es un votante flotante, que suele ir cambiando de elección en elección lo cual lo transforma en un segmento preciado.
Sin embargo, lejos de los efectos de la multitud de los mensajes emitidos por los candidatos, queda más del dieciocho por ciento restante que esperó hasta el día de la elección para decidir qué boleta colocar en la urna y sin que la campaña lo haya ayudado en la decisión, al menos no en forma directa.
Este sector emerge como una categoría relevante ya que se constituye en un grupo en condiciones de dar vuelta una elección, sobre si la misma fuera muy peleada y si votaran en forma diferente que el resto de la ciudadanía.
Al grupo sin decisión tomada durante el proceso electoral se lo suele denominar “indeciso”, pero cuando no termina de inclinarse por un candidato hasta el momento mismo de entrar al cuarto oscuro deja de ser indeciso para convertirse en un votante indeterminado y en gran medida inclasificable.
Acceder a los votantes de “último momento” parece ser la llave ganar una elección. Y surge la pregunta sobre por qué no pudieron decidirse antes. Lo que sucede es que dentro de este grupo, al setenta por ciento la política le importa poco o nada, y en una cifra similar, y en forma coherente, no se informa sobre asuntos políticos. En otras palabras, están “blindados” a la campaña, y como tal son fantasmas que participan y emiten su voto.
Si se plantea por edad, en particular entre los que tienen de 16 a 20 años, los electores de último momento llegan al veintisiete por ciento. Este segmento resulta una cifra considerable, e incluye en gran parte a quienes participaron en los comicios por primera vez. Esto obedece en buena medida a la poca información política con la que contaban.
Con respecto al voto propiamente dicho los votantes de “último momento” en la ciudad de Buenos Aires beneficiaron levemente a Elisa Carrió, pero en el Gran Buenos Aires casi el cuarenta y ciento por ciento se volcaron a Sergio Massa, los que sin dudas le dieron un importante impulso para el triunfo del Frente Renovador en la Provincia de Buenos Aires.