Editorial
El parlamentarismo de facto
Por Dante Augusto Palma
La oposición de derecha amplificada por editorialistas de Multimedios impulsa la idea de vacancia de poder, carencia de legitimidad y conductas por fuera de la Ley de parte de CFK. En este contexto, se dejan correr rumores de elecciones anticipadas y se soslaya la imposición de un Parlamentarismo de facto que lejos de ir por los carriles del derecho se intenta imponer por la fuerza.
La forma provocativa y, desde mi punto de vista, estratégicamente torpe con la que el Gobierno ha insistido en usar las reservas a través de DNU, no debe dejar de soslayo la peligrosa tentativa de instalar que el Gobierno de CFK “está por fuera de la Ley”.

Esta irresponsable estrategia opositora es vicaria de neorepublicanos virtuales que dicen haber hallado una constante en los presidentes “progresistas” de la región: alcanzan el poder democráticamente y luego, permítaseme el neologismo, se “autoritarizan”.

Ante esta situación, la receta de combate varía en cada país pero en el nuestro ha tomado la forma de una violación flagrante de los límites de cada uno de los poderes de la República.

Poco importa si fue el estilo de conducción K o la crispación de una oposición de derecha que se ve tocada en su orgullo, (lo cual incluye sus intereses y una importante dosis de material para psicoanalista), la que exacerbó la injerencia desmesurada del Poder legislativo y, por sobre todo, del Poder judicial en la política que intenta llevar adelante el Poder ejecutivo.

Lo cierto es que en la última semana asistimos a jueces que advierten sobre una presunta rebeldía de la Presidenta que podría devenir en juicio político y una importante dirigente opositora que en su escalada solipsista, temerariamente llegó a afirmar que el Gobierno de CFK se ha transformado en un “gobierno de facto” (SIC).

Si esto resulta amplificado por editorialistas de Multimedios y otros Salieris filocastrenses que, según la coyuntura, indican que los K tienen un poder omnipresente y autoritario y renglón seguido hablan de la dispersión de la tropa, la anarquía y el poder vacante a ser rellenado, el resultado es, sin duda, peligroso para la democracia.

La irrupción parlamentarista

En este contexto, uno de los relatos que se está imponiendo, apoyado por algunos jueces, es aquel que indica que el único poder republicano en el que el pueblo se ve representado es el legislativo.

Acompañado con la insólita aseveración de que CFK fue “puesta” por su marido, lo cual ignora el resultado de las urnas, el Poder ejecutivo parece haberse transformado en el segundo poder de la república que, junto al judicial, es indiferente a la confirmación popular.

En esta línea, nuestro régimen presidencialista se transforma en un parlamentarismo de facto, algo que comenzó a suceder una vez que asumieron los electos el 28 de junio. Antes de ese episodio, el parlamento no representaba al pueblo, era una escribanía del ejecutivo. Ahora sí y por eso es el que tiene legitimidad para gobernar.

De más está decir que este parlamentarismo de facto está gozando de una primavera efímera pues deberá ceder, tanto como deberá hacerlo el ejecutivo nacional, para poder lograr salir de un empate que, a la larga, desprestigia a la clase política y por lo tanto, deja el campo abierto a la imposición, también de hecho, de los otros poderes de las repúblicas del siglo XXI: los jueces y las corporaciones.

Asimismo, la unidad de la oposición frente a un “otro”, comenzará a resquebrajarse en la medida en que acercándonos a las elecciones, su heterogénea composición deba empezar a diferenciarse y señalar con el dedo a su compañero en la mesa y en la foto.

Para otro momento quedará el interesante debate acerca de la forma parlamentarista o presidencialista y cuál es la más adecuada para nuestro país.

En la literatura académica el debate lleva décadas y quienes obnubilados por la tradición europea ensalzaron las virtudes de los sistemas parlamentarios han debido reformular y ceder ante quienes dieron buenos fundamentos a favor del presidencialismo.

Asimismo que sean mayoritariamente sectores de derecha los que hoy en día abogan a favor del parlamentarismo (de facto) no debe impedir observar que académicos e intelectuales progresistas como Raúl Zaffaroni sean los impulsores de una reforma constitucional (es decir, de “iure”) que acabe con el presidencialismo.

Sin embargo esta es la sutil diferencia: mientras para los adalides y hermeneutas de las formas republicanas, paradójicamente, el parlamentarismo es coyuntural y “de hecho”, para Zaffaroni y quienes abogan por este cambio de buena fe e independiente de las alianzas y las mayorías de turno, cualquier cambio será si y sólo si olvidamos las imposiciones de facto y los hacemos “de iure”, esto es, siguiendo todos los pasos de la Ley.
Publicar un comentario
Para enviar su comentario debe confirmar que ha leido y aceptado el reglamento de terminos y condiciones de LPO
Comentarios
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento de terminos y condiciones será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
  • 13
    Jaime
    26/03/10
    02:15
    Me pregunto porque no publican articulos de columnistas que valgan la pena y no los de este gil.
    Responder
  • 12
    Pablo
    23/03/10
    04:58
    En cuanto a lo Parlamentarismo de facto, me parece que te colgaste de un oportunismo, como ahora esta de moda decir a todo “…de facto…” Ej : Nestor Kirchner presidente de facto, etc. Buscaste el impacto mediático con el nombre y desde ese punto de vista no esta tan mal.

    Aunque desde el punto de vista de análisis político SI, esta pésimo. La situación que se esta dando ahora es la de gobierno divido, el Poder Ejecutivo no tiene mayoría parlamentaria y dependerá enteramente de la capacidad de negociación con lo oposición para la aprobación e las leyes. Si lo logra podrá gobernar , sino se le hará muy difícil.

    Pero esta dentro de las reglas de juego de la forma de gobierno presidencialista, el presidente tiene un mandato fijo y lo debe cumplir aunque tenga el parlamento en contra. En EEUU esta situación es muy común y se dio en los últimos 40 años, lo argentinos tenemos que aprender a aceptarla, el debate no es malo ni se viene el mundo abajo.

    Esto no se soluciona cambiando a una forma de Gobierno parlamentaria , nuestro sistema de partidos no lo hace posible y nuestra historia tampoco.
    Responder
  • 11
    Pablo
    23/03/10
    04:39
    Filósofos a Filo no hay otra… me sumo al comentario de Mariano pero además te voy a citar alguna bibliografía para que en el futuro no escribas mas líneas que producen escalofríos

    Lee por favor

    _ “El Federalista“ de Madison . Ahí vas entender como se pensó el federalismo para EEUU.

    _“Bases“ de Alberdi . Ahí vas entender como se pensó el federalismo para la Argentina.

    También te recomiendo que leas a Giovanni Sartori, ahí vas entender porque no se puede aplicar un Parlamentarismo en la Argentina y que como todas las formas de gobierno son producto de un devenir histórico de un país, no se sacan de la galera alegremente.
    Lo que pones de Safaroni en la nota, si conocieras algo del tema no vale la pena ni reproducirlo, es prácticamente una burrada en C. Política. Ese es otro que se tendría que dedicar a lo que es, un jurista.

    Tu caso como el de Safaroni y otros tantos, es el gran problema de C Politica que todo el mundo sin saber cree que puede opinar. Esto no es fútbol Sr.

    Saludos Pablo.
    Responder
  • 10
    Mario
    19/03/10
    15:22
    Excelentes los comentarios del forista Mariano ya que desnudan las falacias del artículo. No sé si el articulista los comprenderá porque es evidentemente que no domina los conceptos básicos de derecho constitucional, menos aún la historia ni la ciencia política. Reducir el debate a un enfrentamiento entre gobierno-progresista-de-izquierda y oposición-salvaje-de-derecha no resiste el menos análisis. Las políticas kirchneristas son esencialmente conservadoras. Acaso se achicó la becha entre pobres y ricos? Se eliminó el clientelismo? Se combatió la corrupción? Se mejoró el nivel educativo? Se reforzaron los organismos de control gubernamental? Se acentúo el federalismo mediante una nueva ley de coparticipación o se sometió a las provincias a la constante humillación de mendigarle recursos al presidente de turno? Se eliminaron los impuestos regresivos? Se eliminó el IVA a la canasta básica? Se cumplió con el fallo Badaro? Son creíbles las estadísticas del Indec? Qué coherencia guarda el supuesto progresismo K con el veto a la ley de glaciares? Muchas preguntas para un articulista que parece horrorizarse por el resultado de las elecciones del 28 de junio pasado pero ningún reproche le merece que la presidente emplee la cadena nacional para comunicar que no acatará los fallos "de una jueza circunstancial" (¿ella no es también una presidente cirunstancial? o creerá que el cargo, además de ganancial, es vitalicio?) y pretender denostar a la magistrada ventilando aspectos -para nada ilícitos ni inmorales,por cierto- de su vida privada. Pero esto pasa cuando a la ignorancia se suma la miopía.
    Responder
  • 9
    Ariel
    19/03/10
    13:47
    Flaco... no tenes jeta. Te invito a que te tomes el Roca a La plata para entender que le pasa a la gente. alejate un poco de tu notebook y tus ideas de brainstorming politiquero y acercate a la realidad.
    Responder
  • 8
    Ángelo Baldasare
    17/03/10
    17:34
    Es un artículo de terror. No pegás una. Muy mal análisis político. Hiper-reduccionista. Sacate la venda de los ojos... desastre.
    Responder
  • 7
    Jorge
    15/03/10
    23:26
    Mariano: forista de lujo.
    Responder
  • 6
    Mariano
    12/03/10
    19:38
    Por otra parte, cuando quisieron instaurar una Constitución en nuestro país, miraron a Norteamérica, y la “copiaron”. Pero lo hicieron mal. Allá se priorizó un sistema de pesos y contrapesos, para limitar los poderes. Acá, se le dio mayor importancia al Ejecutivo en desmedro del Legislativo y el Judicial. Venimos malparidos desde el ’53.
    Además, ese problema del que se hablar, que a Cristina la votó la gente y al Congreso también... es el clásico problema de la legitimidad dual propio de la forma de gobierno presidencial. Nuestra forma de gobierno es presidencial, nuestro régimen (que es otra cosa) es democrático. El ‘debate’ sobre cuál forma es más conveniente para nuestro país ya se realizó hace mucho en los claustros académicos. El parlamentarismo por más genial que sea, no va con nuestra cultura política. Sería bastante difícil de implementar en nuestro país. De hecho, hablar de ‘parlamentarismo de facto’ (¡algo que no existe!) es desconocer lo que es realmente un parlamentarismo e implica desconocer la basta literatura sobre el tema. Este país es una forma de gobierno presidencial con un presidente constitucionalmente muy fuerte, y con una legislatura reactiva.
    Esto pasa cuando ponen a escribir a gente que no está versada en ciencia política.
    Responder
  • 5
    Mariano
    12/03/10
    19:37
    ¿Cómo se puede poner en la derecha de la dimensión ideológica a la oposición? ¿Alguna vez escuchaste hablar a algún político sobre mayor o menor intervención estatal en diversos asuntos? No, en este país el clivaje político no es izquierda–derecha.
    Responder
  • 4
    Gabriel
    11/03/10
    19:53
    Seguis escribiendo aca? Despues del memorable articulo de Brasil. Flaco tenes quemada la cabeza, no tiene sentido ni refutar tus articulos.
    Responder
Más de Dante Augusto Palma

BCRA: el Vaticano Económico Argentino

Desde esta semana se decreta el nacimiento del Vaticano Económico Argentino, un poder soberano al interior del Estado argentino y al que se denominará BCRA. ¿Desde cuándo Redrado se erige en un Príncipe soberano? Los flashes y debates estériles nos impiden dar la discusión sobre el funcionamiento de la entidad monetaria.

Breve manual para criticar lo que se hace bien

Kirchner tiene razón: la oposición y "la gente" terminan apuntando contra las políticas sociales, el rol del Estado, la protesta social, la Ley de Medios y las nacionalizaciones, acaso los mayores logros del gobierno. Los principios del Manual.

El Alfonsín que queremos

La muerte del ex presidente ha logrado la veneración e idealización de todos los actores de la sociedad. Pero detrás se esconden una serie de mitos sobre su figura y, en especial, su accionar en la política concreta.

El anacronismo totalizante

Antes que sus dislates sobre la seguridad y la juventud, el error de Abel Posse radica en el sostenimiento de una ideología totalizante y lineal incapaz de reconocer la complejidad de una sociedad que ya no puede ser explicada por antinomias anacrónicas

El demonio y el fraude

La oposición recurre al discurso del fraude, estrategia peligrosa y que no tiene incidencia relevante, para deslegitimar la contienda electoral. A esto se le suman encuestadores como Giaccobe que, además de darle 6 puntos más que Kirchner a De Narváez, dice que la clave es la fiscalización. Paradójicamente el fin del kirchnerismo estará cuando se deje de demonizarlo.

El destino transversal

Contrariamente a la opinión mayoritaria, la clave de supervivencia del kirchnerismo no es un deslizamiento hacia la moderación sino la radicalización de una agenda de centroizquierda que reedite la transversalidad y permita un consenso acotado que incluya a los representantes del progresismo en las Cámaras.